Ya son más de 30 años ininterrumpidos desde la primera
Subasta del Museo de Arte de Lima. ¿Cómo ha ido
evolucionando el evento?
Conversamos con Talía Durand Neuhaus, presidente
del comité de subastas del museo para que nos cuente
un poco sobre su labor y la importancia de esta magnífica
apuesta por el arte y la cultura peruana.
En esta oportunidad, Casa Prado será la nueva sede de la ya tradicional subasta anual del MALI. La edición número XXXI se celebrará mañana sábado 06 de abril y contará con sesenta y seis lotes de obras peruanas orientadas al arte histórico y moderno, como también al diseño gráfico, la fotografía y el arte contemporáneo.
“La subasta tiene como principal función ser un mecanismo de recaudación para el museo, pero evidentemente a lo largo de 30 años se ha convertido en una institución en sí misma, constituyéndose como el único mercado secundario transparente de arte en el Perú. Esto significa que tú puedes ver en cuánto tasan el precio de las obras y conocer su verdadero valor”, expresa Talía.
Asimismo, afirma que en muchas ocasiones los coleccionistas están dispuestos a pagar sobreprecios con un fin enteramente altruista. “Lo que pasa es que como la gente sabe que el fin de la subasta es completamente benéfico al ser una organización sin fines de lucro, pueden ofrecer más dinero como un gesto de ayuda para la preservación del museo”, nos cuenta.
Gracias a ello, la subasta ha podido implementar nuevas herramientas con miras a llegar a compradores del exterior y seguir poniendo en vitrina tanto a artistas consagrados como emergentes, como la inclusión de una plataforma virtual desde su página web donde podemos participar del evento en cualquier parte del mundo, además de una conexión directa con Londres y Madrid donde la gente se reúne para seguir la subasta en vivo.
Imágenes de la subasta del MALI el año pasado, en Miraflores Park, A Belmond Hotel.
Cabe resaltar que la invitación no es solamente para los coleccionistas o compradores, sino que está abierta al público que quiera disfrutar de una tarde llena de arte, conversación y aprendizaje.
“Aún si no tienes la intención de comprar nada, es un evento que siempre es gratuito (solo hay que registrarse en la web) y todos están invitados a participar. Es un espacio para aprender y apoyar al museo, y la labor maravillosa que venimos haciendo dentro y fuera del país”, dice Talía. “Y aparte, más allá de todo, es muy divertido y emocionante. Aprendes sobre las obras, tienes el catálogo con un montón de información y la gente lo vive con mucho cariño”, añadió.
Para Talía es importante que se entienda que el museo es de todos los peruanos, no de una “élite”, y que cumple un rol fundamental no solo de preservación de nuestro legado artístico, sino también de difusión. Nos cuenta que para esta ocasión, la subasta incluirá obras de artistas que participarán de la LX edición de la Bienal de Venecia, en Italia, uno de los eventos artísticos más prestigiosos del mundo. El MALI también ha prestado piezas de Elena Izcue y Julia Codesido, mujeres representativas de la plástica peruana de inicios del siglo XX.
Detrás de cada obra subastada hay un proceso de selección muy riguroso, nos afirma. “Es muy riguroso, ya que pasa por un comité curatorial encargado de hacer una exhaustiva revisión de cada obra considerando su procedencia, calidad y conservación. En ese sentido la subasta es un lugar ideal para adquirir arte o para iniciarse dentro del coleccionismo, porque cada obra presentada cumple con estándares altísimos. Es una oportunidad para adquirir una pieza con seguridad”.
Si tu también quieres participar del evento, entra a la página subasta.mali.pe para confirmar tu asistencia. Ahí también encontrarás el catálogo de las obras con información a detalle de cada una.
Talía Durand pertenece a la cuarta generación que toma un puesto de liderazgo
en el MALI. Su familia tiene un compromiso histórico con el arte y la cultura peruana.
¿El legado de tu familia fue lo que te motivó a dejar el mercado financiero y dedicarte a la labor del museo?
Estudié finanzas y trabajé en banca por muchos años, pero también he sido directora del MATE (el museo de Mario Testino), entonces también he ejercido la gestión cultural anteriormente. Mi bisabuelo fue uno de los fundadores del museo, y ambos lados de mi familia ha estado históricamente relacionada al museo desde su gestión y sus inicios.
Digamos que desde muy niña se me ha inculcado el reconocimiento por la labor del museo en un país que tiene un legado histórico artístico inmenso, en ese sentido es fundamental que exista el MALI. Es una iniciativa que se generó por un grupo de entusiastas que reconocieron la falta de un museo de arte en la capital y se unieron para hacerlo realidad, hoy por hoy sigue siendo un esfuerzo civil y muy valioso, es por eso que cuando me ofrecieron la oportunidad de unirme a la comité de la subasta, la tomé sin pensarlo.