Por: Teo Pinzás / 13.11.2019

Pocas vidas tan intensas como la de Susy Dyson, la única modelo peruana que ha ocupado la portada de Vogue. Es la misma mujer que cambió el jet set internacional por el amor en Perú. Radicada en Máncora desde el 2013, es hoy su más ferviente defensora.

Susy Dyson Gibson es un personaje de película, no solo porque ocupa el lugar de honor como la máxima exponente nacional de una de las épocas de mayor glamur y estilo, ni porque su belleza fue reconocida por el verdadero jet set y la industria de la moda internacional. También por los rumbos que tomó y las aventuras que asumió como forma de vida.

Hija de Robert Dyson, acomodado caballero inglés dedicado a la industria textil, y Martha Gibson, hermana de Doris Gibson –fundadora de la revista Caretas– e hija del poeta Percy Gibson, Susy tuvo desde chica una posición económica privilegiada y una educación aristocrática. Tras cursar la primaria en el San Silvestre, se mudó a Inglaterra a los diez años para estudiar en un internado. Ahí comenzó a tejerse la historia más alucinante del modelaje peruano.

Con solo 16 años, Susy Dyson posó para la edición norteamericana de Vogue. Con ese primer trabajo –que a otras modelos les toma años conseguir, si es que lo logran-, el modelaje se convirtió en una realidad para la peruana, antes de ser siquiera un sueño. Poco después, llegaría la edición francesa de Vogue, el meteórico éxito y un notable círculo social.

En Europa, Susy se relacionaba con príncipes, nobles, escritores, músicos y pintores. Incluso tuvo un sonado romance en París con el conde Frédéric Chandon de Briailles, dueño de la marca de champagne Moët & Chandon. La peruana fue la musa de todos los grandes diseñadores pero Armani y Valentino eran sus favoritos, según confiesa. En 1977, Susy hizo una película para Fendi, Histoire d’Eau, considerada la primera película publicitaria de moda jamás realizada. Restaurado hace unos años, el filme fue presentado el 2013 en París para celebrar la exhibición 'The Glory of Water', dedicada al diseñador Karl Lagerfeld. Yves Saint Laurent, Jean Louis Scherrer, Christian Dior y Coco Chanel, fueron algunas otras grandes personalidades de la moda que supieron rendirse ante la belleza de la modelo peruana.

Fue más de una década la que Dyson vivió como parte de la élite social y cultural de Occidente. En ese momento de máximo esplendor Susy regresó a Lima, su ciudad natal, por vacaciones. Era el verano de 1979. No tenía ninguna intención de quedarse. Pero conoció a Óscar Malpartida, campeón nacional de tabla, en una fiesta en el club Waikiki. Esa noche bailaron, y a partir de entonces comenzaron a salir. Cuando se casaron, Susy tenía 28 años. Como fruto de esa unión entre la top model y el 'Chino' Malpartida, nacieron Kina, campeona mundial de box, y Álvaro, multicampeón de tabla hawaiana.

Susy se mudó a Piura en el 2013. Desde entonces pasa los días bajo el sol del norte peruano, despertando cada día frente al mar. Pero su vida no está hecha para el relax, sino para la acción. Para comienzos del 2017 ya era subprefecta de la localidad de Máncora. Ahora se dedica a rescatar la playa de las mafias de traficantes de terrenos, políticos corruptos, comerciantes informales, gente envidiosa y de la desidia generalizada. Pero ella es feliz y decidida. 'Yo quería vivir mi vida y no la de alguien más, y empecé a vivirla con todos los altibajos que implicaba', sentencia Susy Dyson. 'Era mi propio viaje, y siempre he sido muy consecuente con eso', finaliza. Viéndose, quizá, más bella que nunca.

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