Hay algo en los días de verano que hace que pasen veloces y que, con los años, se conviertan en los mejores recuerdos. Para la autora de Mami-s-Cool, blog de maternidad y estilo de vida, estos meses son la oportunidad de pasar el mejor tiempo en familia en esta casa con vista al mar.
Su trabajo no es fácil. Es verdad que puede hacerlo desde casa; aún más, vía smartphone puede hacerlo desde cualquier lugar. Es verdad también que tiene flexibilidad para elegir sus horarios, y que no tiene que pasar por ese dilema que sufren la mayoría de madres trabajadoras al tener que separarse de sus hijos. Y es que, por sobre todos los otros beneficios de ser una blogger de maternidad, está el hecho de poder trabajar en lo que más satisfacciones le da: ser mamá de Joaquín, de 6 años, y de Olivia, de 4, y pasar tiempo con ellos. Sin embargo, desde que Kristin Morris fundó Mami-s-Cool hace 5 años y medio, busca persistentemente el balance entre lo que revela y lo que preserva como parte de su intimidad. Y no es fácil, no: no es sencillo encontrar ese equilibrio y es imposible no cuestionarse si la exposición (de ella, de sus hijos) es demasiada, sobre todo frente a las presiones y las críticas que recibe cualquiera que, como ella, abre de alguna manera las puertas de su casa a los demás.
Kristin, felizmente, se considera una persona relajada. Y los fines de semana de verano le dan la razón. Recostada en un sofá de la terraza de su casa en La Isla, o echada en una tumbona de la piscina, ve el mar abrirse ante sus ojos; allá en el horizonte que dibuja la playa. Es la casa paterna, a la que Kristin va desde que tiene 15 años y que ahora sus hijos disfrutan desde pequeños. El tiempo en la playa le da mucho material de posteo a la bloguera y también momentos de reflexión. 'Yo enseño lo más bonito de mi vida, aunque alguna vez también he revelado momentos menos controlados. Al no compartir absolutamente todo me protejo de alguna manera', explica.
'Mi estilo es el de una mujer real, que busca cómo compartir una vida normal y las cosas como son. No es nada forzado, voy fluyendo', dice. Así como fluyen para ella los días de verano.
Working Mom
Kristin tenía formación y experiencia en Comunicaciones cuando empezó el blog. Por aquella época se vivía el boom de las fashion bloggers y casi no había referentes locales de proyectos digitales que trataran el tema de la maternidad. 'No me provocaba seguir a ninguna fashion blogger: yo estaba en mi casa sudando, dando de lactar y no me identificaba con ninguna de sus experiencias o datos', recuerda Kristin. Le provocaba conversar sobre lo que sentía. Joaquín, su hijo mayor, tenía solo 6 meses de nacido, así que su proyecto la ha acompañado prácticamente toda su maternidad y ha evolucionado con ella.
Hoy tiene una comunidad de casi 150.000 usuarios (30.000 visitas mensuales a Mamiscool.com, más de 100.000 seguidores en Facebook y casi 17.000 en Instagram). 'Hay cierta competencia entre mamás por ser perfectas', reflexiona. 'A veces me critican por recomendar algo, diciéndome que tengo influencia sobre miles de personas, que tengo una mayor responsabilidad. Pero yo siempre respondo que está clarísimo que lo que yo recomiendo es mi experiencia; no estás siguiendo a una doctora, sino a una mamá'.
Si en un inicio su blog cumplía una necesidad de expresión, hoy su enfoque es mucho más estratégico en cuanto a contenidos con énfasis en consejos y datos útiles. Este año planea potenciar su canal de YouTube, pero además adelanta —muy cautamente— que ha estado acariciando la idea de probar algo como escribir cuentos o probar un proyecto musical. No puede asegurar nada aún, solo que le interesan más las ideas artísticas como una manera de hacer que crezca su plataforma.
A muchos de los eventos o reuniones a las que es invitada Kristin lleva consigo a sus hijos. Buena parte del día lo pasan con ella. Ahora está en plena mudanza, pero en su departamento de Lima tiene un sillón en su habitación desde el cual le gusta trabajar cómoda. Confiesa que no son pocas las veces que se va a un café para evitar distracciones hogareñas. Pero entre enero y abril, la casa en La Isla le permite otro tipo de atmósfera: una en la que puede aprovechar el aire libre y la vista.
Isla para cuatro
Joaquín le ha pedido clases de ajedrez, fútbol y tenis; Olivia, por su lado, natación, pintura y teatro. Cada uno tiene su personalidad y cosas que le interesan, y Kristin los alienta a seguirlas. No obstante, procura que febrero sea un mes libre de clases, 'para que disfruten y pueda irme unos 10 días con ellos a la playa', cuenta, mientras ellos juegan incansables en el jardín, en sandalias y ropas de baño.
Cuando Kristin empezó a ir a La Isla, comenzaban también sus planes de adolescente. Las cinco camas de su cuarto las llenaba con amigas (más de una vez se han escapado por esa ventana, recuerda riendo) y madrugaban bailando en las discotecas de Asia. Hoy las camas de su cuarto son ocupadas por ella, su esposo Pablo, sus hijos y los juguetes y cosas de sus hijos, y ellos le permiten disfrutar la casa en plan familiar: la playa, la piscina… Su vida junto a ellos 'es estar en ese momento', como dice.
Estos fines de semana aprovechan para hacer cosas que solo el verano permite. Bajan los cuatro a la playa y arman castillos o esculturas en la arena; se suben a las bicicletas y se van a pasear por los malecones que unen las playas de Asia. Lo que más les gusta es regresar en la tarde a la casa y meterse en la piscina que se ha calentado con todo el día de sol.
'Lo que me encanta de esta casa es la vista y la amplitud, me da paz', dice Kristin. 'La terraza es uno de mis lugares favoritos, donde puedo echarme a tomar sol o a ver los atardeceres, que acá son muy lindos'. Siente especial placer de ver a su padre interactuar con Joaquín y Olivia. Admite que una nostalgia tibia la invade de vez en cuando porque en algún momento habitó esta casa con sus dos papás cuando aún estaban juntos; incluso esos recuerdos le demuestran que las familias cambian, evolucionan, pero que todo encuentra una bonita manera de acomodarse. Todo se renueva, y esa es una virtud del verano.