Por: Vania Dale / Fotos: Janice Bryson

Como la fonética de su nombre sugiere, YOY Lima Box Park es pura felicidad. Las más de cien propuestas gastronómicas encapsuladas en contenedores de colores nos reciben con los brazos abiertos, para ofrecernos lo mejor de sí en es ta ruta gastronómica que nos dejó con el corazón contento.

1. Tribu
Empezamos nuestro recorrido en Tribu, un bistró que rinde homenaje a la gran despensa que es la Amazonía fusionando sus principales insumos y acercando sus preparaciones al streetfood. Aquí probamos el tacacho Yoy –que no escatima en trocitos de cecina– coronado con langostinos a la parrilla, de sabor sutil que combina con la carne deshidratada, y emulsión de palta en el medio, lo que le otorga suavidad y cohesión al plato. Otra de sus propuestas es la amazon burger, toda una sorpresa. Son 200 gramos de asado de tira y otros cortes con queso fundido de Tarapoto, mantequilla de hierbas y cebolla caramelizada para un toque dulce. Tienen, además, variedad de cervezas artesanales y macerados.


@triburestaurante


2. Poke 51

Seguimos con Poke 51, un concepto que se ha posicionado rápidamente como una de las principales alternativas saludables y divertidas de la ciudad con su fusión de comida peruana y nikkei. Su causa 51, elaborada con tartar de salmón y kanikama sobre palta en rosa y como base causa de papa amarilla empanizada y frita, es una explosión de sabores y texturas que dejan claro que con creatividad e insumos de primera no se necesitan mayores aditamentos.

Otra muestra de esa innovación y frescura que caracterizan a Poke 51 es su club 51, un guiño al conocido sánguche de origen estadounidense que es en realidad una nueva versión del maki furai –nori incluido–, empanizado, frito al panko y listo para comer con las manos. Cada uno de los cuatro trozos es tan contundente como su emblemático poke bowl acevichado, una alternativa versátil –permite elegir entre atún, salmón, langostinos, pulpo y hasta tofu– y absolutamente contundente.


@poke.51


3. Antaño

Después de probar comida fresca y casi toda raw, estábamos listos para algo bien criollo. Antaño era la alternativa que andábamos buscando. Pedimos un clásico lomo saltado, que venía acompañado de papa amarilla tumbay y arroz, por supuesto; un tradicional caucau y una novedosa tortilla española bañada en jugo de seco, que se convirtió en nuestra nueva favorita. La sirven con pan frito en aceite de oliva, lo cual permite que se absorban todos los jugos y el sabor del seco, y es ideal para alternar bocados con la tortilla. Acompañamos este combo con un muy refrescante tinto de verano.

En esta taberna que rescata los sabores más tradicionales del país, podemos encontrar también sánguches –de asado, de bondiola que ellos mismos hacen, de pejerrey–, tapas y escabeches, y una amplia oferta de tragos que van desde los infaltables chilcanos y las cervezas artesanales hasta las sangrías y el peruanísimo pisco sour.

@autenticaantano


4. La vaca loca

La Vaca Loca fue nuestra siguiente parada y uno de nuestros sitios favoritos por ser toda una experiencia. Teníamos que probar el fetuccini al grana padano, el plato insignia del restaurante, que es preparado en la gran rueda del queso de 30 kg que le da el nombre. Primero, se flambea un poco de brandy y se vierte dentro del molde; luego, se echa la pasta previamente cocida y bañada en salsa aurora… y ¡listo!

Acompañamos esta maravilla con un corte de picaña, cuya grasa potencia los sabores de la pasta que son –en gran medida– responsabilidad del brandy, que le aporta cierto dulzor sin dejar percibir el alcohol. También tienen opciones para picar, como el chorizo de la casa –una mezcla de cerdo y carne de res– y las empanaditas tucumanas rellenas con retazos de sus diferentes tipos de carnes y sazonadas con esmero. El sabor ligeramente ahumado del chimichurri de pimiento, una de las varias salsas de La Vaca Loca, es perfecto para dar el toque final a las carnes.

Antes de irnos, decidimos hincarle el diente al flan casero, que es una mezcla de crema volteada y tocino de cielo de una cremosidad soñada. Háganse un favor y no se vayan sin probarlo: es celestial.


@lavacalocarestaurante


5. La Patarashkita 

Justo al lado de La Vaca Loca se encuentra el contenedor de La Patarashkita, así que aprovechamos de ir por una dosis más de puro sabor amazónico. Nos deleitaron con unas costillas de cerdo ahumadas en miel de cacao acompañadas de patacones; un plato que sabe tan bien como suena (así de ahumadito y así de meloso). El aroma a cacao mientras se cocina lo impregna todo y es realmente provocativo.

El siguiente plato que probamos fue el paiche, que se sirve sobre cama de lechugas, piña al almíbar –que ellos mismos preparan–, cecina crocante, nuez de mahambo, chonta y cortes coloridos de palmito teñido con beterraga. Además de su presentación impecable –un cuidado que también se deja ver en la decoración de su contenedor adornado con arte amazónico instagrameable de Harry Chávez–, los platos se alejan de la fusión y lo gourmet, y conservan los sabores tradicionales de la tierra en la que nació el restaurante hace 25 años.

El refresco de uva borgoña o una cerveza San Juan son acompañamientos ideales. Asimismo, tienen macerados con ingredientes de la selva.


@lapatarashkita


6. Agallas

Siguiendo la ruta de la comida de origen nacional, hicimos un stop en Agallas en busca de sabores marinos. Nos animamos por un cebiche Pimentel preparado con el pescado más fresco y acompañado de chinguirito, zarandaja y unas torrejitas de choclo que estaban en su punto. Como plato de fondo optamos por un clásico arroz con mariscos. No solo los mariscos tenían la cocción y textura perfectas, sino que además se trata de una porción bastante generosa. Imposible no quedar satisfecho.


@agallasperuanas


7. Vía Gioconda

Otra de las propuestas que nos sorprendió por su contundencia y el tamaño de sus porciones fue la de Via Gioconda. Ya nos habían advertido que su lasagna es espectacular, y estaban en lo cierto. Más de 600 gr de capas y capas de pasta artesanal, carne molida y salsas roja y blanca con la dosis exacta de queso, que no satura ni cubre los demás sabores. Un plato de balance perfecto y sabor excelente.

Recomendamos también el risotto en crema de ají amarillo y dados de lomo al fuego, y la deliciosa limonada de frutos rojos.


@gioconda.pe


8. Selectos Ibéricos

Antes de dar por finalizado nuestro recorrido, hicimos una parada estratégica en el box de Selectos Ibéricos para probar su tortilla española y sus bocatas, además de aprovechar para llevar a casa pan artesanal fresco y fiambres. Con la denominación de abacería española, el sitio ofrece todo tipo de productos del país de Rosalía –desde el tradicional turrón en todas sus variantes hasta más de 30 variedades de jamón ibérico, cuyas patas cuelgan de las paredes metálicas del lugar–.

Después de relajarnos con una copa de uno de los más de 140 vinos que ofrece su carta, nos provocó algo dulce. Sentimos curiosidad por la tarta de Santiago, un postre típico de Santiago de Compostela que nos dejó encantados. Hecho a base de almendras, azúcar, huevos y un toque de limón, este queque amelcochado y de dulce justo fue el cierre perfecto para un día redondo (en todo sentido).

@selectosibericos

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