Alessandra Petersen
Las canteras de sillar arequipeñas fueron el escenario elegido para las fotos de campaña de su última colección. La monumentalidad del entorno tiene sentido para una marca que se inspira continuamente en la naturaleza. Las chompas de esta colección, por ejemplo, llevan nombres de aves, y los colores elegidos remiten a la fuerza y los contrastes de tierra, cielo y fuego. Está el knitwear de alpaca por el que se ha hecho conocida la marca con sus detalles con pelos. A Alessandra Petersen no le interesa solo la suavidad y la delicadeza: su tejido está envuelto siempre por un pequeño caos, tiene un lado más salvaje; justamente, como lo tiene la naturaleza.
Esta vez, la diseñadora ha ajustado el fitting de los sacos para que el volumen extra no recargue la silueta. A la fibra de alpaca se suman la gasa plisada, las transparencias y mucho terciopelo. Ese contraste del peso y la rigidez con la fluidez de la tela, siempre ha sido uno de los aciertos de Petersen. La principal novedad de esta colección es que la marca ha creado, por primera vez, sus propias telas, con diseños lineales (que tienen una referencia arquitectónica y precolombina, según explica la diseñadora) sobre fondos de acuarelas pintados a mano. Esto abre estimulantes posibilidades para la marca de Petersen, quien es pintora de formación.
Otra novedad −que no es menos importante− es que las chompas de esta colección fueron elegidas por Bergdorf Goodman, el almacén de lujo de Nueva York, para ser vendidas a partir de octubre. Alessandra Petersen también es parte del catálogo que la tienda por departamentos realizó en el Perú. Un hito importante para la marca peruana que este año cumple 10 desde que presentó oficialmente su primera colección.