Con solo 24 años, Kali Uchis es más que una estrella en ascenso en el mercado internacional de la música. Su realidad, sin embargo, no siempre fue tan glamorosa.
A pesar de haber cosechado un éxito sorprendente a su corta edad, la vida no ha sido fácil para Kali Uchis. Como hija de migrantes colombianos que decidieron asentarse en Virginia, Estados Unidos, y trabajar en construcción cuando ella tenía solo 12 años, Karly Marina Loayza (A.K.A Kali Uchis) supo desde pequeña lo que es el trabajo duro. 'Enmasillaba paredes y ayudaba a mis padres en sus trabajos de reparación automotriz junto con mis hermanos', cuenta la artista.
Sin embargo, cuando aún era una adolescente –es decir, hace no demasiado tiempo–, sus constantes faltas a clases por dedicarse a hacer música, su presunta rebeldía y el hecho de llegar a casa de sus padres pasada la hora del toque de queda hicieron que estos la expulsaran de casa. La cantante cuenta que tuvo que dormir en la parte trasera de su auto durante meses, mientras sobrevivía trabajando en una tienda de abarrotes. Esta experiencia, sin duda, marcó la vida y la trayectoria de Kali Uchis, quien supo encontrar en la música una motivación en medio de tanta adversidad.
A los 18 años, debutó con Drunken Babble, un mixtape en el que ya asomaba su talento y estilo, y que originó que artistas como Snoop Dogg, Gorillaz y Tyler, The Creator la invitaran, posteriormente, a colaborar con ellos. 'Hice 17 canciones en una noche', dice Uchis sobre Drunken Babble. 'Realmente, no esperaba que nadie lo escuchara', agrega. Sin embargo, no fue hasta el lanzamiento del EP Por Vida, en 2015, que confirmó todo su potencial. El EP cuenta con la producción de, nada menos, que Tyler, The Creator, Diplo, Kaytranada y BadBadNotGood. Luego vino Isolation, su primer LP, en el que desplegó su maestría musical, mezclando funk, pop, soul y hasta reggaeton, haciendo gala de sus raíces latinas.
Con videos que superan los 30 millones de visualizaciones en Youtube y featurings con las estrellas del hip hop y el R&B de la actualidad –como Jorja Smith, Cuco y Tyler, The Creator– y otros consagrados, como Bootsy Collins, sold out en sus conciertos y millones de fanáticos, podemos afirmar que Kali Uchis es más que una estrella en ascenso. Su característica feminidad, el despliegue de su sensualidad, muy al estilo latino, y el spanglish en sus canciones han conquistado al mercado norteamericano, que la compara con gigantes como Billie Hollyday y Amy Winehouse. Pero, en realidad, lo que llama la atención de Kali Uchis es que no se parece a nadie más: es única y original.
