París volvió a latir con fuerza del 4 al 8 de septiembre con una nueva edición de Maison&Objet. En los pasillos del Parc des Expositions de Villepinte se respiraba ese aire eléctrico que solo despiertan los encuentros donde el diseño, la artesanía y la innovación se entrelazan. Este año, la dirección artística estuvo a cargo de Amélie Pichard, quien bautizó la experiencia como WELCOME HOME. No se trataba de una simple consigna, sino de una invitación a repensar lo doméstico como un refugio íntimo, flexible y hasta provocador. Entre stands y montajes se podían ver piezas que iban desde lo artesanal hasta lo digital, en un diálogo natural entre pasado y futuro.
La feria se desplegó en seis universos —del diseño y la decoración hasta la cocina, los accesorios o el bienestar—, convirtiendo cada recorrido en un descubrimiento sensorial. Entre aromas, texturas y luces, los visitantes se topaban con marcas consolidadas y con más de 600 nuevas propuestas que se presentaban por primera vez.
El Design District fue uno de los puntos más vibrantes. Allí, programas como Rising Talent Awards y Future On Stage pusieron el foco en los jóvenes creadores, con proyectos que hablan de sostenibilidad, materiales reciclados y nuevas formas de habitar. La palabra “biofilia” resonó con fuerza: integrar la naturaleza en los interiores ya no es tendencia pasajera, sino una necesidad palpable. Los tonos cálidos, como el Mocha Mousse de Pantone, dominaron la paleta, acompañados de formas orgánicas y un guiño surrealista que aportó dramatismo y fantasía. También hubo espacio para la tecnología: objetos conectados e instalaciones inmersivas que expanden la idea de confort. Maison&Objet 2025 dejó claro que el futuro del diseño no se construye con extremos, sino en ese punto medio donde lo artesanal y lo digital se encuentran para ofrecernos una nueva manera de imaginar nuestro hogar.
