Por: Alejandra Nieto / 13.11.2019

Es la isla que fue confundida con el paraíso por los primeros misioneros ingleses que llegaron a ella, y a la vez su pequeña geografía podría contar la historia de la humanidad moderna. No existe mejor lugar que Zanzíbar para sentirse y no sentirse el centro del mundo.

Zanzíbar está en el océano Índico, a 30 km de la costa de Tanzania, país del que es parte. Su centro es la histórica Ciudad de Piedra, de por sí un destino digno de visitar, aun si no estuviese rodeada de espectaculares playas. La geografía lo hace el lugar perfecto para no salir del mar: sus playas cercanas a todo, tienen la marea más estable del pequeño archipiélago.

La isla del tesoro

Como lugar de relajamiento extremo junto al mar, Zanzíbar tiene todas las opciones posibles. El balneario más popular es Ras Nungwi, en la punta norte de la isla. Sin el ritmo acelerado de ciudades más grandes con cultura de fiesta playera, es lugar de bares, clubes y vida nocturna. Por costumbre, en las noches de luna llena la fiesta no para hasta cambiar luna por sol, siempre al ritmo de música africana o caribeña moderna.

La isla del tesoro

A una caminata corta desde Nungwi se encuentra Kendwa, perfecta si el relax que se busca es más absoluto, si el plan del día es no hacer más que ver las sombras cambiar y al sol moverse. La máxima acción en esta playa son los pequeños partidos de fútbol o vóley en la arena que se organizan entre nativos y visitantes. Paje es la playa ideal para los viajes en grupo, con su selección de bungalows y restaurantes, pero sobre todo para los interesados en aprender a bucear, o practicar wind o kitesurfing. Kiwengwa es la zona más exclusiva, con los hoteles más lujosos y las playas más bonitas de la isla. Finalmente, Mangapwani es el lugar más remoto con un paisaje impresionante, el lado más tranquilo y menos visitado. Lo más cercano a una playa virgen en una isla civilizada hace cientos de años.

La isla del tesoro

Stone Town, la ciudad de piedra que es el lado más antiguo de Zanzíbar es capital de la isla del mismo nombre (parte de Zanzíbar el archipiélago, que comprende a la isla homónima, a Pemba, una isla menor, y a un conjunto de pequeñas islas e islotes). Antigua capital del sultanato de Zanzíbar, y centro histórico del comercio de esclavos y de especias, su herencia es una mixtura de civilizaciones y culturas. Aunque actualmente el 95 % de su población es musulmana –y en sus costas conviven el bikini y la burka− Zanzíbar tiene herencia swahili, persa, árabe, india, portuguesa e inglesa. La Ciudad de Piedra ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, y es el lugar más visitado de Tanzania, cuya economía depende grandemente del turismo histórico que atraen la ciudad y sus playas.

La isla del tesoro

Stone Town es un laberinto de piedra antigua, hecho de bazares, cafés y mezquitas, donde la arquitectura es exacta descripción de la mezcla cultural. Un crisol de capas de historia en edificios impresionantes, impregnados todos de la sensación constante de atemporalidad. Como un escenario de ciencia ficción que imagina a la humanidad en enclaves cuya identidad son todas las identidades, un resumen del planeta.

Experiencia de lujo

Los hoteles de lujo abundan y aprovechan la belleza natural. Para empezar está Baraza Resort & Spa, un opulento espacio inspirado en los palacios de los sultanes Omani. Con 70 hectáreas de playas, buganvillas y jazmines, la privacidad está garantizada. La playa está entre las más hermosas de la isla, y su spa es el más lujoso de esta: toma la apariencia de un harem árabe para ofrecer desde faciales a masajes tailandeses.

La isla del tesoro

Matemwe Retreat está ubicado en la zona de la isla con mejor acceso a impresionantes arrecifes de coral. Sus villas privadas son el lugar perfecto para olvidarse del mundo: la distancia y geografía permiten un aislamiento casi total, cada villa cuenta con una piscina privada, y el menú puede personalizarse al máximo y ser llevado a los huéspedes.

La isla del tesoro

Finalmente, el otro eje del top 3 es Kilindi Zanzíbar. Su origen fue ser casa de playa de Björn Ulvaeus, de la banda ABBA, pero hoy se ha convertido en una serie de villas que inevitablemente te hacen pensar en Gaudí. Cada una con dos piscinas, una o dos habitaciones y un jardín lo suficientemente extenso para olvidar que existe un área común. Una diferencia especial con otros hoteles locales es el decorado minimalista.

Elegir dónde quedarse según lo que se quiere hacer es esencial. La isla es grande y es el tipo de lugar a disfrutarse con calma. Días al sol, días de playa, días de caminatas. Como para elegir una o dos playas y habitarlas seriamente.

La isla del tesoro

*Lee la nota completa en la edición de enero de Revista J.

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