Cinco proyectos recorren con optimismo el camino de la transformación
y nos devuelven las ganas de creer que el futuro puede ser mejor.
En un mundo repleto de adversidades, eligen tomar acción y tejer puentes
que nos permitan participar y ser parte del cambio. Su resiliencia y su creatividad
son el mejor ejemplo de que incluso lo imposible puede enfrentarse si detrás
tenemos motivaciones claras y enfocadas en el bien común.
ARBIO
Arbio ofrece la posibilidad de contribuir con la conservación de este bosque.
¿Cómo? Adoptando hectáreas o árboles con un aporte que irá directamente
a su protección y por el cual el aportante recibirá un certificado oficial.
Fundada en el 2010, Arbio debe sus siglas a la motivación que impulsó sus primeros pasos y que hoy sigue orientando su trabajo: Asociación para la Resiliencia del Bosque frente a la Interoceánica. Esta carretera fue una obra que culminó justo ese año y cuyos estragos sobre los bosques primarios de la Amazonía vienen siendo devastadores. Allí, en la cuenca del río Las Piedras (Madre de Dios), Tatiana Espinosa y sus hermanas (Gianella y Rocío), han recibido del Estado peruano 916 hectáreas a concesión por 40 años, a fin de proteger y conservar esta área natural donde especies milenarias corren la amenaza de entrar en extinción debido al ritmo de destrucción de distintas iniciativas; entre ellas, la mal llamada tala “sostenible” o “responsable”.
El shihuahuaco, por ejemplo, uno de los árboles emblema del proyecto, es objeto de gran demanda en el mercado internacional, que lo utiliza para producir parqué, y hace oídos sordos a las consecuencias que Arbio viene investigando. “Este árbol demora 300 años en llegar a los 51 centímetros de diámetro, que es el diámetro mínimo de corta según nuestra ley forestal”, explica Tatiana Espinosa. “Y, por lo general, se están cortando shihuahuacos que tienen un metro o más de diámetro; es decir, con una edad de entre 500 y 1000 años. Plantar nuevos árboles en reemplazo no va a reparar ese daño”.
ARBIOPERU.ORG
@arbioperu
TIFA GRADOS
Cambiarle la vida a un animal en abandono está al alcance de todos:
compartir publicaciones sobre animales en adopción, dar refugio temporal,
apadrinar esterilizaciones, donar comida, ofrecer habilidades de comunicación
o fotografía... Todo suma..
Quizá el reto más grande de un rescatista sea aceptar que no podrá ayudar a todos los animales que lo necesitan, y aun así seguir adelante. Ser testigo de la indiferencia, y aun así seguir adelante; sacrificar la propia salud física y emocional, y continuar. Una labor en exceso difícil pero que exhibe también un reverso de luz: la evidencia de que se está logrando un cambio. “Es algo que me ha costado creer”, cuenta Tifa Grados, veterinaria y fotógrafa de profesión que desde hace unos años empeña gran parte de su tiempo en rescatar y dar en adopción a perros y gatos que recoge del abandono.
“Lo que yo creía que eran pequeñas acciones en realidad sí estaban generando grandes transformaciones”. Y es que, si bien el panorama que tiene delante es duro de asimilar, el número de personas que cada día se suma a su cadena de ayuda crece sin pausa. Como ella explica, muchas veces, más que dinero, lo que falta es que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de tomar entre las manos el futuro de estos animales. Así sucedió con ella, de a pocos y guiada por la compasión y una sensibilidad que hoy es faro de más de 60 mil seguidores.
@tifagrados.rescate.animal
TTT GRUPO MORIKAWA
TTT Grupo Morikawa ofrece la oportunidad de participar en programas
de voluntariado, pero sobre todo insiste en empezar por casa.
Separar los residuos, no malgastar el agua y reciclar son tres acciones
muy sencillas que pueden dar un giro a la contaminación de nuestro planeta.
Cuando Marino Morikawa era solo un niño, su padre le inculcó una relación espiritual con la naturaleza. La saludaban, le agradecían y le decían “adiós” cada vez que juntos recorrían la serranía peruana. Esos primeros contactos dibujaron el camino del científico peruano, un ciudadano que ha dedicado su vida a rescatar los hábitats naturales de nuestro país y del mundo entero; entre ellos, el humedal El Cascajo, el río Chira, las lomas de Lima e incluso el lago Titicaca. Desde hace unos años, Marino lidera TTT Grupo Morikawa, empresa enfocada en ofrecer soluciones tecnológicas a los peores desastres ambientales, siempre apoyada en la metodología Kaizen, entendida también como una filosofía de mejora continua.
“Esta abarca también una mejora interior. El peruano tiene que amar primero lo que tiene en casa, y desde ahí, poco a poco, seguir mejorando lo que tiene alrededor”, aclara Morikawa, quien además es reconocido por ser autor de innovaciones tecnológicas de bajo costo, basadas en nanotecnología y sustratos orgánicos que cada vez adquieren mayor eficiencia y velocidad. “En mi primer proyecto, tardé tres años en recuperar más del 97 % del humedal El Cascajo”, recuerda. “Hoy, ese mismo resultado lo podemos conseguir en menos de tres meses”. Con ese ímpetu optimista y apoyado en resultados, Marino regresa a la frase bandera de TTT Grupo Morikawa: “Con la tecnología adecuada, todo se puede recuperar”.
TTTGRUPOMORIKAWA.COM
@tttgrupomorikawa
ALTO PERÚ
Además de sumarse a la comunidad virtual de Alto Perú, se puede apoyar esta iniciativa con donaciones,
voluntariado o sencillamente tomando una clase de surf, con lo cual se estará dando empleo directo
a los jóvenes del barrio.
Al pie del Morro Solar, en las cuadras aledañas al malecón de Chorrillos, se encuentra Alto Perú, un barrio que hace poco más de 15 años comenzó un proceso de transformación gracias al deporte. El proyecto tomó forma espontáneamente, cuando Diego Villarán –joven chorrillano y amigo de los chicos del vecindario– se animó a dar clases de surf a los niños en situación de vulnerabilidad. “Empezó con esa idea tan básica de conectarlos con el mar y la naturaleza, para que pudieran encontrar allí un refugio, un espacio de salud y tranquilidad”, recuerda.
Con el paso de los años y el apoyo de amigos, algunas empresas y fondos de desarrollo social, el proyecto Alto Perú creció hasta convertirse en un referente de lo que puede lograrse cuando expones a los más pequeños a un nuevo panorama de estímulos. Así, al surf se sumaron el muay thai y el fútbol, además de talleres artísticos, festivales de música, la construcción de áreas de juego para niños, entre otras iniciativas que se activan o se ponen en pausa de acuerdo al interés de los más jóvenes. De esta forma lo explica Villarán: “Siempre nos hemos guiado por los propios intereses de los chicos, procurando escuchar cuáles son sus necesidades específicas. Queremos mantener esa horizontalidad”.
ALTOPERU.ORG
@altoperu
PUNTO CORAZÓN
El Jockey Plaza cuenta con espacios llamados Punto Corazón, donde brinda oportunidad
a diferentes organizaciones de apoyo social a exponer su labor, vender sus productos
o reclutar voluntarios. Espacios así pueden hacer la diferencia.
Esta iniciativa del Jockey Plaza se enfoca en brindar espacios dentro del centro comercial, llamados Punto Corazón, para que diversas ONG y organizaciones de ayuda social tengan una vía directa hacia el público. Estos módulos, repartidos en distintos puntos del mall, sirven como vitrina para que durante algunos meses estas entidades puedan exponer su labor, informar sobre sus acciones, acopiar donaciones, reclutar voluntarios y vender productos que las ayuden a autosustentarse.
Este año, algunas de las organizaciones que participaron fueron Juguete Pendiente, la Casa Ronald McDonald, Unicef, World Vision Perú, Aldeas Infantiles SOS, Buckner Perú, One for others, Maras ONG, Caritas, Amadeo, entre otros. El Jockey Plaza invita a todos los visitantes del centro comercial a acercarse a los módulos de Punto Corazón para donar, inscribirse en un voluntariado o informarse sobre sus proyectos. Regalarles un momento puede hacer una gran diferencia.
Contacto: Jefrey Sánchez
jsanchez@jockey-plaza.com.pe
