Como muestra de cariño y también porque la hemos visto modelando desde niña, en el Perú se la ha llamado afectuosamente, Juanita. Pero cuando su carrera se internacionalizó siempre fue reconocida como Juana Burga: una mujer fuerte y que se hace oír como su nombre. Su salto de las pasarelas a ser imagen de varias campañas −entre las más recientes, la de Christian Louboutin− demuestra su talento y versatilidad más allá de las pasarelas, luego de su incursión en el cine. En el 2017 tuvo su primera participación en la pantalla grande con un papel protagónico al que le siguen nuevos proyectos, entre ellos una película peruana. En una industria que se sostiene sobre la belleza física, ella ha procurado destacar por su personalidad y sus ideas, y también por sus raíces, esas de las que nunca se ha desprendido. Desde la intimidad de su departamento en el East Village de Nueva York, que comparte con su novio, el productor audiovisual Martin Landgreve, la top model peruana nos cuenta sobre sus planes artísticos y humanitarios; opina sobre la diversidad y la situación de la mujer latina; y revela detalles privados de su particular estilo de vida. Entendemos así por qué todos hablan de Juana.
¿El cine era algo que querías probar?
Es algo que no esperaba, no lo había planeado pero las oportunidades aparecen una vez en la vida. Yo quería participar en algún proyecto que realmente me apasione y por eso estaba abierta a algo nuevo. El modelaje lo he experimentado, y cuando has hecho y sabes mucho sobre algo sientes que necesitas salir de tu zona de confort. No me malinterpretes: yo sigo modelando y dando el 100%, pero siempre quiero aprender y tener nuevos retos. Y que me convocaran para un papel protagónico sin ser actriz fue una oportunidad muy grande que me dio Luis Puenzo, productor de Los Últimos, y a la vez un reto.
¿Cómo se dio la oportunidad de participar en la película argentina?
Luis Puenzo ha sido el primer director sudamericano en ganar un Premio Oscar y un Globo de Oro, así que trabajar con él es trabajar con uno de los más grandes. Él producía Los Últimos y ya tenía a todo el elenco −Peter Lanzani, Natalia Oreiro, Germán Palacios, Luis Machín, Alejandro Awada−, pero le faltaba la actriz para el personaje principal de Yaku: una mujer joven con mucha fuerza interior que lucha por sobrevivir con su familia en un campo de refugiados en un contexto de la guerra por el agua. Así que puso cinco palabras en Google, y le salió mi foto en el buscador. Así me encontró.
¿Qué palabras fueron esas?
No recuerdo todas, pero sí una: quechua. Que era, como mencioné, el origen de Yaku y, por cierto, tuve que aprender a hablarlo.
¿Hablabas algo?
Era un pendiente que tenía porque tiene que ver con lo que soy, ¿sabes? Además, tengo una conexión especial con Cuzco. Yo misma propuse a la producción de la película aprender a hablar algo de quechua. Tenía solo un mes: mi profesor fue Demetrio Túpac Yupanqui, él fue quien tradujo Don Quijote de La Mancha al quechua. Falleció el año pasado, pero fue un privilegio que haya sido mi maestro.
¿Cómo fue la experiencia de esa primera película?
A través de Yaku se buscaba reflejar una belleza tóxica; por el tema posapocalíptico de la película, tenía que ser una metáfora de lo que le pasa a la Madre Tierra con la contaminación. Aprendí muchísimo con esa experiencia: que la belleza y el poder de una mujer no nacen de cómo se ve o de qué lleva puesto, sino de su fuerza interior.
Pero ese es un discurso que suele repetirse en la industria de la moda, ¿no? Que la belleza es cuestión de actitud.
Para mí el significado de la belleza nunca ha sido solo sobre lo físico, también sobre los valores, la integridad y la entereza, y es lo que he tratado de demostrar siempre. Cuando eres modelo, siempre tratan de convertirte y hacerte ver como una mujer perfecta. Para mí, el cine es una experiencia distinta porque no se enfoca en una belleza perfecta, sino en una que nace de la fuerza que tienes como persona y de tu expresividad. Ten en cuenta que yo empecé en el modelaje cuando era muy joven, sin saber exactamente a qué me estaba enfrentando, y a esa edad tuve que tomar mis propias decisiones, vivir fuera, tuve que crecer, encontrar mi fuerza siempre tratando de no perder mi esencia.
Este año debe empezar a filmarse Raíces, la película de Joel Calero en la que participarás. Tu personaje tiene que ver de alguna manera con tu propia historia y con esa esencia de la que hablas, ¿no?
Interpretaré a Alejandra, una chica que nunca había estado en el Perú y que viaja allá para reconectarse con sus orígenes y descubrir su pasado. Yo nunca he dejado de estar conectada con el Perú. Me considero una embajadora de corazón de mi país, y me llena de orgullo que cada vez más personas hablen de él y quieran visitarlo.
HERO WOMAN
Protagonizas la campaña de la nueva zapatilla de Christian Louboutin, en un corto dirigido por Quincy. Ser imagen de una marca es dar un paso más allá en tu carrera. ¿Por qué crees que te eligieron?
Quincy quería encontrar a personas que lo inspiren y para mí es superhalagador que alguien joven, reconocido y que tiene las mismas pasiones que yo, me haya elegido. En el corto yo interpreto a una hero woman: me pidieron ser quien soy, una mujer fuerte; querían representar a alguien con poder, que se puede dar a conocer con solo una mirada. Es como ser una musa, pero lograr que inspire más allá de lo físico.
¿Qué ven en ti las marcas y los directores de arte?
Ser la imagen o modelar para una marca es saber lo que esta quiere, tener claro su concepto, conocer a las personas que participan para poder interactuar mejor y ser superprofesional. Me conocen por eso, pero también me eligen por la historia que puedo contar. Y obviamente también por mi look: el mercado latino es cada vez más fuerte y ellos saben que puedo ser una referente de la mujer latina.
¿Y cuál es la situación de la mujer latina en el mundo del espectáculo?
Considero que esta es una etapa de mucha más diversidad, en la que podemos encontrar mujeres latinas como referentes con los que nos podemos identificar. Mira a Yalitza Aparicio, por ejemplo: ella fue elegida para protagonizar Roma. Es una mujer indígena y muchos criticaron que la hayan elegido en lugar de una actriz, pero como te decía, en el cine, la intérprete del personaje a veces va más allá de ser una actriz y por eso me identifico con ella, me pasó a mí también con Los últimos.
¿Qué opinas de las respuestas que obtuvo su portada en Vogue?
Yo admiro a Yalitza Aparicio: me encanta todo lo que está enfrentando y valoro mucho cómo ella sigue de pie. Hay un tema de racismo muy fuerte; con eso te das cuenta de que por más que haya mayor conciencia de la importancia de la diversidad aún el problema es grande. Pero estos temas deben salir a la luz. En Estados Unidos discutimos mucho acerca de una situación que quizá se hizo más visible desde que Trump asumió la presidencia. Es un tópico superfuerte.
Sobre la diversidad en la moda, ¿qué espacios se han ganado y qué falta por hacer?
La industria está haciendo un esfuerzo grande por ser inclusiva; antes tenían una sola chica de color en una pasarela de chicas blancas. Pero eso no era diversidad, era cumplir la cuota. Ahora ya hay más apertura y oportunidades para chicas de color, pero claro que a veces es solo para demostrar que no son racistas, o que son inclusivos. Sin embargo, sí hay marcas que genuinamente valoran la diversidad.
¿Te interesa trabajar con algún tipo de marca?
Yo ya dejé de hacer pasarelas. Estuve en todos los runways y en todos los Fashion Shows que tuve que estar, pero la última temporada Otoño/Invierno me convocó Cushnie, una marca que realmente empodera a la mujer y cuya diseñadora, Carly Cushnie, es supertalentosa. Así que cuando me propusieron estar en el show no dudé en aceptar.
Fundaste Nuna Awaq. ¿Qué es lo que quieres lograr con esta plataforma?
Aún no es una ONG, pero es a lo que quiero llegar. Es una iniciativa de pasión. Nuna awaq es una frase quechua que significa 'alma del artesano' y este proyecto nació justamente para revalorar al artesano, como persona, portador y transmisor de nuestro gran legado textil, como trabajador. Nuestra riqueza cultural no es una tendencia o algo que está de moda, es un conocimiento que pasa de generación en generación gracias a nuestras comunidades de artesanos.
¿Te consideras activista?
Más que activista, me considero humanitaria. Muchas de las cosas que quiero hacer en el Perú están conectadas con labor social, que es lo que más me interesa. Eso incluye apoyar a organizaciones que estén haciendo algo en contra de la contaminación, de la deforestación del Amazonas y del cambio climático. Colaboro con Parley School, que se enfoca en educar realizando acciones para la protección de los océanos y preservación de las especies marinas; y comencé a trabajar con UNICEF en el 2018. En mi último viaje al Perú conocí al doctor Ricardo Pun-Chong, que ganó el premio Hero of the Year de la CNN, y estamos coordinando para lograr sinergias. Quiero que mi background pueda contribuir con desarrollar iniciativas efectivas y sostenibles.
EN LA INTIMIDAD
¿Tienes cosas peruanas en tu departamento de Nueva York?
Mi departamento tiene el blanco y el minimalismo nórdico de Martin, que es danés, y que a mí me encanta, pero también tiene toques de color y, sobre todo, toques peruanos. Tengo alfombras y mantas tejidas y teñidas a mano de Ollantaytambo, y cojines de telar. Me rodeo de cosas que me hagan sentir en casa.
¿Qué otros objetos son esenciales para ti?
Siempre había querido tener un piano en casa. Ahora lo tengo y estoy aprendiendo a tocarlo.
¿Cómo es tu vida en Nueva York?
Yo había vivido en Londres, París y Barcelona, pero no había tenido la oportunidad de vivir en Nueva York. Durante 11 años estuve yendo y viniendo, y cuando finalmente se dio la oportunidad de mudarme aquí, hace 5 años, me costó mucho encontrar el barrio correcto. Probé con Brooklyn, con Williamsburg, y con otras zonas que estaban muy de moda, pero eran too much para mí. No conectaba. Finalmente, me mudé al East Village: tiene gastronomía y cultura, y está lleno de gente joven y de artistas. ¡Me encanta!
¿Y tu vida con Martin?
Ahora estamos superocupados con los dos cachorritos rescatados que acabamos de adoptar, Blanco y Luna. Son mis bebés y son unos traviesos. Martin y yo nos alineamos muy bien porque nuestro lifestyle es muy parecido, nos hemos adaptado a los constantes viajes de trabajo que ambos tenemos. Él ha hecho videos musicales y comerciales, ha trabajado con artistas, como Gisele Bundchen y con marcas como Lego. Es muy reconocido en Nueva York y en Los Ángeles. Verlo ser tan feliz haciendo lo que le apasiona y creciendo juntos me ayuda a conectarme con lo que realmente quiero hacer. Él fue el que me animó a lanzarme a la actuación cuando me propusieron hacer la película, ya que como todo lo nuevo siempre se genera algunas dudas. Me dijo que lo único que necesitaba eran mis ganas de hacerlo. Estoy muy feliz de haberlo encontrado y de tenerlo en mi vida.
Se comprometieron a finales del 2018 en Machu Picchu. ¿Cómo van los planes de la boda?
Es difícil poner una fecha porque estamos bastante ocupados, enfocados en nuestros proyectos personales y en nuestros proyectos juntos. Lo único que sé es que, aunque queremos que sea algo muy íntimo, no podrá ser pequeño porque solo entre nuestra familia y amigos ¡somos un montón! Y también sé que quiero que sea lo más pronto posible.