fotos: Hilda Melissa Holguín / Dirección de Arte y Estilismo: Paloma Zimmermann / Maquillaje y peinado: Winie Calvay

Es actriz de la serie Los Vílchez, también está a punto de graduarse de Literatura; pero, sobre todo, Micaela Belmont es una artista que va forjando sus ideas a través de una muy particular sensibilidad.

Esplendor en la hierba

Cuando Micaela Belmont estaba en quinto grado, le tocó hacer de Príamo, rey de Troya, en una obra de teatro para su clase de Inglés en el colegio de mujeres al que asistía. Para ella fue todo un acontecimiento. 'La presentamos en el auditorio del colegio, así me lo tomé bastante en serio y la experiencia me encantó', cuenta ahora, tantos años después. El recuerdo escapa de la mera anécdota estudiantil y cobra una mayor importancia al conocerse que fue en ese momento, si la memoria y la emoción no le fallan, que secretamente decidió que quería dedicarse a la actuación.

Ya desde antes Micaela había experimentado esa extraña mezcla de inquietud y de placidez que puede generar el arte. Desde los 6 años sus padres le leían obras 'que hasta el día de hoy me acompañan', y en su casa la música solía sonar siempre. 'Desde que soy chica he estado vinculada a la cultura gracias a mi familia, y creo que eso ha sido fundamental para desarrollar un interés más íntimo por  el arte en general', asegura.

Con 25 años, Micaela es buena para diversificar su atención. Ahora, por ejemplo, se encuentra grabando la segunda temporada de la serie de televisión Los Vílchez (antes estuvo en Torbellino, 20 años después) y a la vez, lleva sus cuatro últimos cursos de la carrera de Literatura. Ha optado por escribir su tesis sobre el material ensayístico de Jorge Luis Borges. Asimismo, toma clases privadas de narrativa con Camilo Torres, a quien llama su 'maestro de literatura'. 'Juntos revisamos obras literarias y tenemos conversaciones sobre filosofía, historia y literatura', explica Micaela. La lectura, naturalmente, es una de sus ocupaciones más importantes, y si decimos 'ocupación' y no 'pasatiempo' es porque ampliar su formación 'lo máximo y mejor posible' es uno de los objetivos que se ha trazado.

Esplendor en la hierba

Sucede que se encuentra en medio de una exploración. Su aproximación es interdisciplinaria, pues son muchos sus intereses y también porque su voz y su mirada como artista están en formación. Se trata de un proceso en el cual hay tanto entusiasmo como seriedad. 'Creo que el hecho de estudiar Literatura y a la vez Actuación me ha traído muchos beneficios y a la vez ciertas dificultades', reflexiona. 'Ambas disciplinas comparten ciertos aspectos: el nivel de verosimilitud que uno intenta darle; pero, en mi experiencia se trata de dos formas de pensar distintas'.

Y como ya lo hemos afirmado antes, Micaela es buena para diversificar su atención. Siempre lo ha sido.

Los papeles de su vida

Esplendor en la hierba

En Los Vílchez, Belmont interpreta a 'Uchi' León de la Torre Ugarte y Moscoso, una joven que proviene de un entorno privilegiado de Lima, 'que a lo largo de su vida ha gozado de lujos y comodidades, al igual que el resto de su familia', la describe Micaela, quien es generosa y comprensiva con su personaje: 'Si tuviera que resaltar dos características que mejor la definen, creo que serían su humanidad y su fortaleza interna', asegura. 'Debido a que meten preso a su padre por un escándalo de corrupción, sufre un cambio radical en su vida. Cuando otros personajes se muestran derrumbados por esa nueva realidad, ella la ve como un reto positivo para trabajar y superarse a sí misma. En ese sentido, creo que tiene mucha fuerza'.

A Micaela no le son ajenos, como tema de discusión y reflexión imprescindible, los prejuicios de la televisión y la publicidad peruanas. 'Creo que las producciones, a la hora de seleccionar actores, están en diálogo con las creencias y expectativas del público al que se dirigen —o al menos lo intentan—. A veces esto se logra con mayor éxito que otras', opina la joven actriz.

'Desgraciadamente, puede ocurrir que se priorice el perfil físico por encima de la exigencia actoral. De todas formas, creo que cada vez sucede menos y así lo será en la medida en que el público se vuelva más exigente'.

Esplendor en la hierba

'Los Vilchez es una serie que, a partir de ciertos estereotipos, en un registro cómico, se propone desafiar y renovar lo que se ha establecido de forma cliché', continúa Micaela. Se refiere, por ejemplo, al nombre de su personaje que alude a una imagen que muchos tienen de una joven de clase alta, frívola y desentendida de la realidad, 'pero es todo lo contrario', dice quien la encarna. 'Es centrada, sumamente sensible y muy comprometida'.

Le interesan los personajes complejos. Para volver al teatro, son muchas las obras que durante su vida la han conmovido (y que reflejan la intersección de sus intereses): Rojo, de John Logan, en la que Alberto Ísola interpretó al expresionista y abstracto Rothko; el montaje de Roberto Ángeles de Eclipse total, drama inspirado en la relación entre los poetas Rimbaud y Verlaine, le vienen a la mente.

Aún no ha podido participar en un montaje profesional, sus clases y las grabaciones de la serie (normalmente graba entre cinco y seis días a la semana) no se lo permiten. Pero con ello ha fantaseado durante las presentaciones finales en el taller de formación actoral de Roberto Ángeles, que cursó. Al preguntarle sobre su rol soñado, responde que le encantaría interpretar a Irina en Las tres hermanas de Chéjov. 'Ese fue el papel que me tocó en una adaptación de la obra en el taller de Roberto', explica Micaela. 'Fue un personaje que me desafió muchísimo y que siempre regresa a mi mente. Algún día me gustaría volver a interpretarlo aplicando herramientas que no tenía en ese momento'.

Alimento para el alma

Esplendor en la hierba

Entre el 2016 y el 2017 vivió seis meses sola en París. Viajó para estudiar en la histórica universidad La Sorbona, en la que llevó tres cursos: uno sobre Literatura Medieval Francesa; otro que se concentraba en la segunda parte de En busca del tiempo perdido de Proust y un seminario interdisciplinario entre artes plásticas y literatura francesa del siglo XIX. 'Los disfruté mucho, especialmente por la experiencia inolvidable de poder caminar por las calles de París e imaginar de forma más vívida las maneras de vida de los personajes sobre los que estaba leyendo'.

Micaela sabe que está en un proceso de autodescubrimiento y de aprendizaje, un ejercicio que 'está lleno de dudas y de ansiedad'. Cultiva activamente la virtud de la cautela, de la prudencia; mide sus palabras, las piensa y las repiensa; sabe que no sabe todo, y es ese su punto de partida para enfrentarse a lo que hace. 'Si me interesa el arte, es porque me da una visión de la vida que me parece más grande', concluye. 'Para mí, lo espiritual es lo artístico'

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