Es una tendencia que ofrece exclusividad, además de un lugar, un diseño y un momento únicos e irrepetibles. Con la estación del sol, las pop ups de verano llegan a Lima.
Casas como Prada y Armani ya han incursionado en esta tendencia que ha dado pie a propuestas creativas, como el camión brandeado que paseó por las calles a la colección de Alexander Wang x Adidas Originals o el Coco Game Club que Chanel instaló durante una semana en el techo de Galerías Lafayette en París. Las pop ups han dejado de ser simples espacios de venta temporales para convertirse en un verdadero statement de estilo para la marca, en una manera eficiente de acercarse a su público y en una herramienta clave para navegar en la escena del retail del futuro.
Las cifras lo demuestran: El sector inmobiliario ha visto aparecer una proliferación de arrendamientos de supercorto plazo para todo tipo de espacios comerciales, desde oficinas hasta museos y galerías de arte, informa un reportaje de Forbes. Estos negocios están valorados en unos US$50 millones y abarcan toda la industria del retail. La compañía de alquiler de espacios temporales inglesa, Appear Hear, asegura que inaugura alrededor de 300 pop ups al mes para marcas de retail de modas, diseño y gastronomía solo en Londres; y Splacer, la empresa estadounidense conocida como “el Airbnb de espacios para eventos”, mantiene aproximadamente 3000 alquileres activos.
En Lima hay varios ejemplos locales de eventos temporales que han logrado reunir el talento y la creatividad de marcas y diseñadores, y que han impulsado el intercambio con sus consumidores de una manera muy fresca y auténtica. Se pueden mencionar la pop up en el patio del MATE con el que se presentó Peruvian Fashion Council en abril; asimismo, las entretenidas propuestas del Jockey Plaza, como las de VNRO, Andrea Llosa y Pietá, que se caracterizan por su potente estética espacial: y es que esa es otra de las características de una pop up, que te tiene que encantar.
Verano Pop
Esa estimulante escena se incrementa con la llegada del verano, que siempre es promesa de propuestas nuevas y experiencias excitantes. Ejemplos hay muchos. Las pop ups de verano de Zimmermann ya se han vuelto un must para los amantes de la moda y del sol; apenas en julio pasado, durante el verano del hemisferio norte, Frances Valentine –la marca de la desaparecida diseñadora Kate Spade y de Andy Spade– montó su primera pop up en Sag Harbor en Los Hamptons. Otras marcas como Poupette St Barth también estuvieron en Long Island, esta última con una boutique temporal en Southampton. Imposible no mencionar la YSL Beauty Station, una estación de belleza que juega con el concepto de estación de gasolina, en plena carretera de Palm Springs; la colaboración entre Glossier y el estudio de paisajismo Lily Kwong en Seattle para crear un paraíso de productos de belleza, plantas, y toques de rosa y violeta; o la pop up que se organizó por tercer verano consecutivo en el Arthouse Hotel de Nueva York dedicado a todo lo floral: bouquets, coronas de flores y hasta cocteles con pétalos. Uno de los lugares más instagrameados del verano estadounidense.
Y es que con el sol, las mejores pop ups se mueven a la playa. En ese sentido, un renovado Boulevard de Asia apunta a ser la plaza perfecta para reunir a marcas de retail con los veraneantes que se desplazan por millares al sur, desde diciembre hasta Semana Santa. Su ubicación estratégica entre los balnearios y el alto flujo que sus comercios aseguran lo convierten en el lugar perfecto para montar experiencias ingeniosas y fotogénicas, que sorprendan a un público ávido de propuestas por el estilo. El “modo verano” del Boulevard y su onda relajada se prestan para experimentar con espacios lúdicos, generar el ansiado hype y conectar. Como toda relación de verano: que sea fugaz e intensa.