La famosa editora de la edición norteamericana de la revista 'Vogue' cumple 70 años. Aquí reunimos algunos detalles de su vida, desde los inicios de su trayectoria hasta los pasajes poco conocidos de su vida amorosa y el apodo que detesta.
Anna Wintour es conocida por su gran talento editorial e inconfundible estética. Sin embargo, si hoy su nombre es uno de los más respetados de la industria, se debe también a su fría personalidad sobre la que se han tejido innumerables mitos. En su septuagésimo cumpleaños descubrimos qué esconde Anna Wintour detrás de sus icónicos lentes oscuros y por qué se ha convertido en todo un referente en el mundo de la moda.
- Influencia. Su padre, Charles Wintour, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que trabajó como editor del diario 'London Evening Standard', forjó su carácter. Apodado 'Chilly Charlie' por su frialdad, heredaría este rasgo a su hija, quien años después seguiría sus pasos en el mismo rubro. Fue también él quien le consiguió su primer trabajo en una exclusiva boutique y quien la impulsó a tomar clases de moda, lecciones que pronto abandonaría pues aseguraba: 'O sabes de moda, o no'.
La emperatriz de la moda
- Trayectoria. En sus inicios trabajó en la publicación 'Harper’s And Queen', donde hizo contacto con famosos fotógrafos y periodistas, hasta que conoció a Jon Bradshaw y se mudó a Nueva York. Más tarde, ingresó a 'Harper’s Bazaar' y luego a 'Vogue' como directora creativa. Entonces se ganó a sus primeros enemigos, que no estaban de acuerdo con su radical forma de trabajar y su visión de la mujer moderna: 'Hay un nuevo tipo de mujer ahí afuera. Le interesan los negocios y el dinero. No tiene tiempo para ir de compras. Quiere saber qué y por qué, dónde y cómo', expresaba. Después de pasar por varias revistas de Condé Nast, finalmente cumplió su meta de ser editora de 'Vogue' en 1988, un puesto que no ha dejado desde aquel momento.
La emperatriz de la moda
- Estilo único. Su tradicional bob extremadamente pulido es su distintivo y nadie se ha atrevido a copiarlo. Lo tiene desde los 15 años y las variaciones han sido mínimas desde entonces. Igual de característicos son sus lentes modelo Wayfarer, que lleva a todos lados. Cabe precisar que son graduados, por lo que le sirven tanto para el sol como para cubrir su mirada en las pasarelas. A eso se debe que la vemos usándolos, incluso, en lugares cerrados. Además, Anna ha declarado en reiteradas ocasiones que le gusta que nadie conozca sus reacciones a lo que ve en los desfiles.
- Un día en su vida. Anna Wintour se levanta a las 6 de la mañana, dedica unos minutos al tenis y es peinada y maquillada por expertos. Luego, llega a las oficinas de 'Vogue', donde la reciben tres asistentes y se encarga de coordinar la parte visual de la revista. Sus allegados aseguran que se involucra poco en los textos, con excepción de la carta del editor. Por otro lado, es extremadamente puntual, sobre todo cuando se trata de asistir a las pasarelas, donde llega mucho antes de que comiencen para tomar algunos apuntes que después le sirvan para la revista.
La emperatriz de la moda
- Sus amores. El periodista Jon Bradshaw fue su primer gran amor y con quien se mudó a Nueva York, además de haber sido la persona que la contactó con el mundo editorial en la Gran Manzana. En 1983, empezó a salir con el psiquiatra londinense David Shaffer, con quien se casó al año siguiente. Pero las cosas no funcionaron y se divorciaron en 1999. Se dice que un affaire con el magnate Shelby Bryan ocasionó la ruptura. Lo cierto es que el empresario texano y la editora se casaron en 2004 y permanecen juntos hasta la fecha.
- Familia. Con David Shaffer tuvo dos hijos: Charles (34), llamado así en honor a su padre, y Katherine, mejor conocida como Bee (32). A ella frecuentemente se le ve con su madre en las pasarelas y diferentes galas benéficas.
- Inspiración fílmica. Pero Anna Wintour es tan severa como aparenta. Eso quedó demostrado en el best-seller escrito por su exasistente Lauren Weisberger, 'El diablo viste a la moda'. El libro más tarde fue llevado al cine en una increíble adaptación protagonizada por Anne Hathaway y Meryl Streep, quien tuvo la responsabilidad de interpretar a la exigente Miranda Priestley, el retrato de Anna. El éxito de la cinta fue tal que pronto podría tener su versión musical en Broadway.
- Vida de privilegios. Ser Anna Wintour significa también estar rodeada de lo más selecto. Se sabe que anualmente gana alrededor de dos millones de dólares. Además, donde quiera que se encuentre, tiene un Mercedes-Benz con chofer a su disposición. Si acude a la Semana de la Moda de París, la suite Coco Chanel en el Hotel Ritz es suya. Por si fuera poco, recibe 200 mil dólares al año específicamente para compras. Por todo esto, el diario 'The Guardian' ha llegado a llamarla 'la alcaldesa no oficial de Nueva York'.
- 'Nuclear Wintour'. Su personalidad radical ha motivado que sus colegas la llamen de esta manera, aunque a ella no le guste en absoluto. Incluso, le pidió al 'New York Times' que dejara de utilizar dicho apodo. 'Soy realmente muy competitiva. Me gustan las personas que representan lo mejor en lo que hacen, y si eso te convierte en una perfeccionista, entonces lo soy', declaró alguna vez. Quienes trabajan a su lado dan fe de ello y de algunas de sus exigencias: no se le debe de hablar a menos que sea estrictamente necesario, por ejemplo. También señalan que Anna nunca hace amigos, pues no comparte con nadie su lado emocional.
- Espíritu filantrópico. A pesar de todo lo que se habla sobre ella, lo cierto es que se ha involucrado en varias obras benéficas relacionadas con el Metropolitan Museum of Art en Nueva York. Además, preside la Fundación CFDA Vogue, que apoya a diseñadores emergentes, y ha conseguido importantes sumas de dinero para beneficencias que apoyan a personas con el virus del VIH.
