Por: Lucero Ascarza / 13.11.2019

Cuando Anni Albers se inscribió en la escuela de arte de la Bauhaus en 1922, las mujeres se veían limitadas en las clases que podían llevar. Desde entonces, el número de mujeres artistas ha crecido tanto como su deseo por ser reconocidas. Ahora, iniciativas celebran y promueven el aporte femenino en el arte.

Basta visitar un museo para darse cuenta de que las mujeres están presentes en este espacio más como inspiración de obras de arte que como autoras de las mismas. Y si ese fenómeno sucede hoy, en pleno siglo XXI, ¿qué significaba ser mujer artista hace 100 años?

Anni Albers estudió en la Bauhaus, en su natal Alemania, contra la voluntad de sus padres. Pero incluso ahí, donde la igualdad de género parecía garantizada, la artista descubrió con descontento que las mujeres no podían llevar clases como carpintería o trabajar con materiales como vidrio y pintura.

Obligada a llevar el único curso permitido para mujeres, tejido, terminó por encontrar en la limitación un desafío y pronto sus trabajos escaparon de lo tradicional con el uso de materiales industriales que contrastaban con sus diseños de inspiración precolombina.

Similar experiencia tuvo Marianne Brandt, quien se inscribió en la Bauhaus en 1923. Su deseo por participar del Taller de Metales recibió pronto una negativa. Pero sus cualidades se hicieron tan evidentes que, luego de un año de lucha, se convirtió en la primera mujer en poder participar de esta clase y, tiempo después, asumió un puesto de dirección en la escuela.

Finalmente, las mujeres

'A big important art book (now with women)'. Ese es el provocador título del libro de Danielle Krysa, más conocida como The jealous curator, nombre de su sitio web. Como estudiante de historia del arte, aprendió pronto que los libros y los profesores solo enseñaban sobre hombres artistas, y ella, que soñaba con ver su obra expuesta algún día en esos libros, se dio cuenta de que tenía una misión.

¿Dónde están las mujeres? Ese fue el punto de partida de Krysa. Por siglos, las mujeres habían hecho arte, pero pocos casos habían sido documentados. Era momento de corregirlo. Así, emprendió la tarea de entrevistar a 45 mujeres artistas contemporáneas alrededor del mundo.

Sin embargo, el libro va más allá de ser una recolección de perfiles. Cada capítulo presenta un género o tema en el arte y plantea un proyecto para quien lo lee, para pasar luego a presentar a tres mujeres artistas vigentes hoy. La meta: inspirar a las próximas grandes artistas y darles una línea clara de pasos a seguir para alentar sus creaciones.

Hasta el momento, las reacciones a esta pieza han sido más que positivas. La autora ha sido incluso invitada al Museo de Arte Moderno de San Francisco a presentarse para hacer una firma de libros. Entre sus lectoras, podrían estar las próximas grandes artistas de su generación.

El capítulo peruano

La misma pregunta por el lugar de la mujer en la historia del arte se la hizo Wilhelmina Holladay, coleccionista estadounidense. En su afán por comprar esculturas y pinturas de mujeres artistas, llegó a una colección de más de 500 obras. Con ellas, nació el National Museum of Women in the Arts (NMWA), con sede en Washington, que ya lleva treinta años en actividad.

Y, por supuesto, lo bueno se replica. Así, la peruana Verónica de Ferrero recibió de Wilhelmina la misión que formar un comité dedicado a crear un capítulo peruano del museo. Junto a ocho mujeres de ciencias sociales y humanidades, la iniciativa salió adelante.

Ha pasado un año desde entonces y las metas que se planteó esta asociación ya han visto frutos. En junio, el capítulo peruano del National Museum of Women in the Arts eligió a cinco artistas mujeres que trabajan con metal para proponer su participación en la exposición ‘Heavy Metal–Women to Watch’, muestra que reúne obras de artistas seleccionadas en los países donde el NMWA tiene una edición.

La encargada de elegir a esas cinco artistas fue la curadora Sharon Lerner, pero finalmente fueron los curadores del NMWA quienes eligieron entre ellas a la artista Carolina Rieckhof como ganadora para representar a Perú en la muestra. Una oportunidad única para demostrar que, también en nuestro país, las mujeres tienen algo que ofrecer al mundo del arte. No como musas, sino como creadoras.

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