En Santo Domingo, donde comenzó todo, la casa Oscar de la Renta celebró su 60 aniversario con
un gesto tan íntimo como monumental.
La Fortaleza Ozama, patrimonio de la UNESCO y a pocos pasos del lugar donde el diseñador nació, se convirtió en el escenario de una noche que trascendió la moda: fue un regreso a las raíces, un homenaje al origen y una reivindicación del talento dominicano ante el mundo.
Bajo la dirección creativa de Laura Kim y Fernando Garcia, la colección Pre-Fall 2026 tradujo la memoria dominicana en un lenguaje contemporáneo. Paisajes pintados a mano, tonos tierra deslavados, hojas de palma reinterpretadas en threadwork dorado, mosaicos artesanales y florales nativos aparecieron en texturas que reflejan el espíritu caribeño reinterpretado desde la alta costura.
El evento comenzó con un cortometraje que contaba la historia de la casa, antes de que la primera modelo, parte de un casting compuesto al 100 % por talento dominicano, emergiera sobre la pasarela de piedra. Cincuenta y un modelos dieron vida a los 59 looks de la colección. Lineisy Montero abrió el desfile, marcando su retorno al país después de una década desfilando en las diferentes capitales de la moda. Hiandra Martínez cerró el desfile con una presencia poderosa. Entre ambas, un mensaje claro: la moda puede ser un vehículo de representación y una vitrina que proyecta cultura hacia el mundo.
La experiencia continuó más allá de la pasarela, con espacios inmersivos inspirados en los refugios dominicanos del diseñador, música en vivo y un ambiente que dialogaba entre moda, cultura y memoria.
A sesenta años de su fundación, la casa Oscar de la Renta no miró hacia atrás, miró hacia adentro. Y al hacerlo, recordó al mundo que un legado se mantiene no sólo en lo que se construye, sino en aquello que nunca se olvida.
