El arquitecto peruano, cuya obra acaba de ser publicada por la editorial Pichoncito, aprovecha el libro para reflexionar sobre su trabajo y la relación entre la arquitectura y las ciudades.
David Mutal
¿Cómo participaste en el proceso del libro?
Muy de cerca: ha sido una dinámica de idas y vueltas, he comentado y sugerido, pero también me he dejado llevar con absoluta confianza. El equipo editorial liderado por Adriana Roca ha sido muy profesional, entusiasta y creativo.
¿Qué reflexiones te ha suscitado su publicación?
Todavía creo estar en el proceso de reflexión, pero siento que el libro me permite observar con más distancia mi recorrido como arquitecto. Esta perspectiva me sirve para profundizar y evolucionar.
¿Qué libros de arquitectura recomiendas?
Colecciono libros y revistas de arquitectura, pero siempre vuelvo a los libros de arquitectos que me motivan: Carlo Scarpa, Peter Zumthor, David Chipperfield, Sverre Fehn.
¿Cómo defines tu arquitectura?
Sensorial y corporal. Me interesa transitar por los espacios y tratar de lograr una experiencia más enriquecedora de la realidad. ¡Gran ambición!
¿Cuáles son los temas que le interesan a tu estudio?
Pasado, presente y futuro.
¿Dónde está la innovación en la arquitectura hoy?
En la relación entre arquitectura, habitante y naturaleza en todas sus variantes, desde filosóficas hasta tecnológicas. Creo que la arquitectura por la arquitectura tiene los días contados y que debe ser un medio de conexión del ser humano con su entorno en el sentido más amplio.
¿Cuál es tu edificio favorito de Lima?
La casa Ghezzi, de Juvenal Baracco; el edificio Ajax-Hispania, de Emilio Soyer; la casa Villarán, de Miguel Rodrigo Mazuré; la casa de Freddy Cooper son proyectos que me han inspirado tanto como otras obras que he visto fuera.
¿Y el monumento peruano que más te impresiona?
Machu Picchu, Pisac y Moray aunque suene a cliché. La transformación del paisaje natural por los incas, fuerte y a la vez respetuosa, es algo que considero cumbre de la civilización humana, aunque no lo entendemos del todo hoy en día.
¿Cuál es tu ciudad favorita por su arquitectura?
Ámsterdam, que es como mi segunda ciudad [su madre fue la escultora holandesa Lika Mutal]. No exactamente por su arquitectura singular, sino más bien por su arquitectura genérica y su escala humana. La coexistencia de peatones, bicicletas autos y botes es un modelo a seguir.
La presentación de tu libro fue en la galería Lucía de la Puente, que diseñaste y que pronto se demolerá. ¿Qué sientes cuando alguna de tus obras desaparece?
Difícil pregunta. Lucía me dio una gran oportunidad cuando yo era joven y eso lo hace aún más especial [es un proyecto del 2001]. Nosotros estamos diseñando el nuevo proyecto, ¡lo que es un buen consuelo! Pero el día que entren las máquinas, ahí ya no sé… Nos quedaremos con la historia y la memoria de un espacio de vida intensa.
¿Cuál es la obra a la que más cariño le tienes?
Las iniciales, esas donde los clientes confiaron en mí para a ir en cierta dirección sin conocer mucho lo que hacía.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Tenemos un abanico amplio y siempre he tratado de que sea así. Varias casas de ciudad y en las afueras de Lima; un par de edificios grandes en San Isidro, otro en Chorrillos; la nueva etapa de la extensión del Hotel B; la restauración y extensión de una casona en Barranco; un desarrollo de casas de campo alrededor de un bosque de pecanas al lado del desierto en Ica. Y a nivel más personal, junto a mis hermanas y a Gam Klutier vamos a convertir la casa de mi mamá en un espacio para exhibir su obra y su legado.
¿Cuál es el gran reto urbanístico de Lima?
Ojalá llegue el día, y que sea pronto, que sean los scooters, las bicicletas y los buses de transporte público los únicos que ocupen las vías, y si hay algún auto despistado por ahí, sea porque se esta yendo de viaje. Eso no es cuestión de ideas, fantasías o voluntades individuales, es cuestión de políticas públicas.
David Mutal
