Con apenas 10 años, Oliver Tschudi no solo es un artista con una gran carrera por delante, sino que representa un prometedor futuro sin prejuicios ni estereotipos, y sí mucha libertad.
Oliver Tschudi es bailarín y actor. Con apenas 10 años ya ha formado parte de producciones como el montaje teatral en Lima de Billy Elliot, la película Papá YouTuber y la novela de televisión Te volveré a encontrar. Su currículum artístico es impresionante, pero para él la explicación es muy sencilla: “Siempre me ha gustado bailar”, dice con naturalidad. “Amo la libertad de moverme por todo el escenario y la reacción del público cuando bailo”. Por eso, empalmar el colegio con los ensayos de danza en la academia Dactilares que dirige Fany Rodríguez no es un sacrificio. Oliver hace lo que le gusta, también en eso es libre.
Movimiento libre
Lo debe a su talento y gracia naturales, pero también al apoyo de sus padres, la arquitecta Marina Vella y el artista plástico Patrick Tschudi. “Aún hay personas con ideas preconcebidas y con comentarios desafortunados, pero estamos en un proceso de cambio”, dicen ambos sobre los estereotipos de género que en ciertas sociedades todavía relacionan profesiones y pasiones como propias y exclusivas de hombres o de mujeres. “Oliver, sin saberlo, es parte de este cambio”, agregan con convicción. Y es que Oliver es el futuro. El suyo propio, ese con el que sueña, en el que se ve bailando profesionalmente en una plaza como Nueva York; y también el de un mundo que juzgue menos y baile más.
