La interpretación como una forma de conocer el mundo y el talento como expresión de la belleza. La actriz NidiaBermejo conversó con Raquel Rottmann, y reveló el arte de ser vulnerable y fuerte a la vez.
Cuando era niña, Nidia Bermejo soñaba con ser como Jodie Foster o Natalie Portman. Su inquietud por actuar nació muy temprano. Tomó clases en el colegio y una profesora le dijo:
'No puedes ser actriz si no haces teatro primero'. Eso marcó sus comienzos como actriz de teatro, cine y televisión. 'Creo que cada papel que me ha tocado hacer me ha ayudado a reforzarme como actriz, pero también como persona', opina Nidia. 'Mi trabajo me ha ayudado a saber la verdad… Y la vida me está poniendo estos papeles para comunicarle al público esa verdad que se necesita para poder crecer.'
Nidia es Felícitas en la serie De Vuelta al Barrio, que ya va a estrenar su tercera temporada: una empleada de servicio doméstico que ha llegado de provincia a la Lima de finales de los setenta; una chica inocente y que no ha podido educarse mucho, pero que es inteligente, pícara y curiosa. Es el primer rol humorístico que interpreta.
Algo de su propia historia familiar puede poner en esa actuación. Aunque Nidia nació en Lima, su familia es de Puno. 'No me siento puneña, pero tampoco limeña. Me siento peruana', asegura la actriz. 'Me siento de todas partes y me gusta mucho. A cada lugar del Perú al que voy me dicen que parezco ser de ahí, y yo solo pienso, ‘sí, podría serlo’'. A pesar de la suavidad de sus gestos al hablar, intuyo que para ella sus raíces, así como los roles que le han tocado, le han dado una fortaleza que la viene formando. Y no solo como actriz.
Se recuerda su rol protagónico en la pieza teatral La Cautiva (2015), escrita por Luis Alberto León y dirigida por Chela de Ferrari, que se sitúa en los comienzos del terrorismo en Ayacucho de los ochenta; no solo por su actuación, sino también por la polémica que se generó alrededor de la obra cuando se pretendió acusarla de apología. Eso ocurría fuera del escenario mientras que en él, Nidia se transformaba en María Josefa, una niña de 14 años que despierta en una morgue para relatar todos sus recuerdos y narrar su corta vida. Dos años después Nidia volvió a revivir ese periodo en la película La Hora Final (2017) dirigida por Eduardo Mendoza, esta vez como agente del GEIN (Grupo Especial de Inteligencia del Perú).
'Yo nací durante el terrorismo', dice la actriz. 'Me acuerdo de los toques de queda, de los apagones y de que era algo tan normal. Yo le preguntaba a mi mamá por qué existía eso, no entendía por qué los adultos se hacían eso'. La impotencia que tenía Nidia por tratar de entender las razones era más fuerte que la experiencia en sí misma. La consecuencia de muchos años de terror crió a toda una generación con violencia e indiferencia hacia su país. 'Gracias a estas obras que me ha tocado interpretar he podido identificar cosas en mí… Yo también soy producto de esas generaciones y de esta sociedad, y tengo que vencer poco a poco el vínculo de desconfianza y el resentimiento.' Pero Nidia tiene la conciencia limpia: 'tengo que confiar y aprender, y nada malo me va a pasar. Si obro bien, nada malo me va a pasar', así es como ella piensa.
Acrobacia emocional
Tiene una manera muy tranquila y sobria de hablar, pero durante la conversación no para de sonreír. Tiene una sonrisa enorme que es radiante. Además, puedo notar que se apasiona mucho con ciertos temas, y cuando lo hace revela un lado más vehemente. Nidia posee una belleza que es delicada y emotiva. Ese tipo de belleza que quizá no hace voltear cabezas a su paso, pues no es despampanante, pero sí se nota intensamente en detalles. Su mirada es profunda y el pliegue del ceño está bien definido, y se mueve antes de que empiece a contestar cada pregunta. Mi mirada no puede apartarse del centro de su cara que concentra todas sus emociones antes de expresarlas.
Nidia es una actriz de método, una técnica que se define por la profundidad con que se estudia cada rol que le toca. Admite que la repetición es lo más difícil para una actriz que trata de mantener la frescura. Puede ser especialmente arduo trabajar con personajes tan fuertes y encontrar la forma de 'dejarlos' y regresar a uno mismo después de largos días de rodaje, o después de cada función. Sin embargo, a Nidia se le hace fácil: 'Mi temperamento es bien calmado. Cuando termino la obra, trato de no hablar de eso y me desconecto.' De todos modos confiesa que termina condicionada a ciertos comportamientos paralelos a sus interpretaciones. 'Durante la temporada de La Cautiva, yo estaba llorando todas las noches de función hacia las 8:30 de la noche; cuando terminaba la temporada todavía me daban ganas de llorar a esa hora… Pero creo que es algo que le pasa a todos los actores', dice con aceptación.
Se autodefine como una 'acróbata de la emoción'. Quiere 'hacer las cosas con corazón' y sin prejuicios culturales, raciales, sexuales o de estética. 'Muchas mujeres no sabemos qué significa serlo, no somos conscientes del poder femenino como seres creadores de vida', opina Nidia. 'Somos infinitamente maestras, y tenemos que vernos como iguales entre todas nosotras; solo eso va generar un real cambio en la sociedad'.
Deja claro que la televisión y la publicidad peruanas siguen sin hacerle justicia a la belleza de la mujer andina porque aún se la ve desde la frialdad, ignorancia e indiferencia de una estética occidental que no muestra la fortaleza y la mística de una persona indígena. Nidia trata de intuir la respuesta de las personas cuando ven honestas representaciones de rasgos nativos, como por ejemplo los de la mexicana Yalitza Aparicio, protagonista de Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón; sin poseer los rasgos, la belleza ni las medidas aceptadas por el canon, Aparicio ha aparecido en la portada de Vogue México, una decisión que ha despertado aplausos de muchos, comentarios escépticos de algunos y también una serie de críticas que exponen el doloroso racismo y clasismo de nuestras sociedades. 'Me parece que es mucho más universal entender la belleza de diferentes formas. Es mucho más real y palpable, pero también menos comercial', opina Nidia.
Le pregunto si ella cree que una niña de la sierra peruana, ahora, podría identificarse con ella, así como ella se identificaba con actrices como Portman o Foster cuando era chica. 'Ojalá, ¡me encantaría!', responde. 'Sé lo que cuesta ser verdadera y consecuente todos los días. Es platónico', reflexiona. 'Pero si yo pude, todos pueden. La vida es muy bonita porque nos da esa posibilidad'. Se refiere también a la posibilidad de atrevernos a ser quienes realmente somos y con eso influir a otros. Y ese es el rol más importante que cualquiera puede cumplir.