Por: Adriana Garavito / Fotos por Bruno Perich

Con el cambio de temporada, cambian los planes. Salir de Lima en busca de buen clima, naturaleza y comida se hace parte de los fines de semana, y El Jardín, un café y vivero en Cieneguilla, es una encantadora opción a pocos kilómetros de la ciudad.

Encanto campestre

Grissell Gómez creció en un pequeño oasis a casi una hora de Lima, en Cieneguilla. Su padre armó un vivero dentro de casa, así que su vida en el campo ha sido muy distinta de la veloz vida de una gran ciudad. 'Sí, crecí entre plantas, pajaritos y muchas arañas', recuerda riéndose. Además, su madre es paisajista, así que el amor por las plantas y la decoración lo lleva en la sangre. Grissel estudió Hotelería; cuando llegó el momento de plantearse un negocio personal, esta idílica vida no podía dejarla irse muy lejos. Así que decidió abrir un café en casa y llamarlo El Jardín, así con esa calidez de atender en el propio patio.

El cafecito abrió sus puertas hace cinco años −hecho por el que está emocionadísima− y desde el inicio marcó la diferencia con el resto de los restaurantes campestres típicos en Cieneguilla. La estrella del menú no es el plato gigante de chicharrón (aunque sí lo ofrecen), sino la combinación de un buen café acompañado de postres, como cheesake de frutos rojos o de nutella, crocante de manzana con almendras y el clásico keke de zanahoria con el que todo empezó. También hay helados artesanales e infusiones herbales, y opciones saladas, como como la lasagna, ensaladas, pastel de choclo relleno de lomo, tequeños y variedad de spaguettis. Y la decoración, que está en manos de Grissell, es mágica. Buganvilias, helechos, suculentas, cactus, y tantas plantas más enredan al comensal en una sensación de libertad y tranquilidad.

El Jardín está justo en Nuevo Toledo, la avenida principal de Cieneguilla. Es imposible perderse por la buena locación y también porque sus puertas de madera de casi tres metros de altura captan la atención de cualquiera. Una vez dentro, uno se siente bienvenido, como en casa, y además de las plantas, uno es encantado por las mesas y bancas estilo vintage. El café cuenta con diversos espacios, unos más cerrados que otros, y mientras se espera el pedido se puede pasear por el vivero que ya tiene 25 años de inaugurado.

El clima de Cieneguilla ayuda, y mucho, pues el sol está casi siempre asegurado hasta la tarde. Así, sentarse a comer o tomar algo es un momento para olvidar el caos, el ruido y los tonos grises de Lima.

El espacio es tan cautivador que se ha vuelto popular y ha sido sede de varios matrimonios. De hecho, ha sido pie para un negocio paralelo en el que Grissell ofrece a los novios no solo el local para casarse, sino también la decoración y la comida. 'Es más, también organizamos pedidas de mano y sale todo muy lindo', comenta. Montar habitaciones y convertirse en un alojamiento también es un proyecto a futuro. Así, este jardín que es su hogar  y que es cuidado como tal, tiene como fin cumplir sueños: desde un evento único y romántico hasta el más simple, como el suyo, que es crear un rincón que va a otro ritmo y que tiene otros colores y sabores.

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