En los últimos dos meses, ha dado conciertos en Cajamarca, Trujillo y Arequipa, y en noviembre se despide del Perú con un nuevo single y su presentación en el festival limeño Vivo x el Rock. Gabriela Gastelumendi, conocida sobre el escenario como Gala Brie, ya se alista para su próximo destino: Los Ángeles.
Creer o no en el destino –es decir, en que las cosas suceden o dejan de pasar porque así nos tocaba– es una decisión o un dogma personal; pero incluso si no podemos o no queremos suponer que el porvenir es un camino trazado, es innegable admitir que la vida, a veces, se encarga de dibujar a nuestro alrededor ciertos signos que son como claves para entender lo que nos está pasando en el presente.
Gabriela Gastelumendi acaba de quitarse el lunar sobre el labio que la identificó toda su vida. Lo ha hecho por salud, pero se ha despedido de un símbolo de su identidad. Así como quien deja una casa, una relación o un trabajo. De la misma forma en la que ha dejado atrás ese detalle de su propia singularidad, está dejando atrás la vida como hasta ahora la conocía.
En este preciso momento se encuentra en esta sincronía de sucesos: con un vuelo sin retorno, programado para fines de verano, con destino a Los Ángeles y un futuro no del todo definido; si hay una única cosa que Gabriela sabe con certeza, es que no debe dejar de hacer música. Ese será siempre su territorio conocido.
Se va haciendo realidad
Gabriela es ligera: su voz lo es y con esa levedad se conduce por la vida. La envuelven la sencillez, la desenvoltura y un envidiable desapego por las cosas que generalmente nos preocupan. No tiene muchas expectativas y nunca las ha tenido. Es quizá gracias a eso que ha llegado a hacer más de lo que imaginó. Su vida después de terminar el colegio se fue construyendo sin premeditaciones, a partir del entusiasmo de dejar que el universo ponga las oportunidades en su camino, y que le permita explorar y enriquecerse de experiencias en variadas direcciones nunca tan planificadas, pero siempre conducidas por el mismo eje: su voz y su música.
Descubrió su talento de niña al imitar las voces de los dibujos animados que le gustaban así como de los cantantes que su padre ponía en la radio. Su padre, el psicoanalista Eduardo Gastelumendi, fue justamente quien la retó y animó a continuar explorando su voz. Lo que empezó como curiosidad e indagación en forma de juego se convirtió con el tiempo en una fuente de creación, y la consolidó, ya de adulta, como compositora y cantante.
Intentó estudiar en el Conservatorio, pero lo dejó, y años después tuvo que salirse de la universidad (estaba en la Escuela de Música) por las exigencias de su carrera artística que despegaba. Exploró con la actuación apareciendo en la película El premio de Chicho Durant, y en la televisión tuvo un papel principal en la serie Avenida Perú y un breve paso por Combate. Fue parte de la banda Las Amigas de Nadie hasta que en el 2015 lanzó su primer álbum como solista, Intensos instantes, que dio vida a Gala Brie: su personaje musical, que la consagró como cantautora y que la hizo telonear para Katy Perry y Coldplay en sus conciertos en Lima (la banda inglesa incluso compartió el videoclip de una de sus canciones, 'Me voy haciendo realidad', en su cuenta de Instagram oficial).
Aún no lanza su segundo álbum, pero este año ha ido sacando a la luz varias canciones. La última de ellas, sonará desde mediados de noviembre y se titula: 'Cuando regrese (el miedo)' aunque miedo –al menos a los desconocido– Gabriela no tiene. Por eso se va.
Tomar distancia
Soprano lírica spinto es el nombre de su estilo de voz. Un matiz dentro de las llamadas soprano, y que se caracteriza por la riqueza en el registro medio y grave. Pero más allá de precisiones técnicas, es más fácil decir que la voz de Gabriela tiene un sonido que deleita el oído y que logra sumergirnos en sus canciones fácilmente. Sus melodías avanzan de manera natural en cada estrofa para llegar a los coros donde se despliegan por completo la sencillez y la dulzura que caracterizan a su música.
No tiene un método preciso para componer: las melodías aparecen en su mente y luego sus manos las trasladan al piano. Fue con Alejo León, su productor, con quien logró sacar adelante Intensos instantes. Y fue con él también que logró firmar algunas canciones con Universal Music Publishing Group (UMPG), sin duda un gran paso en su carrera.
Este año ha tocado en Cajamarca, Trujillo y Arequipa. Y a finales de noviembre estará en el popular festival Vivo x el Rock en la Universidad San Marcos de Lima. Gabriela no solo conecta con el público en vivo, sino que las redes sociales son ese otro espacio en el que ella logra llegar a la gente. Aunque es desde ese territorio que a veces siente que las cifras y los algoritmos ponen al artista en una carrera contra el tiempo, en la que difícilmente pueden disfrutar del logro de haber sacado un disco o darse la calma para componer el siguiente. A ella le hubiese encantado ser artista hace 20 o 30 años, cuando aún podían darse el lujo de componer su nuevo material tomándose el tiempo que necesiten. 'Me encantaría poder estar en silencio un año, sacar un disco, disfrutarlo, y así… pero entonces ya nadie me escucharía porque el algortimo me patearía para atrás', confiesa. Por eso, este año ha ido sacando a la luz varios singles que bien podrían formar parte de un nuevo disco. Y que, viéndolos en conjunto, son una especie de despedida antes de su partida.
Al terminar el verano Gabriela viajará a Los Ángeles para dar el siguiente paso en su carrera. Sabe que destacar será duro porque es un medio mucho más competitivo –es, después de todo, Tinseltown, y su brillo se debe a las estrellas, los aspirantes, el talento y los sueños de quienes a ella llegan–. Pero también espera crecer profesionalmente y aprender mucho. En L.A. la espera Justin Moshkevich, su novio, ingeniero de sonido peruano que vive hace años en Estados Unidos y que ha trabajado para estudios como Warner Bros., Pixar y Disney; tiene tres Premios Grammy y ha sido parte de proyectos como la película La La Land (del 2016, con Emma Stone y Ryan Gosling). La La Land… signo más claro, imposible.
Parece que fue ayer
Su trayectoria artística hace pensar que tiene a un gran equipo detrás, pero si de algo Gabriela puede sentirse orgullosa y al mismo tiempo frustrada, es del esfuerzo en solitario con el que ha construido su carrera. Es ella quien diseña sus propios afiches y su material de merchandising; es ella quien prepara su propio vestuario junto a su estilista Adriana de Piérola, y es ella quien produce sus presentaciones y conciertos, incluso fuera de Lima. 'Trabajar afuera del Perú –por los canales de difusión que puedo conseguir en Estados Unidos y por la importancia que se le da a la música allá– quizá sea algo que pueda rebotar en mi país de una mejor forma que si sigo haciendo las cosas desde aquí', reflexiona Gabriela. 'Este cambio representa la continuidad y también una suma de mi crecimiento como artista, para de alguna forma devolverle a ese público fiel que en algún momento se sintió motivado por mi música; también quiero inspirar a otros chicos y chicas a arriesgarse a salir de su círculo y creer que pueden seguir sus sueños', añade.
Tal vez no esté acostumbrada a anticipar el futuro porque le gusta ir definiendo poco a poco el camino por el que se mueve. 'Ahora mismo, así como estoy sin el lunar también me siento sin referentes', sonríe. 'Y lo encuentro bien porque estoy esperando ver qué pasa después de esta experiencia y de esta ilusión de la mudanza'. Mientras tanto los demás podemos creer en el destino y adivinar que muy probablemente Gabriela, Gala, está a punto de dar ese gran paso que la lleve tan lejos como nunca imaginó.