Inversionistas ángeles o el arte de invertir en negocios que generan disrupción en el mundo como lo conocemos.
Algunas de las empresas más importantes hoy en el mundo (como Facebook, Instagram o, de manera más reciente, Snapchat) han sido financiadas por intrépidos inversores que creyeron en sus bondades antes que existieran. Por supuesto, hoy cosechan su audacia con millones de dólares en retribución. Ellos, los inversionistas ángeles que les llaman, encontraron unicornios. Es decir, empresas que llegan en menos de dos años a valuaciones de mil millones de dólares, como fue el caso de los mencionados al inicio de esta columna, así como también de Pinterest, Uber o Airbnb, entre otras.
Estos ángeles, mecenas de la disrupción tecnológica, poseen un perfil de riesgo poco conservador para invertir. Suelen proveer el 'capital semilla', primera inyección externa de dinero para desarrollar o poner en marcha una idea innovadora, para que las startups florezcan. Cuentan que en la sede de Google hay una urna de vidrio con la copia del cheque por US$100 mil que un inversionista ángel les dio a estos últimos cuando le explicaron lo que su algoritmo podía hacer.
Este capital inicial es muy importante para el desarrollo de nuevas empresas. Comentan los especialistas que la primera fuente de financiamiento de las startups son generalmente lo que se denomina 'las tres F' en inglés: friends, family and fools (amigos, familia y tontos). Luego de ellos vienen los inversionistas ángeles. Si la empresa prospera, les esperará una ronda de fondos de inversión y, finalmente, como lo han hecho muchos de los unicornios antes señalados, un IPO (oferta pública inicial, por sus siglas en inglés) en la bolsa.
Los ángeles suelen ser individuos de entre 40 y 60 años con una carrera exitosa a nivel individual a cuestas. Lo que buscan a continuación es la trascendencia. Quieren ayudar a empresarios con ideas nuevas e innovadoras para promover la creación de empresas que generen bienestar y desarrollo. Aunque también los motiva volver a tener la adrenalina de empezar algo nuevo y diversificar su portafolio de inversiones.
Sin embargo, no todo es una maravilla. El término unicornio justamente es utilizado por la poca probabilidad estadística de éxito en lo que se refiere a estos emprendimientos. En Silicon Valley se habla de que en un portafolio de inversiones ángeles el 30% será muy exitoso, un 30% permitirá cobrar lo invertido y otro 40% será pérdida. Pero, como dicen, el que no arriesga no gana. Y el que no cree en ángeles, nunca encontrará un unicornio.