Fue “ángel” de Victoria’s Secret y conductora de Project Runway,
pero hace tiempo que Karlie Kloss recorre una pasarela muy diferente:
la de exitosa mujer de negocios y filántropa con buen ojo.
Karlie Kloss se hizo una top por modelar para Victoria’s Secret, y su amistad con Taylor Swift la llevó al pico de la celebridad. Eventualmente, esa amistad se rompió, la marca de lencería tuvo que cambiar su concepto de belleza por la presión del público, pero Karlie demostró que su éxito no dependía de nadie más que de ella misma. Sus últimas noticias no tienen que ver con grandes campañas de modelaje o sus looks en la alfombra roja: en el 2020, compró junto con su esposo, el empresario e inversor Joshua Kushner, la revista W; para el 2023, cerró el trato por los derechos de i-D, revista fundada en los ochenta por Terry y Tricia Jones, un símbolo de la moda y la contracultura londinense. Este 2024, Karlie dio la sorpresa con la adquisición de la icónica revista Life, que definió con su fotoperiodismo la manera en la que Estados Unidos veía al mundo. De repente, Karlie Kloss representa un nuevo modelo, pero del mundo empresarial y de las comunicaciones.
Vale la pena retroceder brevemente. Karlie Elizabeth Kloss (Chicago, 1992) empezó su carrera a los 14 años y desde entonces ha posado y desfilado para Calvin Klein, Christian Dior, Versace y más. Victoria’s Secret fue uno de los pasos más importantes de su carrera, sobre todo cuando compartió pasarela con Taylor Swift en el 2014. Sin embargo, quien prestara atención podía notar que sus intereses llegaban más allá del mundo de la moda.
En el 2015, comenzó uno de sus proyectos más significativos, Kode with Klossy, una iniciativa que, mediante campamentos de verano gratuitos, busca empoderar a jóvenes mujeres y personas de género fluido de 13 a 18 años, educándolas en programación; se estima que solo un 25% de puestos en ciencias están ocupados por mujeres. La entonces modelo llevó su compromiso más allá del slogan, aprendiendo programación ella misma y fundando el proyecto que continúa hasta hoy y que busca cerrar la brecha de género en la tecnología. Miles de jóvenes que pasaron por sus campamentos tienen hoy carreras en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).
Su matrimonio con Joshua Kushner, hermano de Jared, yerno y asesor de Donald Trump, despertó para ella cierta impopularidad, a la que se sumó su amistad con Scooter Braun, el manager caído de Justin Bieber, Demi Lovato, Ariana Grande y la propia Taylor Swift. Ante las críticas, Kloss reaccionó abriendo nuevas puertas de crecimiento empresarial.
Junto con su esposo, el empresario e inversor Joshua Kushner, ha comprado publicaciones como W, i-D y Life.
Kloss y Kushner, quien es conocido por su apuesta por empresas como Spotify y Slack, se proyectan como los líderes de un renacimiento editorial integrado a la tecnología y la sensibilidad actuales. Ella no se queda atrás como inversora “ángel” (es decir, que provee capital a una empresa emergente), ya que en la última década su portafolio incluye la marca de bebés Coterie, la herramienta digital de styling Wishi y el aplicativo de chat Geneva, entre otras inversiones. Revistas como Vogue la describen como “una magnate de los medios con un alma de Silicon Valley”. Lo cierto es que su apuesta marca un antes y un después. Y Karlie Kloss vive como caminó la pasarela: con fuerza arrolladora.