“Tengo 76, pero debería tener 300 porque he vivido plenamente”,
ha dicho la gran Diane von Furstenberg. Más que una diseñadora
es una revolucionaria, pues cambió la historia de la moda hace medio siglo
y, desde entonces, no hace sino estar a cargo.
En el documental sobre su trayectoria, Diane von Furstenberg: Woman in Charge (estrenado en Hulu en junio del 2024), se muestra tal y como es. No esconde las arrugas de la cara ni el paso de los años. No le teme a envejecer, mucho menos a decir en voz alta lo que ha vivido. De chica, nunca se imaginó gestionando una empresa ni convirtiéndose en una diseñadora famosa. Lo único que tenía clarísimo es que quería ser la jefa, y lo logró.
Hija de padre ruso y madre judía griega (sobreviviente del Holocausto), Diane Simone Michele Halfin nació en Bruselas en 1946. Siempre fue una mujer fuerte. Tan solo dieciocho meses antes de que naciera, su madre había salido consumida de Auschwitz. “Los doctores le dijeron que su cuerpo no podría soportar dar a luz y que su bebé no sería normal”, contó la diseñadora. “En algún sentido tenían razón: yo no nací normal”, agregó.
Debido a su traumática experiencia, su madre estaba decidida a que Diane fuera una mujer independiente. De joven estudió en Madrid, Ginebra y París, y conoció al príncipe alemán Egon von Furstenberg. Con él tuvo dos hijos, Alexander y Tatiana, y cuando se divorciaron a inicios de los ochenta, se quedó con su apellido, que nunca dejó de usar. Ese matrimonio le abrió las puertas a un ambiente aristocrático que aprovechó a su manera. No quería ser una mujer rodeada de poder masculino, sino que quería cambiar las reglas del juego.
Lo logró antes de cumplir los 25 años, cuando creó su famoso wrap dress, o vestido envolvente, ya un ícono de la historia de la moda. Su éxito sobrepasó sus límites: era una verdadera influencer, pues lo que pensaba, decía y usaba era replicado en las calles.
Cuando inventó el vestido envolvente, los trajes y el look masculinizado estaban de moda. Así, su propuesta fue disruptiva,
no solo por su forma, sino por su capacidad de dibujar la silueta femenina, mostrarla libre. La libertad siempre ha sido su bandera
Hoy en día, Diane von Furstenberg comparte propiedad de su firma DVF con su esposo, el billonario empresario de los medios Barry Diller, y sus dos hijos. Además de mujer de negocios, es una reconocida filántropa, que se ha enfocado, sobre todo, en proyectos que promueven a las mujeres, como lo demuestra el premio anual DVF, que ella misma fundó y que acaba de celebrar 15 años. También ha formado parte de la junta de Vital Voices, una organización de liderazgo femenino, y hace unos años fue honrada con el Premio al Coraje de la fundación amfAR por su lucha contra el sida.
Su ser sensual, sin miedo de expresar su sexualidad, inteligente y audaz, sigue inspirando a las nuevas generaciones. Por eso, el curador francés de moda Nicolas Lor la contactó para exhibir su trayectoria. Así nació Diane von Furstenberg: Woman Before Fashion, la muestra que se exhibió primero en Bruselas, en el museo Fashion & Lace, y que actualmente está en el centro cultural Skirball de Los Ángeles hasta agosto del 2025. Sin embargo, ella no cae en la nostalgia: ya está pensando en lo que vendrá.
“Estar a cargo no es una declaración agresiva, sino un compromiso contigo mismo, adueñándote de quién eres incluso con tus imperfecciones, y que así tú mismo seas tu mejor activo”, asegura esta mujer imparable. “Cuando eres dueño de tu vulnerabilidad, te conviertes en fortaleza”. Sabe de lo que habla.
