18.03.2023

#CANCELADO. Es el hashtag que los personajes públicos y las marcas jamás quieren encontrarse vinculado a sus nombres de usuario. El debate acerca de la cultura de la cancelación (traducido del inglés cancel culture) hace mucho que dejó el ámbito de lo digital. Lo que empezó como una justa exigencia de responsabilidad ante actos o discursos de discriminación o de poca sensibilidad social –e, inclusive, como una muestra del poder positivo de las redes sociales– ha devenido en una tendencia digital que muchos ya califican como “tóxica”.




En el 2021, la periodista estadounidense de 27 años Alexi McCammond tuvo que renunciar a su flamante puesto como editora de la revista Teen Vogue días después de haberlo anunciado. Iba a ser la primera afroestadounidense en ocupar dicho cargo; sin embargo, salieron a la luz tuits suyos de cuando tenía 17 años y estaba en la universidad: se trataban de bromas y comentarios despectivos y estereotipados sobre sus compañeros asiáticos. Ante la indignación colectiva en redes, Alexi McCammond se disculpó públicamente y aseguró que a lo largo de la última década, y ya como profesional, había hecho de la diversidad su gran preocupación. De todas formas, el grupo editorial Condé Nast deshizo la contratación. Surgen varias preguntas: ¿cuánto cambia una mentalidad en diez años? ¿Qué opinábamos o hacíamos hace una década que hoy nos avergonzaría? ¿La cancelación –que en el caso de McCammond resultó efectiva– deja espacio para la evolución o solo para el castigo?


Otro ejemplo reciente lo encarna el comediante Dave Chapelle, acusado de transfobia en sus shows, por lo que Netflix recibió múltiples protestas, digitales y físicas, incluso de sus propios trabajadores. Chapelle es abiertamente crítico con la cultura de la cancelación. En un contexto donde los derechos y la integridad de muchas minorías no están garantizados, la línea sigue siendo demasiado delgada para no tener cuidado de no cruzarla.


Lo cierto es que, en la mayoría de las “cancelaciones”, hay mucho de mentalidad de masas y poco de consideración por el contexto o la reflexión. A continuación, la consultora creativa y autora Chiara Roggero –dueña de enérgicas opiniones que usualmente comparte– revisa el debate en un artículo que puedes encontrar más abajo en nuestra sección de recomendados.


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