26.11.2023


Ya lo decía Hipócrates: “Todas las enfermedades empiezan en el intestino”.
Entonces ¿por qué el eje intestino-cerebro está 
en el centro de las discusiones
más recientes sobre bienestar mental y físico?



Las culturas y medicinas ancestrales ya conocían la importancia del sistema digestivo en el origen de las enfermedades. Sin embargo, como apunta el doctor Marco Carvajal, director médico y cofundador del Instituto de Medicina Funcional e Integral, recién a fines de la década de los sesenta es que se acuñó por primera vez el término “eje intestino-cerebro”. Y es recientemente, al integrarse a la discusión el rol del microbioma, que el concepto de que el cerebro es esencial para controlar la función intestinal se ha intensificado.


La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan nuestro organismo; el microbioma, por otro lado, se refiere al hábitat entero, incluyendo los genes y las condiciones medioambientales que les rodean. “Aparece abundante evidencia de que los desequilibrios del microbioma están asociados causalmente a la aparición de todo tipo de enfermedades, como trastornos del neurodesarrollo, problemas neuropsiquiátricos; enfermedades neurodegenerativas, alérgicas, autoinmunes, cardiovasculares, hasta cáncer”, señala el doctor Carvajal. Para el especialista peruano en epigenética, bioneuroemoción y nutrición, profundizar en esta conexión nos pone “frente a la posibilidad de desarrollar estrategias para restablecer el equilibrio del intestino y, así, mejorar pronósticos y sanar muchos de los problemas de salud”.




La kombucha es una bebida probiótica que se fabrica usando hongos gelatinosos y bacterias. El matcha (derecha), tiene antioxidantes
y el aminoácido L-TEANINA que ayuda a la concentración, por eso ha sido usado por monjes para la meditación durante siglos.


El mal funcionamiento del eje intestino-cerebro es expresado por nuestro cuerpo a través de síntomas que pueden involucrar cualquier sistema. “Las molestias digestivas, como reflujo, ardor estomacal, dolor abdominal, balonamiento, cólicos y estreñimientos expresan un desequilibrio que generalmente no se detecta con los chequeos médicos convencionales”, explica el doctor. “Por el contrario, se normalizan y reciben nombres como ‘dispepsia funcional’ o ‘colon irritable’, cuando deberían ser llamadas ‘disbiosis’”. Cuando la disbiosis persiste, se generan desequilibrios del sistema nervioso que pueden mostrarse como estrés, ansiedad o depresión, así como problemas de atención. Y, de modo inverso, situaciones de estrés alteran el buen funcionamiento del sistema microbioma intestinal.


Según un artículo del Financial Times, comparado con otros campos, la ciencia nutricional es poco estudiada. En parte, porque es difícil hacerlo bien, ya que los ensayos controlados son engañosos y pocas personas aceptan seguir una dieta experimental por años. Aun así, no es de extrañar que las tendencias en bienestar estén buscando nuevos alimentos que potencien su salud. Los hongos adaptógenos o medicinales son la última incorporación a la categoría de superalimentos. Conocidos por sus propiedades antiestrés, adaptógenos, como la ashwagandha y la rodiola, ayudan a aumentar la inmunidad, afectan la liberación de cortisol en el cuerpo y mejoran la resistencia a los efectos físicos y emocionales del estrés. El matcha ha sido otro gran protagonista del 2023. Hay pocas cosas tan simples pero con impacto en nuestro día como cambiar el café de la mañana por matcha, aseguran numerosos health coaches y publicaciones. Entre los beneficios que se adjudican a este té verde japonés, están la reducción del estrés y la ansiedad, y el impulso al sistema inmune.


“Hay muchos alimentos y sustancias naturales que bien utilizados pueden tener beneficios en la salud. Creo en ellas y, de hecho, las uso en mi vida diaria y las recomiendo en mi práctica médica”, dice Marco Carvajal. “Estoy viendo excelentes resultados con la psilocibina y la ashwagandha. Sin embargo, hay que evitar caer en el exceso o el uso sin la indicación correcta. Y no hay que darles el nivel de panacea, ya que eso no existe”.




Los hongos adaptógenos o medicinales son la última incorporación a la categoría de superalimentos.


Para mantener una microbiota equilibrada, más que alimentos mágicos, una dieta variada hace la diferencia. “Que esté basada en vegetales, proteínas, grasas de calidad y carbohidratos en menores cantidades que las que han venido presentando, erróneamente, en las pirámides nutricionales de los últimos 50 años”, especifica el médico peruano. Reaprender buenos hábitos nutricionales, de sueño, actividad física y manejo de estrés siempre será la mejor receta del equilibrio.



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