Es la parlamentaria más joven en la historia de Estados Unidos. No solo eso: Alexandria Ocasio-Cortez (una mujer latina, socialista y millennial), ha sacudido la forma de hacer política en el país gobernado por Donald Trump.
En enero de este año, cuando un usuario de Twitter publicó un video en el que ella aparecía bailando –la intención era ridiculizarla y cuestionar su coherencia política–, Alexandria Ocasio-Cortez solo respondió con humor: “He escuchado que el Partido Republicano cree que las mujeres que bailan son escandalosas. Esperen a que se enteren de que una congresista también sabe bailar”, publicó, a su vez, en Twitter. El mensaje estaba acompañado de un breve video en el que baila, vestida formalmente, antes de ingresar en su oficina de congresista. Queda claro que no se deja intimidar.
Ocasio-Cortez (el Bronx, 1989), hija de padres de origen puertorriqueño, es “el segundo personaje político más comentado en Estados Unidos, después del presidente”, como bien escribió Charlotte Alter en la revista Time. Es muy popular en redes sociales –5,9 millones de seguidores en Twitter, 4 millones en Instagram–, pues domina el lenguaje digital como si fuera “una bloguera de estilo de vida o una celebridad influencer”, según la reportera Eliza Relman del portal Business Insider. Si bien estos datos pueden ilustrar parte de su personalidad, lo cierto es que la congresista más joven de Estados Unidos ganó un escaño por valores y proyectos mucho más profundos.
Del Bronx al Congreso
“Nací en un lugar donde tu código postal determina tu destino”. Estas palabras fueron parte de El coraje para cambiar, el spot de su campaña para las elecciones primarias del Partido Demócrata, lanzado en mayo del 2018 –y muy viralizado– en el que Ocasio- Cortez se refería a su Bronx natal, el condado con la mayor tasa de pobreza en la ciudad de Nueva York. Fue, en parte, lo que conquistó a sus votantes.
Economista de la Universidad de Boston, Ocasio-Cortez se ganaba la vida como bartender, pero tenía experiencia en política, pues había trabajado con el senador Ted Kennedy y, luego, con el candidato presidencial Bernie Sanders en 2016. La joven economista ganó las elecciones primarias en junio del 2018, venciendo nada menos que a Joe Crowley, poderoso legislador demócrata que no se movía de su escaño desde 1999. Hasta ese día triunfal, Ocasio-Cortez había sido subestimada. Por mujer. Por latina. Por millennial. Por socialista. Por ser del Bronx.
La consagración llegó cuatro meses después. El 6 noviembre del 2018, obtuvo el 76 % de los votos para representar al Distrito 14 de Nueva York en el Congreso. ¿Por qué ganó?
El sueño americano en crisis
Ocasio-Cortez se define como demócrata socialista y propone que la educación universitaria sea gratuita, que todos los estadounidenses cuenten con un seguro de salud y que tengan un empleo garantizado. También busca desactivar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), lograr que en los próximos 12 años los ciudadanos de Estados Unidos usen solamente energía renovable y evitar que las corporaciones financien campañas políticas.
Saber que Ocasio-Cortez nació en 1989 ayuda a entender el por qué de su visión política. “Crecimos en una era en la que el 11 de setiembre ocurrió cuando estábamos en la primaria; la crisis financiera ocurrió cuando estábamos en la universidad. No hemos vivido una verdadera etapa de prosperidad económica en Estados Unidos”, dijo a Trevor Noah en el programa The Daily Show.
Sergio, su padre, falleció en el 2008 por un cáncer de pulmón cuando ella cursaba su segundo año en la Universidad de Boston. “Mami [Blanca, su madre] tuvo que trapear pisos, manejar buses escolares y contestar teléfonos. Ella hizo lo que tenía que hacer por mí”, escribió en Instagram, en enero de este año. Al graduarse, trabajó como mesera y bartender para apoyar a su familia y pagar el préstamo que pidió para solventar la universidad. “Nuestra economía se está desacelerando debido a la crisis de los préstamos estudiantiles”, declaró a Time, e hizo referencia a los 45 millones de estadounidenses que deben, en promedio, US$ 30 mil cada uno.
La propuesta política de Ocasio-Cortez, entonces, se dirigió a los inmigrantes; a los jóvenes que necesitan más de un empleo para sobrevivir; a los que no tienen seguro de salud; a los profesionales endeudados por los créditos estudiantiles; a las minorías golpeadas por la desigualdad. “Entiendo el dolor de la clase trabajadora estadounidense porque yo he experimentado ese dolor”, declaró a MSNBC en junio de 2018.
No todos la quieren
Las razones de su éxito reposan en sus coordenadas ideológicas, en su historia personal y en su combativa forma de comunicarse. Pero por todo esto, paradójicamente, hay gente que la odia.
Desde diversos frentes han señalado que sus propuestas son inviables. La han llamado ingenua, poco realista y comunista. Y así como hay quienes se burlan de ella porque baila, otros la consideran una falsa socialista porque vivió varios años en Yorktown Heights, una zona acomodada ubicada a 40 minutos del Bronx –a pesar de que ella ha explicado que residió ahí con mucho esfuerzo, ya que sus padres querían que acceda a una educación de calidad y mejores oportunidades–. Incluso, hay ciudadanos más radicales que la han amenazado de muerte.
Lo cierto es que con seguridad, carisma y rebeldía –más allá de si uno está de acuerdo con sus ideas–, Alexandria Ocasio- Cortez no pasa inadvertida en su intento por sacar adelante a su país. “Creo en una América donde todo es posible. Donde una vida básica y digna no es un sueño, sino una norma”, ha dicho la legisladora que está revolucionando el Partido Demócrata y, por qué no, la forma de hacer política en Estados Unidos.