Ser un emprendedor es mucho más que tener éxito y dinero; es hacer realidad los sueños, aprovechar las oportunidades y, por qué no, transformar el mundo. Mateo Millership usó toda la experiencia que le dio una vida llena de ideas, para crear algo único y valioso.
Vender flores que recogía en el campo con sus hermanos; crear una revista escolar con caricaturas y noticias; diseñar ropa en la universidad (y tener una marca propia: Duke). Esos son solo algunos ejemplos de las ideas que Mateo Millership ha hecho realidad. El emprendimiento siempre estuvo de su lado. 'Soy de una generación a la que nos han ‘vendido’ que podemos ser lo que queramos', nos dice. 'Sin embargo, generalmente en algún momento tenemos que escoger: sacrificar las oportunidades y los sueños para enfocarnos en una sola cosa'. Y eso es algo a lo que Mateo no ha querido rendirse.
Trabajó en MarioTestino (la agencia creativa del fotógrafo) y en MATE. Esa experiencia y la empatía que se consigue al vivir en distintos países (Perú, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos) fueron el combustible que alimentó el sueño máximo hecho realidad: Textilogía. 'Es mi vida actualmente. Una enorme oportunidad de cambiar el Perú y el mundo', nos cuenta sobre su marca que importa fibra y productos tejidos de alpaca y vicuña, que busca favorecer a las comunidades locales de los Andes y que cuida todo el proceso de producción, desde los pastos y el agua que consumen los animales hasta el producto final. 'Puedo ser científico cuando estoy experimentando con la fibra; abogado cuando escribo convenios con las comunidades; y explorador porque trabajo con elementos que tienen siglos de existencia', reflexiona Mateo sobre un proyecto que excede sus expectativas. Y es que los emprendimientos empiezan con un sueño, pero necesitan madurez y compromiso para concretarse.