Una de las decisiones más importantes que debe tomar una novia −y quizá la que más ilusión le genera− es el vestido. La directora de la popular plataforma de moda y lifestyle Cinnamon Style se casó usando dos looks diseñados por Noe Bernacelli. Aquí, la historia detrás de las propuestas.
Toda boda genera expectativa en quienes conocen a los novios. Pero cuando la novia tiene más de 421 mil seguidores de Instagram, la fiesta puede convertirse en uno de los eventos más seguidos y compartidos de las redes sociales. Eso ocurrió a principios de setiembre con Natalia Merino, fundadora de la página Cinnamon Style y probablemente la influencer de moda más exitosa en la actualidad, quien contrajo matrimonio con su socio y pareja Sebastián Guerrero. La novia iba compartiendo fotos y videos, y llegó a altos niveles de audiencia. Pero desde antes del matrimonio, su elección de vestido era uno de los temas más comentados.
El vestido de Grace Kelly y luego el de Kate Middleton, ambas con mangas largas de encaje, fueron siempre una inspiración para Natalia, por lo romántico, sofisticado y atemporal. Una vez que ya estaba comprometida, y al revisar revistas de novias, se enamoró del corte sirena: 'elegante y clásico, pero con un toque sexy y arriesgado que sabía quería tener ese día especial', explica Natalia. Es así que inició el proceso de búsqueda sabiendo que quería un vestido de manga larga, espalda escotada y corte sirena.
Finalmente, Natalia usó dos vestidos, ambos hechos por Noe Bernacelli, uno de los favoritos de las novias limeñas. El diseñador y la influencer se conocen desde el 2014 y ella ha sido embajadora de la marca. 'Nuestro objetivo desde el inicio de este proceso fue mantener la esencia de Natalia', explica el diseñador. Por eso, se le propuso dos piezas: la primera, para la ceremonia, fue un vestido romántico, delicado y sofisticado hecho con bordados; la segunda, para la fiesta, se trató de una propuesta más depurada y sexy. 'Fue increíble ver el resultado final y ver cada vestido tomar forma poquito a poquito, prueba a prueba', cuenta Natalia.
El primer vestido fue trabajado minuciosamente por especialistas de la casa de modas peruana. Tomó alrededor de 350 horas de bordado a mano. Presenta muchos detalles. Para empezar, tiene dos tipos de encaje (chantilly y Bruselas) aplicados estratégicamente a mano, incluido en el ruedo del vestido, en el crepé de seda y el tul. 'Todo el vestido fue bordado con cristales, incluidos cristales Swarovski. Los botones fueron forrados con el mismo encaje del vestido y las mangas mantuvieron el aspecto clásico que representa a Natalia', señala el diseñador.
El segundo vestido es una propuesta más depurada y sexy, hecho de seda, y apuesta por las copas características de Noe Bernacelli que siguen una tendencia lingerie. Además, se aplicó encaje a los laterales para delinear la silueta. Con sus propuestas, lo que el diseñador quería expresar era lo memorable de la novia.