Por: Kenny Feijóo / 21.01.2024




“UNA MESA NO SOLO GIRA ALREDEDOR DE LA COMIDA,
SINO DEL FEELING, LAS CONVERSACIONES Y LAS SENSACIONES”




Su gusto por la buena comida y la conexión humana se fusiona en Verbena, el taller gastronómico creativo de la pareja.
Aquí, la liturgia de la mesa va más allá de la comida; se trata de crear una experiencia que celebra la unión de emociones, sabores e historias.


Se podría decir que Ricardo Goachet y Fiorella Serván se conocían de otra vida. Una en la que ambos vestían el uniforme escolar único peruano y compartían clases en el colegio María Reina. “Nos conocíamos desde el colegio, pero recién empezamos a salir cuando nos reencontramos, hace cinco años”, explica Ricardo. Parte de la conexión, añade Fiorella, fue esa energía que fusionaba un gran gusto por la buena comida con una necesidad casi imperativa de conexión humana. “Somos animales sociales”, sentencia Goachet. “Tenemos una vida social muy intensa”.


Richi es chef formado en Europa. Luego de desarrollar gran parte de su carrera entre Valencia y San Sebastián, el cocinero volvió al Perú en el 2019 con la intención de abrir un restaurante. Empezaron el proceso de abrir un local en San Isidro, pero en el 2020 la pandemia se interpuso en sus planes, obligándolos a parar. En ese ínterin, la pareja de recién casados tuvo a su primogénita, Bianca.





“Nuestra casa hasta hace un año y medio había sido el point de reuniones, fiestas y celebraciones. Incluso al tener tantos amigos por el mundo era común siempre encontrar huéspedes internacionales alojados en casa, algo muy bonito, ya que el ambiente siempre era divertidísimo”, añade el chef. La bebé les cambió la rutina, la dinámica y los horarios, así que, en el 2022, en la antigua casa de sus suegros, Fiorella y Richi fueron creando un taller multifuncional, el cual podía, además de ser un centro de creaciones culinarias, servir como punto de encuentro para disfrutar con amigos. Reuniones que hoy, más que un evento, son capítulos de una historia compartida.






Richi es chef formado en Europa que volvió al Perú en el 2019. Fiorella, abogada de profesión y amante de la buena mesa y el vino,
es la encargada de darle la pincelada de delicadeza y buen gusto al producto final.


Se come, se bebe, pasan cosas

Verbena es el taller gastronómico creativo de los Goachet Serván, un local que opera desde el anonimato de una casa familiar para hacer catering y desarrollar diseño de conceptos culinarios, eventos y experiencias gastronómicas. Es ahí también donde, desde hace un tiempo, reciben a sus amigos para compartir comidas, bebidas e historias. Fiorella, abogada de profesión y amante de la buena mesa y el vino, es, según las palabras de Richi, “el cable a tierra del proyecto y la encargada de darle ese equilibrio y la pincelada de delicadeza y buen gusto al producto final”. Parte fundamental de Verbena es compartir historias a través de los platos que sirven. Filosofía que aplica tanto para lo laboral como para lo personal.


“Lo que nos gusta es contar algo y que las personas que están con nosotros lo sientan, lo vivan, y que hagan el viaje gastronómico con nosotros”, afirma Fiorella. La combinación de las habilidades y pasiones de la pareja ha logrado una experiencia única. Su “liturgia de mesa”, como la describen, está muy ligada al tapeo y al family style, a poner todo al centro: una fideuá, un arroz, una carne, y compartir.





Su “liturgia de mesa”, como la describen, está muy ligada al tapeo y al family style,
a poner todo al centro: una fideuá, un arroz, una carne, y compartir.


Los vinos que sirven son escogidos personalmente por Richi, muchos de ellos adquiridos en los viajes que hace a Valencia para supervisar el restaurante que tiene allá, Dalima. Son vinos que no son comercializados a gran escala y que suelen ser difíciles de repetir. Al igual que los vinos, la música es también parte importante del maridaje. Procuran acompañar cada ocasión con un soundtrack ideal para el momento.


“Tenemos la suerte de estar rodeados de amigos con un exquisito gusto musical y, después de cada reunión o festejo, enriquecemos nuestra cultura con los aportes de nuestros invitados. Fiorella y yo estamos orgullosos de los amigos que tenemos y hacemos una especie de intercambio cultural con ellos”, dice.


Más allá de la comida, la experiencia de la pareja se centra en acoger, disfrutar, compartir. “No va a ser la mesa más elegante pero sí va a ser una mesa interesante, que va a contar historias y que va a llevar a contar más historias”, explica Fiorella. “La comida es importante pero la mesa no necesariamente gira alrededor de la comida, sino del feeling, las conversaciones y las sensaciones que ocurren alrededor de la mesa. Y a veces eso termina siendo lo más bonito”.








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