El Atelier de Cami
Hay ideas que nacen pequeñas y, con el tiempo, se convierten en luces que iluminan el camino de otros. Eso pasó con El Atelier de Cami, un espacio que surgió del amor por la infancia y el deseo de volver a lo simple: naturaleza, libertad y conexión real.
Aquí no hay moldes ni respuestas correctas, solo curiosidad, colores en las manos y sonrisas que hablan por sí solas. Lo que empezó como un taller improvisado en un parque, hoy se ha convertido en una pequeña comunidad donde niños y familias descubren que el juego no es “solo jugar”, sino una poderosa forma de crecer y mirar el mundo con nuevos ojos.
1. ¿Cómo nació la idea de El Atelier de Cami y qué te inspiró a dar el primer paso?
Nació de una mezcla de dos amores: mi pasión por la infancia y mi necesidad personal de volver a lo simple, a la naturaleza, a la conexión real. Siempre sentí que los niños merecen espacios donde se respete su voz, su ritmo y su curiosidad. Un día me di cuenta de que no quería esperar a que alguien lo creara. Así que lo hice yo.
2. Cuéntanos sobre ese primer taller o actividad que organizaste por tu cuenta: ¿cómo fue y qué recuerdas con más cariño?
Fue en un parque, con materiales sencillos y muchas ganas. No había un gran montaje, pero sí una enorme intención: dejar que los niños se expresaran libres. Recuerdo sus caritas de sorpresa cuando se dieron cuenta de que podían pintar, ensuciarse, inventar… sin que nadie les dijera “así no se hace”. Esa libertad fue mágica.
3. ¿Hubo un momento clave en el que pensaste: “Esto está creciendo, es más grande de lo que imaginaba”?
Sí, cuando empecé a ver familias que regresaban una y otra vez, y que me escribían para saber cuándo sería la próxima actividad. Ahí entendí que esto no era solo un taller: era una comunidad que estaba naciendo.
4. ¿Qué emociones te despierta ver a los niños jugar, crear e imaginar en tus actividades?
Me llena el corazón. Es como ver el mundo en su versión más pura y auténtica. Me emociona pensar que, aunque sea por unas horas, les regalo un espacio donde son ellos mismos sin filtros.
5. Trabajar al aire libre tiene su magia… ¿Qué es lo que más valoras de ese entorno?
La naturaleza siempre pone su toque especial. Un árbol, el viento, un rayo de sol… todo se convierte en parte del juego. Además, creo que los niños necesitan esa conexión con el mundo real, sentir la tierra, correr sin paredes.
6. ¿Qué comentarios o anécdotas de las familias te han marcado más?
Muchos papás me han dicho: “Nunca había visto a mi hijo tan concentrado en algo” o “Se nota que aquí es feliz”. Son frases simples, pero para mí son el mayor reconocimiento.
7. En tu opinión, ¿Qué hace único y especial a El Atelier de Cami frente a otras propuestas?
Que no intento imponer una forma de hacer las cosas. Aquí no hay un molde, ni un resultado “correcto”. Hay respeto por la infancia, por sus tiempos y por su forma única de ver el mundo.
8. Si miras hacia adelante, ¿Cómo sueñas el futuro del Atelier?
Sueño con un espacio físico al aire libre, donde haya naturaleza, talleres, música, arte, y donde las familias sientan que están en casa. Un lugar que siga creciendo sin perder su esencia.
9. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere emprender desde el corazón y con propósito?
Que se atreva, aunque no tenga todo resuelto. El camino se va construyendo mientras caminas. Y que siempre recuerde por qué empezó, porque eso es lo que te mantiene firme cuando hay dudas.
10. Si tu historia se resumiera en una sola frase, ¿Cuál sería?
“Sembrar belleza y libertad en la infancia para cosechar un mundo mejor.”
11. ¿Qué rol han tenido tu hijo y tu vida personal en la construcción de este proyecto?
Mi hijo es mi mayor inspiración. Ser su mamá me enseñó que los niños no necesitan cosas perfectas, sino presencia, escucha y libertad. Él me recuerda todos los días por qué hago lo que hago.
12. ¿Qué mensaje te gustaría dejar a quienes aún creen que el juego es “solo jugar” y no una herramienta de vida?
El juego es el lenguaje más poderoso que tienen los niños para aprender, procesar, crear y conectar. Jugar es su manera de entender el mundo… y de transformarlo.