Por: María Elena Carbajal / 22.03.2024



¿Qué es verdad y qué no en este universo
de información climática?




Aunque a veces es difícil identificar los patrones del clima y comprender las consecuencias de su cambio, es innegable que las acciones que se producen afectan cada vez más nuestras vidas. En este sentido, aparece información que nos complica -aún más- la comprensión del cambio climático y sus consecuencias. ¿Qué está pasando realmente? ¿Por qué es tan necesario hablar de ello? En el mundo de la desinformación y la “posverdad”, la propagación de noticias falsas o sin fundamento científico se convierte en un problema real. La velocidad a la que vamos por un clic nos convierte en presas fáciles de caer en falsas premisas; por ello, en esta nota desentrañamos cuatro mitos del calentamiento global.





MITO 1

“LOS IMPACTOS CLIMÁTICOS NO SON MALOS”




Realidad: Si no te ha tocado vivir una lluvia torrencial, un huayco o una quebrada de cuarenta años que se activa de pronto, puede que no estés sintiendo tan de cerca los impactos del cambio climático, pero probablemente es porque estás viviendo en una burbuja. La verdad es que basta con ver la crisis de disponibilidad global de alimentos, el incremento de los desplazamientos forzados, los conflictos sociales, el grave problema de las sequías, las enfermedades y la inestabilidad a nivel mundial para saber que todo está relacionado con los cambios bruscos –y cada vez más intensos– del clima. Solo en el 2023 más de 110.000 personas han sido afectadas por la sequía en la Amazonía, y las altas temperaturas por el Fenómeno El Niño han generado olas de calor a casi todos los países de América Latina, llevando incluso a la muerte de personas en Brasil o Perú, por ejemplo.





MITO 2

“LA TIERRA NO ESTÁ MÁS CALIENTE”




Realidad: El clima ha cambiado siempre. Claro, la Tierra tiene millones de años y el cambio de temperaturas ha sido parte de su vida. Sin embargo, 17 de los 18 años más cálidos registrados desde los primeros reportes, a inicios del siglo XIX, se han producido desde el 2001. Según estudios de la NASA, el calentamiento actual se está produciendo a un ritmo no visto en los últimos 10.000 años. Existe un grupo de científicos especializados que se llama el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y está conformado por las personas en el mundo que más han investigado sobre el cambio climático y sus consecuencias. Este grupo divulga informes que deberíamos estar leyendo. Una de las cosas que advierte es que la influencia de la actividad humana en el clima –desde que se iniciaron las investigaciones en los setenta– ha pasado de ser una simple teoría a ser un hecho establecido.





MITO 3

“LOS GASES DE EFECTO INVERNADERO PRODUCIDOS POR EL HOMBRE NO ESTÁN CAUSANDO EL CALENTAMIENTO GLOBAL”




Realidad: Las actividades humanas, como la extracción de combustibles fósiles, la deforestación y otras actividades industriales, son las principales causas de la emisión de gases de efecto invernadero (CO2), que contribuyen significativamente al calentamiento global. Esta energía adicional está calentando todo, y se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, los océanos y los bosques. En la ciudad amazónica de Puerto Maldonado, por ejemplo, el calor ha alcanzado casi 38 grados en noviembre y las lluvias –que en la costa se espera que se intensifiquen por el Fenómeno El Niño– no han llegado aún a la región amazónica, alterando actividades económicas como la pesca, la agricultura o la ganadería. Ojo, es verdad que el CO2 en sí mismo no es el problema, ya existe en la atmósfera terrestre mucho antes que nosotros; el problema es que estamos abusando de la cantidad que generamos como seres humanos. Según datos de Copernicus –el programa europeo de monitoreo del clima–, las temperaturas en julio del 2023 fueron 1,5 centígrados más altas que la temperatura promedio entre 1850 y 1900.





MITO 4

“LAS SOLUCIONES CLIMÁTICAS NO FUNCIONARÁN”




Realidad: Honestamente, las acciones individuales poco sentido tienen si no las llevamos a cabo con cambios más grandes a nivel político y social; pero no por eso hay que aceptar la premisa desanimada o la postura apática de que no hay mucho más que hacer y tirar todo por la borda. Lo que generamos con acciones como evitar los plásticos de un solo uso, reciclar nuestros residuos, evitar el sobreconsumo, etc., es crear un hábito más grande que nos permita ser cada vez más las personas convencidas de que el cambio climático es un problema que tiene que tratarse desde todas las aristas. Es decir, haciendo comunidad. Si somos cada vez más quienes alzamos la voz hacia este problema tendremos más autoridad social para pedir cambios estructurales, intervenir en el debate público y elegir mejor a nuestros representantes. Solo de esa manera podremos seguir viviendo en un planeta habitable, sano y justo para todos.





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