Actriz, activista y empresaria, también frágil y muy sincera. Así se muestra Jane Fonda en su documental autobiográfico con el que demuestra que mirar al pasado sí es una buena idea.
'La edad lo que te hace —entre otras cosas— es recapacitar sobre cómo has obrado en el pasado. Cuando estás a punto de morir, no importan los premios y las películas. Lo que cuenta es si tus amigos y familia te aman'. Con 81 años, Jane Fonda no pudo evitar hacer (en una reciente entrevista) una retrospectiva de su versátil e intensa vida. Sus palabras suenan a una despedida, pero en realidad son parte de una nueva etapa de las tantas que ha tenido. Un momento más reflexivo, una madurez absoluta, la comprensión del por qué de su vigencia. Todo está ahí, en el documental sobre su vida Jane Fonda in Five Acts estrenado en HBO.
Primer acto
Hija de Henry Fonda, uno de los actores más importantes de Hollywood en los años cuarenta y cincuenta, y hermana mayor del también actor Peter Fonda, Jane nació destinada a una vida iluminada por reflectores. De muy joven caminó sobre alfombras rojas y vio de cerca lo que significa trabajar en grandes producciones.
Debutó en el cine en 1960 con la película Tall Story junto a Anthony Perkins. Dos años después, su participación en Walk on the Wild Side, dirigida por Edward Dmytryk y protagonizada por Barbara Stanwyck, le valió el Golden Globe. Tras colaborar en proyectos con artistas como Alain Delon, Marlon Brando y Robert Redford en 1968 llegó al protagónico de Barbarella, película de ciencia ficción que la convirtió en un símbolo sexual de la década y en un icono para las que siguieron. Su carrera ha sido larga y prolífica. Eso le ha ganado éxito y satisfacciones, pero también ha sido la cruz que ha debido aprender a cargar.
Estar bajo presión fue casi su estado natural y buscar la perfección para complacer a su padre se convirtió en su prioridad. Fue así, comenta en el documental de HBO, que surgió su primera y más larga enfermedad: la de complacer siempre a los hombres de su vida. Con esa epifanía, su padre y sus tres esposos sirven para dividir las primeras partes del documental.
Henry Fonda, ganador de los premios Oscar, Golden Globe, BAFTA y Tony, era conocido por su talento, pero detrás de las cámaras era un hombre (y un padre) que podía llamarse frío y calculador. Asimismo, su madre, Frances Ford Seymour, sufría de bipolaridad y terminó quitándose la vida. Luego de esa pérdida, una joven Jane fue enviada a un internado, lugar donde arrancó la segunda enfermedad que la acompañaría durante años: la bulimia.
Dudas y murmuraciones
Jane Fonda fue una mujer vulnerable, sumisa e insegura, y así se enamoró de su primer esposo, el director francés Roger Vadim, con quien vivió mientras ella hacía sus primeras películas y que fue el padre de su primera hija, Vanessa. El mismo año de su divorcio en 1973, se casó de nuevo con el político y activista por los derechos civiles Tom Hayden, con quien tuvo su segundo hijo, Troy. Fue a su lado que Jane se interesó en la realidad social de Estados Unidos y el movimiento antiguerra.
Fonda se puso en contacto con las Panteras Negras, se publicó la famosa foto de su ficha policial de cuando fue arrestada por sus protestas, y en 1972 viajó a Vietnam del norte a conocer la situación de las armadas y la población vietnamitas.
'Viaje que hasta ahora me persigue', reflexiona la actriz décadas después. Y es que muchos la tildaron de traidora (y fue el origen del despectivo apodo Hanoi Jane), pues anduvo con tropas enemigas y fue retratada junto a periodistas y soldados en una batería que los norvietnamitas usaban para derribar aviones estadounidenses. Sin embargo, ese periodo también fue el descubrimiento de una tenacidad que habitaba en ella.
Protagonista de su historia
Jane Fonda es una precursora del movimiento feminista en Hollywood. A pesar de su compleja relación con su padre y con sus esposos (el tercero fue el magnate de las comunicaciones Ted Turner, con quien estuvo casada una década hasta el 2001). O quizá justamente por esas relaciones. La seguridad en sí misma y en su físico, la búsqueda de la salud, todo ello llevó a Jane Fonda a la década del ochenta y al siguiente gran capítulo de su vida: uno a ritmo de aeróbicos.
En 1982 Fonda decidió grabar un video casero de ejercicios. Workout vendió 17 millones de copias, lo que lo hace el video más vendido de la historia. Es más, el libro del mismo nombre estuvo en la lista de los mejores vendidos durante dos años. Fonda, actriz y activista, se convirtió también en temprana líder del movimiento fitness y wellness en ciernes, con una acogida que la propia Gwyneth Paltrow envidiaría. A pesar de ya no ser la jovencita de Barbarella, Fonda encarnó la imagen de una mujer más madura, saludable, fuerte, exitosa y por todo ello, atractiva.
Fonda escribió y actuó en películas como El síndrome de China, sobre los peligros de la energía nuclear y Cómo eliminar a su jefe, que aborda el tema del acoso. Al volver a su pasado, confiesa que está orgullosa de muchas cosas: viajar, probar, amar, luchar, inspirar. También hay cosas de las que se arrepiente, como haber usado el bisturí para esconder los años. 'Ahora me doy cuenta de que no era necesario. Pero soy lo que soy', dice.
La sinceridad con ella misma es el toque final. El último acto de Jane Fonda in Five Acts se lo dedica a ella. Actriz, activista, deportista, mujer que inspira y ahora también empresaria, pues anunció que lanzará una línea de ropa deportiva para mujeres mayores de 50 años. Las arrugas la desesperan, sí, pero no la atormentan. Los achaques la sorprenden, pero no la limitan. Y la edad aumenta, pero le encanta. 'He aprendido a vivir sin querer ser perfecta. Además, ¡por fin puedo vivir sin hombres!', declaró. Después de todo lo que la precede, esta era la última lección que le quedaba por aprender.