Su pasión por la moda, su disposición a arriesgar y un inocente mensaje a través de LinkedIn fueron factores determinantes para que Lucrecia Alarco se haya convertido en una mujer de negocios.
La responsable de la franquicia peruana de Pronovias, la distribuidora española líder en moda nupcial, se considera una persona “bastante comprometida y apasionada”. Lo ha sido desde que era niña y pertenecía a la selección nacional de vóley hasta cuando cumplió 12 años y se dio cuenta de que lo suyo era la moda. Después de todo, los viajes a Miami con su madre para aprovechar el Black Friday y la admiración por su abuela, una mujer elegante e impecable que coleccionaba las icónicas revistas Vogue, calaron hondo en ella.
Primero estudió durante dos años Administración en la Universidad del Pacífico, pero las prácticas con Ani Álvarez Calderón y en el LIF Week confirmaron su amor por los hilos, los bordados y las telas. En el 2011 se graduó de la carrera de Fashion Business, en el Istituto Marangoni, en Londres; luego, trabajó en Harrods, la tienda por departamentos que más facturaba en todo el mundo en ese entonces. Pero Lucrecia siempre la tuvo clara: quería traer moda al Perú.
Un vestido de novia para su hermana, una mala experiencia en una tienda, un MBA en Luxury Business en Italia y un comentario de su papá fueron piezas clave en este juego de ajedrez que ahora mismo la tiene ad portas de inaugurar la tienda de Pronovias en Lima. “Hola, estoy interesada en la franquicia de Pronovias en el Perú”. Este fue el mensaje que le escribió a algún trabajador de la empresa a través de LinkedIn. Semanas después, presenciaba in situ un desfile de la firma, en Barcelona. “Mi misión es quitarles a las novias el estrés y que disfruten del proceso”, comenta Lucrecia, quien ha sabido identificar un nicho aún desatendido. ¡Enhorabuena!