La diseñadora peruana establecida en México ha consolidado la marca que lleva su nombre y se acerca al momento de su internacionalización. La conexión con la naturaleza, la esencia femenina, la fuerza y la libertad son constantes en su creación, y también la búsqueda en su vida.
Ya van cinco años desde que participó por primera vez en un Fashion Week, pero este último ha sido especial. Primero, porque se trató de la edición 25 del Mercedes-Benz Fashion Week Mexico City, que su colección inauguró con su presentación en el hotel Four Seasons en la primera noche. Esto no sucedía hace mucho: por lo general los shows de Sandra Weil son durante el día, pero esta colección se sentía distinta, nocturna, festiva, y se vivió de una manera íntima con una pasarela muy cercana, y con un coctel luego del show. Este año además tuvo una cuota extra de adrenalina: los zapatos que hizo en colaboración con Jessica Butrich llegaron desde Lima y no lograban salir de aduanas. 'Fue de los shows más cardiacos que he hecho', recuerda Sandra, entre risas. 'Ya teníamos un plan b, pero yo no podía asumir que los zapatos estuvieran en suelo mexicano y que no llegaran al desfile; estaba obstinada y se hizo magia para que lleguen al último segundo… pero llegaron y desfilaron, y fue genial'.
Poco más de una semana después de su presentación, Sandra Weil estuvo en Lima. La diseñadora peruana vive hace casi doce años en el país norteamericano; ahí fundó su marca en el 2008 y desde el 2012 (y a partir de una exitosa asociación con la experta en marketing Maru Barney) empezó un proceso de posicionamiento que la llevó a abrir su tienda en la colonia Polanco y a vestir a estrellas como Ludwika Paleta (por siempre María Joaquina), Cecilia Suárez (la superfamosa Paulina de la Mora de La casa de las flores) y recientemente a Yalitza Aparicio y a Marina de Tavira en el estreno de Roma, la premiada película de Alfonso Cuarón; aun más, fue uno de sus vestidos, inspirado específicamente en la tradición textil oaxaqueña, que Aparicio vistió en el afterparty de los Premios Oscar de este año.
'Fundé la marca con una visión ambiciosa: ser conocida en el mundo', asegura Sandra. 'Esa visión se mantiene, pero los retos son distintos. En todos estos años se ha creado una marca con un superposicionamiento, ahora nos toca crecer el negocio y hacer la expansión internacional'. Y he aquí alguien que sabe que puede llegar lejos.
El viaje interior
En la moda se discute mucho sobre conocer el cuerpo femenino, pero Sandra Weil prefiere hablar sobre la sabiduría que se hereda de una familia hecha de mujeres independientes, libres y creativas porque entre ellas creció. Con una madre arquitecta, una tía que es diseñadora gráfica, y su abuela, Sima Napadenschi, que tenía un taller de alta costura en San Isidro. 'Recuerdo esta dinámica familiar y femenina muy linda de estar siempre como jugando a las muñecas en el atelier de mi
abuela. Ella hacía vestidos y traía ropa de Río de Janeiro, telas de Italia, botones de Argentina, de cada uno de sus viajes traía cosas. Siempre había mujeres probándose ropa, y yo viví esa complicidad femenina de apreciarnos las unas a las otras desde un lugar positivo. Siempre rodeadas de belleza'.
Estudió en la Facultad de Arte de la Universidad Católica y se graduó en Diseño Gráfico. Su abuela siempre le había hecho los vestidos y no faltaba quien le preguntase a Sandra de dónde había salido su look. Hasta que llegó el primer encargo serio: asesorada por Sima, le hizo el vestido a una niña para su bat mitzva, rito judío que marca el paso a la madurez para las mujeres. Vestirla para una ceremonia tan simbólica y ver lo feliz y lo bien que se sentía, causó un impacto muy grande en Sandra.
'La moda tiene una connotación superficial, pero yo la descubrí como todo lo contrario', continúa la diseñadora. 'Es un medio de comunicación muy válido, y mucho más profundo de lo que otros pueden pensar'.
Weil viajó a Barcelona para cursar la especialización en Moda y Alta Costura en la escuela Felicidad Duce. En la ciudad catalana conoció a su esposo, el arquitecto mexicano Santiago Rionda. Ella ya sabía que quería fundar una marca y le pareció que México era un excelente punto de partida 'porque es Latinoamérica pero con las puertas del mundo abiertas'. Sin embargo, se desilusionó cuando llegó en el 2007 porque no encontró la cultura de diseño que había imaginado. El mercado mexicano se veía altamente influido por la cercanía de Estados Unidos y sus marcas, y el diseño local no estaba a la vista, no era fácil encontrarlo.
'Por eso te puedo decir que me siento muy orgullosa de ser parte de la generación que ha hecho ese cambio en CDMX', enfatiza Sandra sobre una actual escena mexicana que es, contrario a como inicialmente la conoció, efervescente. 'Ha sido un grupo de gente apasionada, apoyado por la empresa privada, que ha cambiado la industria desde adentro y por eso hoy en día marcas como la mía tienen tiendas en los lugares más exclusivos de la ciudad, y el mercado se ha ido abriendo y encontrando que lo que tenemos localmente también es increíble', dice.
Quizá esa satisfacción que siente en la ciudad que la acoge (y en la que vive con su esposo y con sus dos hijos, Luca de 5 años y Nina de 3) influyó en la inquietud que durante años persiguió a Sandra: no quería que su relación con el Perú fuese solo afectiva. 'Hasta que me di cuenta de que lo que tenía sentido era producir en el Perú, por la riqueza textil que tenemos', explica la diseñadora. En el detalle, en el proceso (es decir, en las raíces mismas): ahí está su conexión. Weil ya ha empezado a trabajar con alpaca en sus colecciones y es algo que la satisface de una manera personal que va más allá del resultado de la finísima fibra en su ropa.
La entusiasma también la posibilidad de colaborar con creativos peruanos, como ocurrió con Jessica Butrich para su último desfile. 'Cuando la conocí el año pasado en el Latin American Fashion Summit
y luego me propuso colaborar con su nueva colección, acepté encantada', cuenta Butrich. Todo el trabajo se hizo a la distancia. 'Sandra es muy buena con el manejo de texturas y colores, y tuvimos varias idas y vueltas de ideas', precisa la diseñadora de zapatos. 'Ha sido una experiencia muy linda poder trabajar con alguien de otro país, pero que además es peruana', remarca.Círculo de mujeres
Para periodistas especializados, como la mexicana Mariana Ramírez, parte del éxito de Weil 'recae en su increíble capacidad de interpretar a la figura femenina moderna', como escribió recientemente en Vogue México. Y esa es una opinión que es compartida por otras reseñas sobre su trabajo. 'Para mí, la frase empoderamiento femenino es redundante porque considero que la energía femenina es la más poderosa', opina al respecto la propia Sandra. 'La connotación que muchas veces tiene el adjetivo 'femenino' es de princesa, delicada y romántica, y para mí no lo es'. Así, la característica femenina que Weil busca se construye a través de una mezcla sofisticada y con edge de sastrería y drapeado; logra un impacto visual pero también permite al cuerpo tener movimiento y flexibilidad.
'Me reencuentro con la mujer que soy cuando uso sus diseños', asegura Mimi Burstein, stylist y amiga de la infancia de Sandra. ¿Y qué significa eso? 'Que cuando uso su ropa me siento bien y preparada para cualquier escenario', explica. 'Desde que éramos niñas y estábamos en el colegio, mientras todos dibujábamos garabatos, Sandra hacía corazones de colores dentro de las líneas, sus creaciones ya tenían otro nivel', recuerda. 'Su idea de las formas y de la estética ha estado presente siempre, y ha sabido desarrollar y orientar esa pasión. Lo suyo más que moda es arte'.
Muchos años han pasado desde que aquel primer vestido hecho por encargo y destinado a ser usado durante una ceremonia simbólica del paso a 'ser mujer'; aquella capacidad de expresión que para Sandra Weil fue solo una intuición entonces, con el tiempo se ha convertido en un discurso elaborado que sostiene su trabajo. 'Me he ido haciendo consciente de que cuando una está conectada con su energía femenina puede irradiar quién es', reflexiona Sandra. 'Mi intención es que mi ropa tenga un feeling femenino, sí, en el sentido que te sientas auténtica y poderosa'. Y con la fuerza de llegar lejos. Como se sintió siempre ella.