Por: Vania Dale / 13.11.2019

No solo ostenta un hermoso apellido musical, sino más de cinco millones de seguidores de su estilo. Ahora, Aimee Song presenta su propia marca de ropa.

El estilo ya no es algo que se define con lo que se usa, sino con lo que se experimenta. Lo saben creadores de contenido, como Aimee Song que con los muchos y variados temas de su web Song of Style compone un completo manual del lifestyle codiciado. Repasando sus últimas publicaciones, uno quiere enterarse de todo: cuáles son los mejores productos para un buen baño de tina; los ítems más rebajados de la temporada para adornar la casa; nueve tips para tener una gran entrevista de trabajo; la receta de pancakes de calabaza veganos; y, por supuesto, los lugares mágicos a los que se debe ir si se está en Lisboa (aunque probablemente no vaya a visitarla pronto). La vida es un sueño. O una canción.

Aimee Song vuelca en esta página todos sus intereses, y la plataforma es un reflejo de aquello en lo que se ha convertido su vida. Ella, que estudió Arquitectura de Interiores en San Francisco, fue una de las primeras en cosechar éxito en el universo digital cuando lanzó un fashion blog en el 2008. Permanecer relevante durante más de una década no es tarea sencilla en su medio.

Aimee es uno de los casos que mejor ejemplifican la necesidad de evolución, al haber virado exitosamente de fashion blogger a influencer de lifestyle y curadora de estilo. Pero sobre todo, Song es una emprendedora con visión que ahora amplía su brand al hacer de Song of Style una marca de ropa. Pero no cualquier marca de ropa, sino una que se apoya en el ecommerce, ya que se comercializará a través de la tienda virtual Revolve (la favorita de Coachella, que se construyó en base a analytics y no a tendencias, y que solo en el 2018 movió más de mil millones de dólares); y que nace de lo aprendido por Song en cuanto a hacer de todo —también de la moda— una experiencia.

Influencia real

Song of Style empezó como un hobby, cuando la chica californiana —oriunda de Los Ángeles, y de raíces japonesas y coreanas— apenas había ingresado en la universidad y se ganaba la vida con dos trabajos de medio tiempo. Incluso cuando, tiempo después, Aimee fue contratada por una firma de arquitectura, la emprendedora no cesó de construir su proyecto personal pieza por pieza en épocas en las que 'nadie sabía qué era exactamente una blogger', recuerda. Y no ha dejado de trabajar a consciencia ni siquiera hoy en día, que podría vivir a sus anchas solo de ser una influencer; aunque, claro, ya tiene a todo un equipo que la apoya en la creación de contenido.

Es probable que, más allá de su buen gusto y su esencia fashionista, la perseverancia y la constancia sean las grandes responsables de su éxito.

Y es que no todo es felicidad, viajes, cenas y ropa. Las redes sociales venden fantasía, pero que las personas detrás son muy reales. A mediados del 2017, Aimee subió un video confesional a su canal de YouTube, en el que se mostraba sin caretas justo durante la Semana de la Moda de París. 'A veces me siento tan triste y tan rota por dentro…', admitió. 'Lo más complicado de mostrar mi vida es fingir siempre que estoy contenta, cuando, especialmente en los últimos tiempos, siento más tristeza cuando estoy rodeada de gente porque la vida de todo el mundo parece tan perfecta… pero luego me doy cuenta de que probablemente es lo que ustedes piensan sobre la mía… por eso quería compartir esto'.

La respuesta, lógicamente, fue una ola de palabras afectuosas y de ánimo. ¿Será acaso que videos como ese aportan una cuota necesaria de realidad a la imagen de perfección que proyectan las redes? La valentía de Aimee fue largamente elogiada, aumentando su visibilidad. Eso nos conduce a otra reflexión, quizá suspicaz: ¿será que quebrarse frente a cámaras, mostrar uno de los lados íntimos menos expuestos (dolor, depresión, inseguridad) es también una estrategia de marketing?

Sea como sea, lo que puede asegurarse es que Aimee siempre ha estado un paso adelante. Fue una de las primeras bloggers en firmar un contrato como imagen de una marca grande de belleza (que suelen apostar por modelos y actrices), cuando en el 2016 se convirtió en embajadora de Laura Mercier por medio millón de dólares. Ese mismo año presentó su primer libro y fue elegida una de las 30 Personas Menores de 30 más influyentes por Forbes.

Un toque de estilo

Según The Wall Street Journal, una vez que pasas el millón de seguidores, un influencer estadounidense puede llegar a ganar hasta US$ 15.000 por post. Aimee Song tiene 5,2 millones de seguidores. Ha sido embajadora de Chloé, Giorgio Armani Beauty y Dior, entre otras marcas, y su colaboración de lentes de sol con Gentle Monster se vendió en 22 minutos. A su primer libro, Capture Your Style (que ingresó en la lista de los best-sellers de The New York Times) le siguió un segundo: World of Style del 2018. Pero siempre habrá tiempo para la ropa.

A finales de abril, Aimee anunció a través de un post en su cuenta de Instagram que se inauguraba oficialmente como diseñadora de su propia línea de ropa. 'Llevo años soñando con esto', escribió. 'Hay una razón por la que me demoré tanto en lanzar mi propia marca. Quería hacerlo bien y sabía que necesitaba los socios y el equipo adecuados para hacer esto especial, funcional y accesible para todos ustedes', agregó. Así, con este nuevo emprendimiento, la empresaria cierra el círculo. Por el momento.

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