Por: Vania Dale / 13.11.2019

Con un carisma inusual y extravagante, Ezra Miller se ha convertido en el ícono rebelde y atípico de una nueva generación.

A Ezra Miller una revelación vital le vino a través de un sueño. En este, un desesperado Ludwig Van Beethoven le confesaba la frustración que lo embargaba por sentirse mediocre. 'Las cuatro sinfonías que he escrito no son buenas. Simplemente no son suficientes', le decía el compositor, a lo que Miller respondía: '¡Escribe cinco más! ¡Sigue adelante!'. Al despertar, pensó que si un Beethoven podía llorar (aunque fuese en sueños) por sentir que sus sinfonías eran insuficientes, ¿qué podría esperarle al resto de mortales dedicados al arte? Pues a Ezra, de solo 16 años en  ese entonces, se le ocurrió que debía abandonar la escuela para dedicarse de lleno al quehacer artístico.

'Pienso que (el sueño) era sobre cómo es responsabilidad de cada artista hacer sacrificios y tomar decisiones aparentemente irracionales a fin de tallar su pequeña piedra para poner en el gran reino del arte que todo el mundo ha estado construyendo durante tanto tiempo', explicó el actor, ya de 26 años, a la New York Magazine. Queda claro lo comprometido que es Ezra con su labor como actor, que aparentemente siente como un llamado trascendental, como un sino ineludible al que no puede más que obedecer.

Su primer protagónico fue en Afterschool, una película del 2008 en la que interpretó a un adolescente adicto al internet que capta en video la sobredosis de dos chicas de su escuela. Después vinieron City Island, Beware the Gonzo y Every Day, las dos últimas estrenadas en el Festival de Cine de Tribeca. Pero fue su interpretación del adolescente psicópata Kevin Khatchadourian en We Need to Talk About Kevin, del 2011, la que le valdría reconocimiento internacional por el éxito que obtuvo el filme en el Festival de Cannes. Un año después, su fama se consolidó gracias a su papel de Patrick en The Perks of Being a Wallflower, adaptación cinematográfica de la novela juvenil homónima de Stephen Chbosky, en la que compartió roles con Emma Watson y Logan Lerman, entre otros. Pero la fascinación por Ezra Miller traspasa el ámbito de lo actoral, y su influencia también.

Ezra Miller

King/queen of queer

El actor ha aprovechado su creciente fama para hacer ciertos statements. El más claro y contundente —pero a la vez lúdico y provocador— quizá lo haya constituido su sesión de fotos para la revista Playboy de noviembre del año pasado, en la que Miller apareció vestido como una típica conejita —con orejas, pantimedias de red, stilettos y todo—. Ezra Miller se ha autodefinido en múltiples ocasiones como queer; es decir, que vive de una manera libre y muy personal el género, los afectos y la sexualidad. Y este acto terminó de coronarlo como 'el rey de lo queer'.

Pero no es la primera vez que rompe estereotipos de género —y con toda clase de estereotipo, en realidad— con sus looks poco convencionales. De hecho, suele hacerlo en las alfombras rojas. Por ejemplo, en la del estreno de una de las cintas en las que ha participado últimamente, Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, llevado a cabo en París, se apareció con un sobretodo negro y acolchado de la colección cápsula Genius de Moncler, inspirada en el Renacimiento. Diseñada nada menos que por Pierpaolo Piccioli, director creativo de Maison Valentino, la colección es un inusual híbrido compuesto por prendas que oscilan entre la ropa para esquiar y la alta costura. Los labios pintados en un tono oscuro le dieron el toque final al look de Ezra, que fue, sin lugar a dudas, una de las elecciones más osadas en la historia de las red carpets.

Lúdico y provocador, posó paraPlayboy como una típica conejita. La respuesta es una comunidad de fans enamorada de sus ganas de romper esquemas.

Ezra Miller

Otra de sus apariciones más histriónicas fuera de la pantalla se dio justamente en el estreno londinense de la misma película. Ezra se paseó vestido enteramente de blanco con una especie de poncho de plumas que lo hacía asemejarse a un ave. En términos aviares, solo Björk se había atrevido a tanto. Además de lo estrambótico del atuendo, Miller utilizó maquillaje en tonos plateados y llevó los pelos de punta (literalmente). Su paseo por la alfombra roja se convirtió en una especie de performance cuando posó ante las cámaras enseñando sus manos con la inscripción 'Avada Kedavra', un famoso hechizo mortal directamente extraído del universo Harry Potter.

La última edición de la Comic-Con tampoco estuvo ajena a las extravagancias de Ezra, quien decidió disfrazarse de una versión sexy del personaje femenino de Super Mario Bros, Toadette — portaligas y sombrero rosa en forma de hongo incluidos —. Toda una tradición que Ezra inició en el 2016, cuando asistió al mismo evento disfrazado de Gandalf, de El Señor de los Anillos; y que continuó el año siguiente vestido como Edward Elric, de Fullmetal Alchemist.

Tal vez para Ezra Miller el mundo es un escenario. Tal vez sus versiones de sí mismo fuera de cámaras son también personajes. O quizá —y lo más probable— es que Ezra Miller sea una multiplicidad inclasificable e imposible de encasillar. Una muestra más de esa multiplicidad es su banda, Sons of an Illustruos Father, que define como personal, política y —por supuesto— queer. Esa, su vida misma, parece ser el acto último del artista: dentro y fuera de la pantalla, Ezra vive en una performance continua que no deja indiferente a nadie. Gracias, Beethoven, por todo. Gracias por Ezra también.

Ezra Miller

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