Comparten casa y taller, y la investigación es clave en sus procesos creativos. Es natural que la artista plástica Ana Teresa Barboza y el arquitecto Rafael Freyre generen obras juntos como la instalación que ganó el Premio Nacional del MAC Lima Arte e Innovación 2019.
La casa de Ana Teresa y Rafael queda en una quinta miraflorina cerca del mar. Si los visitas de noche, seguramente te recibirá Rafael (41) −arquitecto, diseñador y también actor: expresivo, sociable, con un peinado que te remitirá a un Charles Chaplin moderno− y con una amplia sonrisa te invitará a pasar. Ana (38), artista plástica de profunda sensibilidad, estará esperando en la sala y confesará, bajando la mirada almendrada y sonriendo tímidamente, que no es tan comunicativa como sí lo es Rafael con quien tiene una relación desde hace 10 años; se conocieron en una fiesta en un espacio en el Centro de Lima que él había habilitado, junto con otros colegas artistas, para desarrollar trabajos de investigación que devenían en proyectos ligados al teatro, a la música y al cine. Ahí, en la oscura sala de la casa de la quinta miraflorina, atestada de libros y arte, se mirarán cómplices y coincidirán en la importancia de la investigación para crear discursos sólidos que respalden una creación.
Rafael, hombre ligado al teatro y a la danza desde épocas escolares, en el 2009 participó en una investigación integral con el colectivo LOT Perú, dirigido por Carlos Cueva, entorno al desierto de la costa peruana. 'El elemento fundamental para habitar el desierto es el agua, y en nuestro desierto eso se traduce en niebla; la instalación que creamos en LOT tuvo que ver, entonces, con la niebla; ahí, descubrí la importancia de las tillandsias, plantas especialistas en captar la niebla y volverla gotas', dice Rafael con una voz suave y segura.
Ana Teresa, quien durante algunos años en paralelo a su carrera de artista plástica incursionó en el diseño de modas, subraya la importancia de haber conocido a la familia Goicochea −a Samuel, Eber y David, hijos de tejedores cajamarquinos− para el devenir de su primera muestra conjunta, la bipersonal Destejer la imagen (2017) en la que revelaron la mística, la historia, los conocimientos milenarios y las tradiciones de las técnicas del tejido; la idea era asimismo visibilizar el trabajo de los artesanos, tan artistas como aquellos que exponen sus trabajos en museos de arte contemporáneo, precisa la pareja de creadores.
–Con Rafael vivimos juntos desde hace 5 años, y nuestros talleres están en la misma casa barranquina aunque en espacios separados… ¡Todo el día le veo la cara! −dice Ana, riendo con un brillo pícaro en la mirada, y por primera vez muestra todos sus dientes−. La verdad es que es muy fácil trabajar con Rafael, conozco todos sus procesos, lo conozco tanto…
Las formas del agua
Al chocar las corrientes de viento frías con las cálidas, surge la niebla marina, partículas de agua líquida acumuladas que se elevan hasta el cielo; y el desierto donde vivimos se convierte en 'la ciudad más extraña y triste que puede verse', en palabras de Herman Melville, autor de Moby Dick. La niebla, lánguida en apariencia, avanza y choca con los Andes, pero antes, en ocasiones, con los cerros y las lomas que habitan nuestro litoral; y la niebla deja de ser niebla; hay árboles, plantas, especialistas en captar esa niebla y volverla gotas, como las tillandsias que no tienen raíces y viven de la humedad; estas gotas caen por la fuerza de la gravedad a los suelos; bajan, bajan; se acoplan al sistema subterráneo de aguas; dan vida a los humedales con juncos, totoras que purifican las lagunas… Si algo se rompe en esta estructura, en este tejido, se interrumpe el ciclo vital, el ecosistema del agua pierde funcionalidad y se apaga el milagro…
–Él me traduce, sabe lo que yo no sé decir… –explica Ana Teresa.
–Con ella surgen la materia, los tejidos, la totora, el junco– responde Rafael.
En ocasiones sienten que el estigma del artista que vive en otra galaxia se les pega en el pecho como una insignia. ¿Cuándo se casan? ¿Cuándo van a convertirse en padres?, les suelen preguntar familiares y gente cercana. Hijos sí que les gustaría tener, 'aunque me da un poco de flojera por lo pronto', confiesa Ana Teresa; y casarse no es una opción, '¿para qué?', exclama Rafael riendo, 'son solo papeles'. Un día ideal para ellos es desayunar juntos, alrededor de las diez de la mañana, cuando él regresa del mar de surfear en la Costa Verde, 'donde me conecto con la naturaleza, donde el tiempo transcurre de otro modo', y ella regresa de correr por el malecón de Miraflores, perdiéndose en la amplitud del horizonte, encontrando ideas para su trabajo. Luego, él se va a la oficina y ella, al taller en Barranco.
Rafael es arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma, magíster en Bellas Artes por la Universidad de Plymouth (Inglaterra) y por el Instituto de Piet Zwart en Róterdam (Holanda), director creativo en Estudio Rafael Freyre donde lidera un equipo de arquitectos, diseñadores y artesanos. Ana Teresa, artista plástica egresada de la PUCP; ganadora, en el 2010, del II Concurso Nacional de Pintura del BCR; del premio en el IX Concurso de Artes Visuales de la Embajada de Francia en el Perú, Pasaporte para un artista (2006); cuya obra se expuso en Lima, Mar del Plata, La Paz, Nueva York, Houston, Barcelona, Madrid y Ginebra. 'Dos años antes que termine la universidad mi madre murió, y empecé a bordar, a tejer como lo hacían ella y mi abuela: mi abuela hacía tejidos para cubrir un plato, te regalaba mantitas para el frío, cubría, protegía…', cuenta Ana Teresa Barboza.
Juntos hablan sobre la totora y el junco. Insumos ancestrales que hicieron posibles los primeros tejidos en la historia del Perú como los costales de junco llamados shicras en la civilización de Caral (5000-2900 a. C.).
En la instalación Ecosistema del agua, los Goicochea estuvieron a cargo de los tejidos de junco y totora, dirigidos por Ana Teresa. Se trata de una obra que cobra vida gracias al Premio Nacional MAC Lima Arte e Innovación 2019, y se instala en la sala 3 del Museo de Arte Contemporáneo de Lima (MAC Lima), en Barranco, hasta el 18 de agosto. De esta manera ella, Ana Teresa Barboza, y él, Rafael Freyre, continúan con el desarrollo de proyectos relacionados con la arquitectura, el arte y el diseñoenfocados en la sostenibilidad y el medio ambiente.
En Ecosistema del agua, como una cuestión urgente, ahondan en los procesos hídricos que no solo enriquecen nuestra biodiversidad en el desierto −Lima es después de El Cairo la ciudad más grande del mundo ubicada en un desierto−, sino que constituyen mecanismos que aportan a la sobrevivencia humana. 'Los principales conflictos sociales en el Perú están ligados al agua', asegura Rafael.
Y así se creó la niebla en una sala de museo mediante el impulso del agua con una bomba a 50 bares de presión, similar a la intensidad con que caería el agua del piso 20 de un edificio; la pulverizó, la redujo a 50 micras, la hizo atravesar un gran tejido hexagonal de junco, con tillandsias insertadas, para que se transforme en gotas de 2 mm o 3 mm que caen por gravedad a una piedra volcánica (un sillar traído de Arequipa), que sirve de filtro gracias al carbón activado y a la arena de cuarzo que contiene, pues mineraliza el agua y la hace bebible para el visitante.
Nicolás Gómez, director del MAC, dice, en relación con la pieza ganadora, que 'reúne los recursos del arte, como la ficción, el oficio, la simbología, la experiencia espacial y sensorial con posibilidades técnicas que brindan materiales y técnicas ancestrales para la recolección y purificación del agua. La impecable resolución de la obra en sala, que implicaba complejos desafíos técnicos por la diversidad de materiales, se produjo gracias al profesionalismo de sus creadores'.
Rafael y Ana Teresa seguirán desayunando juntos en la casa de la quinta miraflorina cerca del mar; intercambiarán ideas cristalinas, que luego continuarán sobrevolando en el taller en Barranco, se traducirán, se retroalimentarán orbitándose y harán simbiosis.