Por: Adriana Garavito / 13.11.2019

Las mesas navideñas no solo son punto de encuentro, sino también una oportunidad para desplegar la creatividad y aprovechar espacios interiores y exteriores, con arte, diseño, flores y, por supuesto, gastronomía. A continuación, cuatro propuestas.

Sandra Benavides

No hay plato que se repita. Piezas azules, blancas, negras. Las copas de colores y los cubiertos dorados contrastan con la guirnalda de flores silvestre en el centro de la mesa. Para Sandra Benavides, directora de Sofistia, marca de diseño que se especializa en el trabajo con alabastro (pero que también usa materiales como la cerámica), la irregularidad es la clave del juego. Su estilo de diseño propone la delicia especial de comer utilizando piezas que de alguna manera tienen vida propia (por el azar que influye en su apariencia final) y que se sienten como arte. Su propuesta de mesa en esta ocasión puede aplicarse a una cena de Nochebuena, pero también a un almuerzo navideño. Ella se imaginó una comida con sus amigas, en el jardín, donde alguna vez también ha recibido la Navidad entre arreglos de flores sacadas de él. Los platos de piedra o de cerámica descansan sobre la mesa de madera, las sillas antiguas, blancas, cada una con un tapiz distinto, encantan, y las campanas colgadas suenan a un evento especial. Un rústico sofisticado y en suma, un espacio hecho para compartir.

Lorena Murguía

¿Para qué seguir lo convencional? Eso se pregunta Lorena Murguía, dueña y directora creativa de Le Boutique des Fleurs. Y menos mal que lo hace. Su idea es poder recibir a varias personas con una mesa de mármol y arreglos florales asimétricos −tendencia que exploró hace poco en una visita a Nueva York−, y con topiarios redondos, frescos y con movimiento. 'El toque de la fecha se puede agregar con bolitas navideñas como adornos, un detalle muy sutil', recomienda. Si bien en sus arreglos y bouquets puede aplicar tendencias en floristería e inspiraciones internacionales, es importante para ella tener en cuenta el contexto y no el cliché. Es decir que, por la temporada de verano, propone tonos rosa, blancos y dorados para celebrar las fiestas. Quizá una pizca de verde, para agregar esa nota navideña. Esta paleta se plasma en rosas, claveles y lisianthus, y en detalles que sorprenden y marcan la diferencia, como un menú escrito. Otro secretito de experta: imaginar sin límites. Las flores, luego, hablarán.

Álvaro Cornejo

El chef y copropietario de Las Bolena Tea Room & Restaurant, espacio caracterizado por su atmósfera vintage que abrió sus puertas hace dos años, comparte lo que para él es una cena perfecta junto a sus seres queridos. Así propone para esta mesa la carta que él mismo planea cocinar esta Navidad en su casa: una que rompe con los típicos platos navideños. Su punto de partida fue preguntarse cuántas veces al año la familia se junta, toda, a comer. 'Normalmente salen varias fuentes y es una cantidad inmensa de comida', dice. 'Pienso que hay que aprovechar que están todos juntos para comer rico, gourmet y sencillo'. En ese sentido, apuesta por que el plato principal sea un magret de pato, acompañado con ensaladas de verduras, mouses, y puré de papas y camote, como para mantener el clásico sabor navideño. 'El plato en sí es sencillo. La tecnicidad está en la presentación', comenta.

Claribel Berckemeyer

Los postres deleitan el paladar y la vista. Son dulces y atractivos, y por eso, infaltables en una mesa de Navidad. Claribel Berckemeyer, el nombre completo detrás de Claribel Gourmet Deli, dice que no hay nada como un croquembouche (tarta cónica hecha en profiteroles) en el centro, pues tiene la forma de un arbolito navideño y el sabor perfecto para después de tremenda cena. Los rellenos pueden ser varios: crema pastelera tradicional, de chocolate y hasta de lúcuma. La corona de profiteroles con baño de caramelo o chocolate puede ser otra opción y las milhojas o la torta de jengibre sanan el antojito a los amantes de los postres más tradicionales. Claribel tiene como mano derecha a su madre, Ana María Derteano. Y con ella, cada vez que preparan un postre están manteniendo vivas las recetas de la abuela. Lo dulce es una tradición de familia. Se vuelve purita historia. Como aquellas que se cuentan en la mesa.

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