Por: Rebeca Vaisman / Fotos: Roc Pont

Aunque estudió Diseño de Interiores en Londres, Milagros Plaza encontró su camino como blogger de modas, primero, y luego como influencer de lifestyle y experta en marketing digital. Su nuevo departamento en Barcelona es el reflejo de una vida abierta al cambio, dispuesta a adaptarse y sobre todo llena de luz.

'Haz de tu vida una clase', eso le pedían a Milagros Plaza cuando la animaban a dar charlas sobre Social Media en institutos y escuelas especializadas. Ella se mostró dudosa en un inicio, pero como siempre le ha pasado con lo nuevo, terminó animándose. Usó entonces su experiencia como joven migrante y estudiante limeña que descubrió el coolhunting y las tendencias en Londres, y la libertad y el emprendimiento en Barcelona; aprovechó sus 10 años en las redes sociales, que empezaron mostrando sus looks en el blog que llamó Style in Lima (y cuyo nombre no ha cambiado a pesar de no vivir en el Perú desde hace más de una década), y que hoy la han llevado a ser una activa influencer de estilo de vida. También la condujeron a estudiar un posgrado en Marketing Digital y a fundar su propia agencia de Comunicaciones, Branding y Creación de Contenido, Llama Studio. La experiencia de vida de Milagros —o Mila, como cariñosamente le dicen— le ha dado 50.000 seguidores en su Instagram, y en la vida real la han hecho profesora de posgrado del Centro Universitario de Diseño de Barcelona (BAU) y profesora externa de Nethunting del Istituto Europeo di Design (IED). Y a seguir dando charlas sobre su vida, además.

Lo suyo es la aventura, la evolución y la valentía. De alguna manera, la naturaleza de Mila se sublevó al statu quo desde muy temprano. Vivía en un departamento de 300 m² frente a Larcomar, lleno de plantas y de muebles españoles que habían pertenecido a la hacienda familiar de Vichaycoto. Era un departamento hermoso, que tenía objetos finos, pero Mila no lo sentía suyo. Era la casa de sus padres, ella solo vivía ahí. Esa misma sensación se repetía en los hogares de sus amigas y en las casas de playa en las que pasaba los veranos: estaba rodeada de espacios lindos, elegantes, 'fichos', como los describe, pero fríos. 'Se habían gastado un montón de plata en esas casas y estaban lindas, pero no sentía que habían escogido cada pieza pensando en algo', recuerda Mila.

Esa percepción tiene que ver de manera inconsciente con su eventual decisión de estudiar interiorismo. Pero antes, la vida: Mila quedó embarazada a los 17 años y fue madre de Adriana, su Nani, a los 18. Eso suscitó una esperable conmoción en su círculo, al que ella respondió con decisiones que llevaron la contraria a todo, excepto a lo que su intuición y su voluntad le decían. Estudió Secretariado para poder conseguir un trabajo rápidamente, y se hizo independiente para criar a su hija. Eran dos niñas cuidándose la una a la otra, y Mila lo recuerda con ternura. También fue a contracorriente cuando decidió mudarse a Inglaterra con Nani de casi 5 años, pero nunca permitió que las opiniones o expectativas de otras personas influyan en su noción de maternidad ni en su forma de vivir la vida.

En Londres estudió Diseño de Interiores en la Facultad de Comunicaciones de la University of The Arts. Por aquel entonces su hermana mayor, Tamia Gonzáles, estudiaba lo mismo en el IED de Barcelona. Si le preguntaban sus razones en ese momento, Mila respondía que había elegido esa carrera porque le 'encantaba decorar'. 'Pero ahora que tengo más perspectiva puedo sacar alguna conclusión', reflexiona. 'Yo me fui a Londres porque quería lograr esto sin darme cuenta', y cuando Mila dice 'esto', se refiere al salón luminoso desde donde conversa; a la cercanía de su esposo y de su hija pequeña que descansan en una habitación contigua; a la apacible forma en la que ha ido ordenando el departamento que desde hace poco ocupan en Barcelona: 'Sin saberlo, yo vivía con el afán de encontrar en algún momento un lugar en el cual sentirme realmente cómoda, un lugar que se sienta mío, y nunca cansarme', dice Mila.

Calor de hogar

Ha vivido en Londres, Miami y Barcelona: volvió una época a Lima y regresó a España definitivamente en el 2014. 'Después de mudarme tanto, de tener que vender todos mis muebles y luego volver a empezar mis casas de cero, me dije ‘¡Ya! ¡Se acabó!’. Así que fui recolectando las cosas que realmente me gustaban y que me hacían sentir en casa', explica Mila. 'Yo soy cáncer así que me encanta estar en mi casa. Todo el día estoy aquí, trabajo aquí, mis stories las hago desde aquí. ¡En serio, es brutal, no salgo!', se ríe. 'Quiero que cuando mis hijas entren por la puerta sientan alivio de haber llegado. Y esa sensación no te la da un cuadro cotizado, ni el último sofá, sino esas pequeñas cosas que reflejan tu personalidad y es bien difícil lograrlo', asegura.

Fue en Barcelona, durante una visita que hizo a su hermana, que esta le presentó al chef Bernat Bermudo, con quien se casó y tuvo a su segunda hija Aitana, que hoy tiene 9 años. Entre el 2012 y el 2014 la familia vivió en Lima, donde Bernat trabajó en el restaurante Lima27. A su regreso a Barcelona empezaron a pensar en el proyecto propio: en el 2015 abrió sus puertas Mano Rota, el restaurante que Bermudo dirige en el barrio de Poble Sec, y que fue elegido el Restaurante del Año en los ránkings de El Periódico y de la revista Time Out. El interiorismo del local fue concebido por Mila, y tanto ella como Bernat pusieron manos a la obra, literalmente: pintaron paredes, montaron la barra y lo que se necesitara. Felizmente, contaron con la ayuda de Marisol Gonzáles-Nohra, diseñadora peruana que vive en Barcelona desde hace dos décadas, directora del estudio Revamp y amiga de la pareja.

'Bernie es sencillo, simple. Le gustan la naturaleza, las materias primas, la artesanía y la tranquilidad; Mila es joven, moderna y activa: su estilo es classy, urbano y vanguardista', los describe Gonzáles-Nohra. Su estudio, especializado en el reúso de materiales, como la madera de andamios para construcción, y en el uso creativo de otros materiales, como tuberías de cobre y cajas de plástico, se encargó de hacer el mobiliario de Mano Rota, y algunas de sus piezas también están en el departamento de Mila y Bernat. 'Tanto en Mano Rota como en su casa se refleja el gusto de ambos por lo vintage y por la simplicidad', opina la diseñadora. 'No hay demasiado recargo, con lo cual ambos espacios son acogedores, y se respira una atmósfera tranquila que invita a disfrutar de una buena cena o de un buen descanso'.

Lo que Mila quería era un piso (como se les llama en Barcelona a los depas) con mucha luz, pero que sea interno para evitar el ruido de la calle: una combinación difícil de encontrar que, sin embargo, se consiguió en esta cuarta planta del edificio reformado de L’Eixample. Ha mantenido los mismos muebles que tenía en su departamento anterior, pero ha cambiado las lámparas, los cojines y los accesorios, como los espejos y otros adornos, y ha puesto plantas por doquier. 'Cuando vienes acá y ya no eres nadie especial, eres clase media de verdad: no tienes carro ni casa de playa, entonces empiezas a hacer las cosas tú misma', opina Mila sobre su experiencia. 'Quieres hacer el espacio realmente tuyo, porque te cuesta el doble. Aprendes a hacer de tu casa un lugar que no es lujoso, pero es donde quieres pasar toda tu vida y ser feliz'.

Un constante reinventarse

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Editorial

Julio

Nómadas

Fotos: Luciana González-Polar / Asistente foto: Omar Rivas / Colorizado: Paul Bobadilla / Dirección de arte y estilismo: Ximena Castañeda / Asistente de arte: Silvia Tomasich / Asistentes de estilismo: [+]

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