La semana de la moda de Milán ha sido un éxito. Aunque casi todas las colecciones nos deleitaron, tenemos nuestras favoritas.
Dolce & Gabbana:
El desfile de la inclusión y la diversidad. Mujeres de todos los tamaños y edades (de Monica Bellucci a Ashley Graham) desfilaron por la pasarela con atuendos que mezclan el negro, el blanco, el dorado y el plateado, denotando elegancia, recargados de estampados con alusiones a figuras del imaginario religioso católico, como arcángeles, la virgen María y el sagrado corazón de Jesús, que recordaba al estilo visto en la última edición de la gala del MET, de temática 'Cuerpos celestiales: moda y la imaginería católica'.
La colección Primavera-verano 2019 de Dolce & Gabbana se caracteriza, como es usual en la marca, por su estilo barroco. Los ternos florales de textura satinada, los vestidos de inspiración foliácea, la predominancia del encaje y los bordados –tanto sobre atuendos románticos como sobre otros más punk–, y la presencia de elementos victorianos (como los del vestido celeste que lució Emily Ratajkowski) reafirmaron la identidad de la firma y homenajearon su origen italiano.
Missoni:
¿Cómo reinventarse y, a la vez, mantener esa esencia característica? Habría que preguntárselo a Angela Missoni, directora de la casa de moda que lleva su apellido, quien con el reciente desfile en la Fiera di Milano ha reinventado el tejido que tan famosa hizo a la firma décadas atrás. La versión actualizada del sello Missoni se apreció en siluetas delicadas en tonos pastel y estampados sutiles con texturas y transparencias que colmaron la pasarela de una elegancia atemporal. En una pasarela en la que primaron los maxivestidos, dueños de una caída de ensueño, y con Kendall Jenner y Gigi y Bella Hadid a la cabeza, la firma celebró su aniversario número 65. El evento fue una contundente síntesis de toda una vida dedicada a la moda.
Versace
Go big or go home. Ese parece ser el espíritu de esta colección, audaz en el uso del color y los estampados. De forma ingeniosa, la marca italiana nos presenta diversas prendas en cuero, con estampados geométricos, motivos microflorales y animal print, todos con una marcada influencia urbana. La propuesta tuvo mucho de alegría y osadía.
En una pasarela que contó con la participación de personalidades tan llamativas como las hermanas Hadid, Kaia Gerber, Emily Ratajkowski y Kendall Jenner, los diseños no perdieron protagonismo en ningún instante.
Atractivos y desafiantes vestidos entubados de cuero brillante en naranja, celeste, rojo, amarillo y negro, colores que se mantuvieron en los estampados que se superponían en varios conjuntos, a veces sin una sintonía aparente. El resultado, potente y trasgresor, fue enfatizado por Donatella Versace, quien decidió cerrar el desfile con la supermodelo de los noventas Shalom Harlow, ataviada en un vestido corto de flores sobre encaje negro. Sin duda, una presentación potente.
Marni
¿Puede la Venus de Milo volver a la vida? Esa fue la meta que se trazó el diseñador Francesco Risso, inspirado en el proceso creativo de su propio trabajo. Así, cada conjunto que pisó la pasarela nos llevó en un recorrido por la labor de un pintor: desde el lienzo en blanco hasta el momento del proceso en que la obra de arte se nos revela en pinceladas y estampados que representan esculturas o maniquíes.
Las siluetas arquitectónicas de cada atuendo refuerzan el concepto de esta colección con evocación a la antigua Grecia, que contrastó con el styling moderno de las modelos. Lentes de sol triangulares, ojos maquillados al estilo de los faraones egipcios y aplicaciones traían el Olimpo al siglo XXI.
Cada pieza tiene un vestigio de tradición, y sorprende por sus ángulos, detalles étnicos y combinación de estampados de seda, cuero, tejido y cadenas. Risso se mantiene fiel a su punto de vista y su inspiración llega a la meta. Con maestría, da vida a pinturas, estatuas y a la misma Venus de Milo, convertida en nueva obra de arte sobre la pasarela.
