Las plataformas de streaming han cambiado radicalmente la forma en que consumimos televisión. Fue Netflix el que inauguró esta nueva era de entretenimiento digital, y le siguen Hulu y Amazon Prime con nuevos estrenos.
Quienes no han visto Stranger Things al menos saben qué es o han visto suficientes memes al respecto como para conocer algo del universo de la serie, solo uno de varios ejemplos que podemos citar de las ficciones originales de Netflix que se han instaurado rápidamente en el imaginario popular, y que han conseguido , varias de ellas, la categoría de 'series de culto'. La principal plataforma de streaming ha generado contenido de nivel y arriesgado; también ha cambiado la forma como se consume televisión: por ejemplo, ha instaurado el binge-watching, o sea, el 'atracón' en el cual se pasa frenéticamente de un capítulo a otro sin parar (Netflix le debe varias noches de sueño a sus consumidores).
Narcos, por ejemplo, se ha consagrado como uno de esos fenómenos instantáneos al convertirse en una serie en español vista alrededor del mundo y en la tercera más vista de la plataforma hasta el año pasado (seguida por House Of Cards, que está por estrenar su última temporada). Incluso sin Pablo Escobar, es decir, en su tercera temporada, la serie fue vista por alrededor de 27 millones de personas en su primera semana de estreno, superando por mucho a la no por eso poco exitosa Ozark, la ficción que consiguió 15 millones de espectadores y que estrena nueva temporada a fines de agosto.
Pero uno de los casos más singulares, que demuestran la relación horizontal con la audiencia de la que se nutren estos servicios de streaming para evaluar el tipo de contenido que la gente quiere ver, es el de Sense8. En junio del año pasado, Netflix anunció que una de sus series más ambiciosas sería cancelada. Al parecer, a pesar de ser exitosa en audiencia, no llegaba a generar ganancias sustanciales para la empresa. Un par de semanas después de ese baldazo de agua fría para los fans de la serie y tras la indignación generalizada y los reclamos, Netflix, en una acción sin precedentes, anunció que la serie tendría un cierre: un capítulo de 150 minutos en el que las historias de los personajes tendrían una resolución.
Pero, a pesar de que cancela series (Gypsy es otro ejemplo), Netflix apuesta cada vez más por el contenido propio. El monto de la inversión que ha anunciado para el 2018 en ese terreno es nada menos que de 8000 millones de dólares.
Tras los pasos del gigante
El próximo 31 de agosto, el mismo día en que Ozark estrene segunda temporada en Netflix, Amazon Prime pondrá a disposición de sus consumidores la primera temporada de Jack Ryan, la que esperan entre directamente a la aún corta, pero nada despreciable lista de éxitos de esta plataforma de streaming, que poco a poco va agarrando fuerza, pero que aún conserva un aura mucho más under comparada con la, a veces, supercomercial de Netflix.
Además de lucrar, este es un asunto de prestigio: las plataformas necesitan convertirse en referentes de la industria que no solo pongan productos a disposición del espectador, sino que los creen.
Es así que series como The Handmade’s Tale −el gran éxito de Hulu que ha ganado varios premios Bafta, Emmys y Globos de Oro, y que acaba de subir el último capítulo de su segunda temporada− se convierten en los caballos de batalla de estas compañías, pues les dan estatus de empresas conscientes de los tópicos que atañen a la sociedad actual. Finalmente, el tipo de contenido que generan también habla de su filosofía como empresas.
