Combinación de texturas, simpleza en el mobiliario y materiales naturales fueron los elementos elegidos por el arquitecto Jordi Puig para dar personalidad a esta casa en la costa de El Ñuro.
La vida en el norte transcurre a otro ritmo. Bajo el intenso sol de Piura los días avanzan lentos, relajados, marcados por los colores del cielo. Los propietarios de esta casa diseñada por Richard Malachowski en El Ñuro, Máncora, querían espacios que conversen con la vida tranquila de la playa y que conecten la arquitectura con su entorno. El arquitecto Jordi Puig fue convocado para un segundo momento del proyecto: llegó a la casa en cascos para hacerse cargo de los acabados, con la idea de que impregnen el estilo playero en la arquitectura, y también del interiorismo, que debía determinar el estilo de vida que la familia buscaba en sus escapadas al norte.
Esta es una casa que se deja ver, que expone sus materiales y suaves colores arena, pero que a la vez luce tantas texturas que las paredes no se sienten desnudas. Solo en el piso se lograron varias combinaciones: el travertino del ingreso se corta en la escalera, dando pie a un vaciado de canto rodado de río en un formato muy pequeño sobre cemento blanco, que continúa por toda el área social hasta el exterior, en la terraza. En la cocina hay un trabajo de madera blanca y envejecida, mientras que el arquitecto optó por cerámicos con apariencia de cemento para el piso de los dormitorios. A esta variedad y riqueza se suma el deck de madera de la piscina. 'A nivel de arquitectura, esta casa podría pertenecer a muchos contextos, funciona en muchos espacios', dice Puig. 'Creo que con nuestra intervención y los materiales que elegimos, lo que hemos conseguido de cierta forma es darle ese toque de playa, darle su personalidad', finaliza. Una personalidad que tiene que ver con el entorno natural y la cálida cotidianeidad de El Ñuro.