A causa del brote de coronavirus, la industria de la moda se ha visto obligada a cancelar sus tradicional desfiles. Ahora busca en el mundo digital una manera distinta de llegar a su público.
El aislamiento social obligatorio decretado en varios países ha frenado a la industria de la moda y no solo nos referimos a la producción textil o las cifras de ventas. Las más recientes citas celebradas en Milán y París sintieron el impacto de la pandemia y sus efectos ya se vislumbran en numerosos desfiles que, lamentablemente, se han tenido que cancelar como medida de seguridad. Y es que por estos días está prohibida toda clase de aglomeración de personas.
Debido a ello, cuando culminó Paris Fashion Week, el pasado 3 de marzo, Louis Vuitton ya tenía preparada su nueva colección en formato virtual, para que todos aquellos que no pudieran asistir a sus showrooms, la apreciaran en la comodidad de su casa. “En otras circunstancias habríamos tardado dos años en implementarlo”, declaró el CEO de la firma, Michael Burke, al portal “WWD”.
La crisis por el COVID-19 hizo también que Armani cancele su desfile abierto, que estaba programado para el 24 de febrero. En lugar de ello, prefirió transmitirlo por streaming para que compradores y editores puedan verlo. La casa italiana ha sido la primera en dar el gran paso al mundo digital, pero no será la única. Dada la coyuntura, por la que todas las firmas internacionales han cancelado la presentación de sus líneas crucero –previstas para abril y mayo en distintas ciudades del globo–, todo indica que estamos a punto de presenciar la revolución de las pasarelas.
El debate ya estaba sobre la mesa. El año pasado, los organizadores de la semana de la moda de Estocolmo anunciaron que abandonaban los desfiles tradicionales debido al gran esfuerzo logístico que demanda y las consecuencias ambientales que atañe. En vez de eso, anunciaron un nuevo formato que “encaje con las necesidades del actual paradigma de cambio”, afirmaban. No cabe duda de que la pandemia ha acelerado tal cambio.
TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA MODA
Chanel ha sido la última firma en cancelar su tan esperado desfile. En un comunicado de prensa, la maison señala que está “evaluando posibles alternativas para presentar su colección en un formato diferente”. En efecto, la emergencia global está obligando a la industria a recurrir a soluciones rápidas que le permitan mantener su ritmo sin la presencia física de sus trabajadores.
Prueba de ello es lo que está sucediendo en Tokio, donde la semana de la moda se encuentra en curso y a través de streaming. Cabe precisar que no solo se trata de transmisiones en vivo; el evento está abierto a un abanico de posibilidades. Así, cada marca ha elegido la manera de llevar su show al público usando la web oficial de la organización. Algunos se decantaron por el formato lookbook, otros por el video en directo y algunos, incluso, echaron mano de la realidad aumentada y la realidad virtual para presentar sus propuestas.
En México, por su parte, se plantea la posibilidad de hacer algo similar con su Fashion Week, que está prevista entre el 30 de marzo y el 2 de abril. “Apostamos por formatos disruptivos de contenido digital en beneficio de todos los diseñadores, creativos, socios patrocinadores, empresarios y consumidores de la moda mexicana”, acaban de informar desde la organización.
Por otro lado, el 1 de abril se llevará a cabo una pasarela patrocinada por WWD en China, que mostrará el trabajo de marcas sostenibles en formato íntegramente digital, usando aplicaciones interactivas como Zoom. “Esta crisis ha hecho que la industria reflexione sobre el impacto ambiental de las pasarelas tradicionales”, afirman. Y es que si bien la emergencia sanitaria ha sido controlada en el país oriental, la preocupación por el cambio climático es otro de los temas que preocupa a la industria por estos días.
Lo cierto es que los showrooms de realidad aumentada llevan tiempo funcionado y, además de evitar el desplazamiento de gran cantidad de personas, reducen gastos innecesarios en muestras y prototipos. Es así como las recientes crisis mundiales nos revelan que existen otras formas de ver y comprender la moda. Ahora depende de nosotros adecuarnos a esos nuevos paradigmas.