Por: Rebeca Vaisman / fotos: Leslie Hosokawa y Alonso de Freyre

Es el sueño de toda familia joven. La artista plástica Giuliana D’Angelo y el fotógrafo Jacques Ferrand lo han encontrado en este departamento reformado lleno de luz, de plantas y de aquellas cosas que los inspiran.

Cuando Jacques Ferrand llegó a este edificio de los años cincuenta, encontró un departamento en mal estado; pero con una vista y una ubicación inmejorables. Se dio el trabajo de renovarlo por completo, lo dejó casi en cascarón: pulió los pisos, agregó molduras, y la cocina y el baño los rehízo totalmente. Era muy importante para el fotógrafo sentirse cómodo en su espacio. Y luego empezó a llenarlo: iba semanalmente a La Cachina de Surquillo, buscaba cosas viejas y las arreglaba, o compraba pósters y cuadros; sus ambientes estaban recargados por todo tipo de objetos que seguramente le divertían, pero que no necesariamente tenían un significado mayor. Entonces, conoció a la artista plástica Giuliana D’Angelo.

Hay personas que al encontrarse tienen sentido y decirlo no puede ser considerado cursi porque es, además de romántico, la cosa más pragmática del mundo: todo encaja y se hace más sólido. Una vez que Giuliana se mudó, el departamento adquirió mayor consistencia. 'Ella me enseñó a depurar y a que el espacio en el que vivimos debe tener solamente objetos que despierten un sentimiento en ti, que te alegren o que sean funcionales. Y lo demás chau', cuenta Jacques. 'Como el departamento no es tan grande lo ves todo, todo el tiempo', explica por su parte Giuliana. 'Las cosas que absorbes a través de tus sentidos le dan forma a tu vida. Y por lo menos a mí me sirve si lo que está a mi alrededor transmite belleza y paz, me ayuda un montón internamente'.

Días de luz

La puerta de la entrada se abre a la amplitud del área social y a la generosa luz que entra por la ventana que va de lado a lado. Hay dos salas: una completa, donde se acomodan para ver televisión o leer; y otra en la que se ha eliminado la mesa para darle espacio a Eva, su hija de año y medio, para que juegue y camine. Entre las paredes y los muebles hay mucho blanco, pero también hay abundancia gracias a la enorme cantidad de plantas, que son el principal adorno.

Ambos reconocen que Lima no es una ciudad que te invite a salir siempre, a ocupar la calle, 'entonces hemos tratado de armar un nido aquí: si pudiéramos quedarnos metidos, sin salir en una semana, estaríamos tranquilos', sonríe Jacques.

El departamento también funciona como un campo de ideas en lo que respecta a sus trabajos creativos. Por las noches suelen conversar bastante e intercambiar opiniones sobre sus proyectos, además coleccionan muchos libros y revistas que les sirven de referencia. Hasta hace poco tiempo Giuliana —que mantiene un taller de pintura en Miraflores— tenía una mesa de dibujo cerca de la computadora de Jacques para poder trabajar mientras él editaba sus fotos; era una manera de pasar más tiempo juntos.

Hoy la mesa ya no está porque desde que Eva nació, Giuliana ha preferido dejar momentáneamente la pintura para poder dedicarse a cuidarla. Es una decisión ciertamente, una sobre la que habla con suma convicción; las sonrisas que la encantadora Eva le regala desde la alfombra, mientras conversamos, apoyan con descuido e inocencia esta medida, y seguramente la refuerzan en esos momentos tan críticos de una labor —la crianza de un hijo— que es tremendamente absorbente. Pero también es la forma que tiene Giuliana de seguir su propia naturaleza: es lo que le dictan su cuerpo y su mente. Aunque aún acepta alguno que otro trabajo a pedido, toda su creatividad está volcada en su hija. 'Ahorita no tengo ningún apuro por volver al taller porque estoy viviendo mucho este momento tan maravilloso', explica. Su creatividad la incorpora en sus juegos con Eva y en la investigación: si antes leía o buscaba referencias para sus cuadros, hoy revisa textos sobre crianza, esa es la información que le interesa.

Existe una antigua discusión —podría llamársele casi un mito— sobre la maternidad como un obstáculo para la carrera de una artista mujer. Por supuesto que hay un tema físico innegable —que es momentáneo—, pero la reflexión se centra en la posibilidad de 'perder' la identidad creativa. La famosa artista visual y performer Marina Abramović se llevó varias críticas cuando aseguró que el motivo por el cual las mujeres eran menos exitosas que los hombres en la industria era la maternidad. Por supuesto, otros creadores han desmentido largamente este razonamiento: gente como la cineasta y fotógrafa Laurie Simmons, por ejemplo, que considera esta forma de pensar 'arcaica, primitiva, prehistórica', e incluso hasta 'trumpiana'.

Hace unos meses, Giuliana vio el video de un koala con su cría. Ella, cuya práctica se basa en la observación del reino animal, empezó a buscar otras imágenes por el estilo y eso dio pie a una nueva serie sobre la maternidad, que aún está incipiente. Durante años, su meticuloso trazo se ha dedicado a reproducir la vida animal que funciona por el instinto, aquello que los seres humanos hemos perdido. Y es quizá ese instinto que la llama ahora. 'Siempre me ha servido seguirme a mí misma', reflexiona la artista. 'Y no tanto a las personas que han estado a mi alrededor'.

Un refugio en la ciudad

Familia en movimiento

Jacques también tiene una oficina, pero ya casi no va; si no está fotografiando, procura estar en casa con Giuliana y Eva. El departamento es, verdaderamente, un refugio que no quieren dejar.

Excepto para viajar. Mucho del trabajo de ambos está ligado de alguna manera a la experiencia del viaje. Los últimos tres años han emprendido distintas rutas a lo largo de Inglaterra: la primera vez llegaron hasta la frontera con Escocia, donde interactuaron con los border collie, un perro de pastoreo originario de la zona. A su regreso al Perú buscaron la raza y encontraron a Satie, el perrito que llegó a vivir al departamento y que se sumó a sus cuatro gatos (hoy solo permanecen dos, Igor y Benito). Ya han hecho un viaje largo de doce horas con Eva, cuando ella tenía apenas 6 meses. Hoy planean la siguiente aventura, siempre con ella. 'Lo más bacán es poder estar juntos los tres todo el día, cosa que acá no siempre podemos hacer', explican Jacques y Giuliana. 'Esa es la parte que más nos gusta: estar solos y juntos'.

A pesar de que el departamento es alquilado, lo sienten muy suyo. 'Además, al final, ¿qué es de uno?', se pregunta Giuliana. 'Este depa lo hemos moldeado bastante y yo creo que podríamos quedarnos mucho rato más', acota Jacques. 'Quizás en algún momento podría quedarnos corto de espacio… aunque mira: somos tres personas, dos gatos y un perro, y vivimos perfecto'.

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