La nueva figura de la música country no deja ver su rostro ni su verdadera identidad, pero sí un estilo y una voz de vaquero posmoderno muy alejado del cliché.
La música country siempre ha sido un desfile de rubias voluptuosas y vaqueros machos campeones de rodeo. Entonces, resulta refrescante ver que ha irrumpido en la escena una figura como la de Orville Peck, que es cautivadora y sutil, cualidades típicamente ajenas al country. Sutil es poco: Orville siempre lleva máscara, jamás enseña el rostro. 'Un día desperté y ahí estaba. La máscara siempre ha estado', es la escueta explicación que le dio a Vogue. La ambigüedad y el misterio son parte de su personaje.
Oculto detrás de una de sus más de veinte máscaras con flecos de cuero, cada uno de los elementos de su vestimenta, incluso aquellos que cubren su rostro, le dan un aspecto de vaquero posmoderno. Su disco debut lanzado este año, Pony, está causando furor en los charts de Estados Unidos, y su propuesta visual atrae incluso a quienes no son fanáticos del género musical. Pero Orville ama a los vaqueros, literalmente: 'Me inspiro en los viejos vaqueros de rodeo. De pequeño vivía enamorado de ellos', asegura. Por eso, con su varonil pero dulce voz está más bien desenmascarando un aspecto de la música (y de la idiosincracia estadounidense) que ya debía salir a la luz.