Si hay algo que Marina Testino tiene claro es que moda no es sinónimo de consumo. En sus facetas de modelo, diseñadora, empresaria y activista, la it girl mantiene presentes sus raíces peruanas mientras se abre paso por el mundo junto con su marca, Point Off View, y las campañas que realiza con el objetivo de consolidar una industria de la moda cada vez más sostenible.
Si bien intentar vivir de manera sostenible es un acto de toma de responsabilidad, para Marina Testino es también un ejercicio creativo. “Se trata de compartir prendas de segunda mano, de materiales alternativos; alquilar para esa ocasión especial; saber cómo reciclar y cómo cuidar nuestra ropa…”, explica la it girl. Y es justamente para exponer una forma más ligada a la inventiva y menos a la imposición –una que pueda resultar atractiva para la gente– que Marina viene creando campañas innovadoras y visualmente apetecibles con un objetivo en común: crear conciencia acerca del impacto de nuestros hábitos sobre el planeta a la hora de vestir.
En abril del 2018, a través del hashtag #OneDressToImpress, la sobrina de Mario Testino desafió a la industria con una campaña que buscaba desterrar un mito entre quienes buscan impresionar con sus looks: repetir un outfit es un error fatal. A lo largo de dos meses, Marina vistió un mismo traje rojo que supo adaptar a diferentes ocasiones, y demostró que, en efecto, vestir bien no tiene que ver con poseer ingentes cantidades de prendas, sino más bien con el estilo, el propio sentido de la estética y, por supuesto, con una dosis alta de creatividad. Cincuenta posts en su cuenta de Instagram dan fe del experimento con el que buscó crear conciencia sobre la importancia de ser consumidores responsables y de empezar a tomar acciones de preservación en una sociedad guiada por el fast fashion. Al transcurrir los sesenta días, el traje no fue descartado, sino que adquirió nuevos matices de la mano del artista N. Carlos J, quien lo pintó en el Washington Square Park de Nueva York mientras la modelo aún lo llevaba puesto, en una especie de happening que combinó tres de las pasiones de Marina: el arte, la moda y el activismo. Cada acción cuenta, y eso Marina lo sabe y lo predica.
Tras esa experiencia, la idea de ayudar a despertar conciencias se mantuvo presente. Así, durante el Paris Fashion Week Fall 2019, lanzó #YellowLikeALemon, un nuevo compromiso de dos meses; pero esta vez con una consigna diferente: vestir únicamente con productos que respetaran cuatro reglas o, como ella las llama por sus siglas en inglés, las cuatro “S”: simplicidad (simplicity); que fueran compartidas o alquiladas (share); que pertenecieran al mercado de segunda mano (secondary market) o que provinieran de una fuente sostenible (sustainably sourced). Todas las piezas debían ser de color amarillo, lo que le permitió crear un mensaje visual potente que tenía como objetivo de demostrar, nuevamente, que la sostenibilidad no tiene por qué ser aburrida. “Opciones como el rentar o usar ropa de segunda mano pueden ser coloridas y chic”, afirma la modelo. “Se habla de moda sostenible en muchos casos como una tendencia. Según mi opinión, tiene que ser una realidad”, remata.
Lo que se hereda no se hurta
La vena creativa de Marina tiene su origen en el seno familiar. Su padre, Giovanni Testino, cambió un negocio relacionado con el transporte de mercancías que mantenía en el Perú para convertirse en uno de los fundadores de Art Partners, en Nueva York, una importante agencia que representa a fotógrafos, directores creativos y personalidades ligadas al styling, todos reconocidos internacionalmente por ser los mejores en el ámbito de la moda. Ella nació y creció en ese mundo, en medio de shootings, de maquillaje y de reflectores, por lo que su vocación por el modelaje y el diseño se definió de manera natural.
Su tío Mario Testino también jugó un rol crucial en el desarrollo de su talento. El aclamado fotógrafo ha sido un gran apoyo para ella tanto en lo personal como en lo profesional, y la ha invitado a colaborar con él en proyectos como “Towel Series”, la serie de retratos para la que Testino ha ubicado frente a su lente a más de cien personalidades vestidas únicamente con una toalla de baño. Marina fue una de ellas. “Mi tío es una persona especial y clave en mi vida. No solo por mi gran admiración por su trabajo y por la relación personal que mantenemos, sino por su fuerza constante para sobrepasar sus propios límites, su talento incalculable y su arte en general. La mirada que tiene del mundo es tan única que no puede dejar a nadie indiferente”, apunta.
Pero la mirada particular de Marina también es digna de imitación. A pesar de ser una ciudadana del mundo que ha transitado entre Nueva York –ciudad en la que nació–, Francia, Reino Unido y España, no olvida su esencia peruana y le rinde homenaje con su trabajo; lo que le da un plus en un medio que tiende a estandarizarse. Al menos una vez al año pisa tierras peruanas y veranea en Punta Hermosa. “He vivido en muchos países desde pequeña y todos ellos forman una parte fundamental en mis procesos creativos y mi manera de ver el mundo. Pero el Perú es especial. Representa mi hogar, mi familia, mis raíces. Es una cultura que admiro por su fuerza, su pasión y su colorido”.
Su punto de vista
Si bien la moda había sido una constante en su vida, fue recién luego de graduarse en Fashion Marketing en Parsons – una de las escuelas más prestigiosas del rubro–, que su relación con ella cambió para siempre. Conforme iba generando un contacto mucho más directo y personal con la industria, Marina empezó a hacerse consciente: Mientras más se adentraba en ese mundo, más reparaba en la necesidad de tomar acciones que cuestionaran la manera como se vive la moda y los hábitos de consumo ligados a esta.
A la par, empezó a concebir Point Off View, su propia marca de ropa sostenible. La primera colección cápsula que lanzó a través de ella, Edition Zero, fue producida en nuestro país; las siguientes contaron con la colaboración de otros artistas. Con el paso del tiempo, sin embargo, POV ha tendido a expandirse hacia algo más exploratorio. “Se ha convertido en mi plataforma creativa. Por medio de ella, he desarrollado no solo colaboraciones con otras marcas, sino también trabajos relacionados con el modelaje, a la dirección creativa, y a la producción y consultoría en transformación sostenible”, explica Marina. “A medida que pasa el tiempo se va estableciendo como microagencia, pero siempre está abierta a ser un proyecto de exploración artística para mí y para cualquiera interesado en el arte, la creatividad, la moda y la sostenibilidad”.
Gracias a Point Off View y a las campañas que emprende, transita de libremente a través de sus convicciones ecoamigables y su afición por el arte, la moda y el marketing. “Mi pasión radica en combinar diferentes disciplinas creativas y, con ello, a la vez, ayudar a generar un cambio positivo para el planeta”, apunta.
Aunque es consciente de que la industria en la que trabaja incita al consumo desenfrenado, ella busca deconstruir y sensibilizar desde dentro. “Al final la moda no deja de formar parte de una industria basada en la imagen, y cualquier acción llevada a cabo en sus momentos de mayor exposición mediática traslada mis mensajes de manera más sólida”, dice sobre sus apariciones en las semanas de la moda, las cuales Marina suele aprovechar para dejar su impronta de ecosostenibilidad.
Creatividad sin pausa
La más reciente de sus iniciativas es #WeSeaThrough, hashtag con el que buscó llamar la atención de sus seguidores sobre el peligro de los microplásticos –aquellos plásticos de 5 mm o menos– que se expanden a pasos agigantados por el océano y el aire.
Al descubrir que 1400 millones de billones de partículas de microplásticos provenientes de la fibra de ropa sintética fueron hallados en las profundidades del océano, Marina no pudo quedarse tranquila. Estas microfibras se desprenden cada vez que alguien lava prendas elaboradas con poliéster, nailon, látex, entre otros; algo sumamente preocupante si se tiene en cuenta que el 60 % del vestuario a nivel global emplea este tipo de materiales. La industria de la moda es la principal responsable de este fenómeno: Se estima que el 35% del total de miscroplásticos encontrados en los océanos corresponde al lavado de ropa sintética.
Aunque aún no se ha encontrado una solución definitiva para este problema, ella puso en práctica su inventiva una vez más y apostó por la desnudez de alma y cuerpo, como una vía alternativa para enfrentar esta crisis y llamar la atención sobre el tema. Fiel a su estilo, durante agosto del 2019, posteó casi a diario imágenes suyas en las que aparecía desnuda en diversos escenarios, con mensajes claros y concisos sobre la problemática.
Su próximo proyecto todavía se mantiene en reserva, pero estará inspirado en el aniversario número 50 del Día de la Tierra. “Son campañas que conjugan moda, arte, humor, creatividad y color; pero lo más importante es demostrar cómo pequeños actos y elecciones en nuestra vida cotidiana pueden generar un cambio positivo en el planeta”, afirma.
Mientras tanto medios como L’Officiel, Vanity Fair y Marie Claire siguen destacando la presencia de Marina en el ecosistema virtual, uno tan contaminado de publicidad e influencers que alientan un estilo de vida de consumo desenfrenado, como los mares de microplásticos, y en el que gente como Marina –con esa personalidad burbujeante, y esa sonrisa amable y genuina– representan una propuesta ciertamente refrescante y positiva.