Sobre el repentino ascenso de un elemento sanitario en el mundo de la moda, impulsado por Billie Eilish antes incluso de la llegada y propagación del COVID-19.
Puede ser amada u odiada, pero nadie puede negar que la cantante estadounidense Billie Elish fue visionaria. Antes de que la pandemia del COVID-19 estallara y de que las mascarillas se convirtieran en un objeto casi de lujo, ella ya las usaba como parte de sus outfits, en son de protesta por el riesgo que supone el cambio climático. De hecho, hace 24 semanas publicó en su Instagram una foto de ella con la parte inferior del rostro cubierto con una lujosa mascarilla. En ese entonces, nada hacía prever que, bajo las condiciones actuales, ese look sería casi profético y el primer indicio de una tendencia (aunque usted no lo crea).
Aunque la propia Organización Mundial de la Salud ha sido clara en advertir que las mascarillas únicamente son útiles para aquellas personas que presentan síntomas respiratorios, no ha podido evitar que la demanda por estos accesorios se incremente exponencialmente a nivel mundial. Y la industria de la moda no ha sido ajena a esta corriente.
Firmas de lujo como Gucci, Loui Vuitton y Fendi han sido las pioneras en dar a conocer sus mascarillas en las pasarelas. De hecho, Billie Eilish se presentó a los Grammy 2020 con una mascarilla Gucci bordada en pedrería. Y, a pesar de que sus precios oscilan entre los 70 y 200 euros, casi han agotado existencias.
Pero la tendencia no ha sido acogida solo por las compañías más exclusivas. La marca estadounidense Urban Outfitters también ha sacado sus propios modelos, más urbanas e inspiradas en la cultura pop, con motivos de animes e incluso estampadas con la lengua roja de los Rolling Stones. Por su parte, la diseñadora Danielle Baskin ha hecho lo propio: ha presentado una línea de mascarillas personalizadas con una fotografía impresa que simula la parte del rostro de quien las usa, lo cual permite a la persona emplearlas sin mayor problema a la hora de usar dispositivos que requieren reconocimiento facial.
Queda claro que las mascarillas han dejado de ser un producto exclusivamente sanitario para empezar convertirse en un accesorio demandado en la industria de la moda y el lujo, increíblemente. Pero, finalmente, ¿qué es la moda sino el reflejo de nuestros tiempos? Y las mascarillas, en definitiva, son un símbolo del momento actual.
