Luego de 25 años dedicados a la industria de la moda en Milán, la peruana Musi Indacochea retorna al país representando a prestigiosas escuelas italianas de arte y diseño. Conversamos con ella sobre el futuro de la moda peruana y la especialización en el rubro.
Han pasado poco más de dos años desde que Musi Indacochea decidió volver al Perú y volcar toda su experiencia en moda a la educación. Actualmente, dirige Study Milan, una plataforma de asesorías educativas especializada en carreras creativas —diseño, moda, música, entre otros—, cuya oferta incluye desde maestrías hasta cursos de verano.
Luego de años en el marketing de la moda, ¿qué te motivo a virar hacia la educación?
El Perú y mis ganas de aprender. Cuando se me presentó la oportunidad de promover convenios con universidades en Perú y Argentina, tenía muchas ganas de volver al país pero también quería seguir aprendiendo, y cuando trabajas en educación siempre aprendes: de los estudiantes, de los eventos que organizas, de todo. La docencia es una fuente de aprendizaje constante.
¿Cuánto ha cambiado el panorama de la moda en el Perú?
Muchísimo. Y en positivo. La nueva generación de diseñadores es bastante más abierta. Temas como la sexualidad o la independencia de la mujer, que en mis tiempos eran tabú, ahora se discuten con libertad. También noto una creatividad multiétnica, identificada con sus raíces. No solo se trata de firmas reconocidas como Escudo y Ayni. Hay muchos emprendimientos pequeños que han apostado por el monoproducto (ponchos, bolsos, calzado) inspirado en nuestra cultura.
Entonces, hay futuro en el rubro…
Claro. La moda está alineada al arte, a la cultura y a la economía. Así como la gastronomía ha significado una importante vía de crecimiento para el país, la moda también tiene potencial y es importante que se desarrolle con identidad. No será simple, pero el camino es ese. Debemos hacer conocer la moda peruana a partir de sus particularidades.
¿Qué nos falta para despegar como industria?
Formar alianzas. Todos están haciendo cosas muy interesantes pero de manera individual, y pierden fuerza si no hay apoyo entre sí. El mercado mundial no es fácil, requiere de sistemas de comunicación y distribución. PromPerú está haciendo esfuerzos al igual que el museo MATE, a través de la Bodega MATE, que elige las mejores piezas del Perú y Latinoamérica y las coloca ahí a disposición de los visitantes.
¿Qué aspectos debe explorar la moda peruana?
En las últimas dos Semanas de la Moda en Milán (setiembre 2018 y febrero 2019) la palabra más repetida ha sido sostenibilidad. Ya no es un detalle, es una urgencia. El Perú puede ser bastante sostenible si se lo plantea. La fibra de alpaca, por ejemplo, es una de las materias primas con mayor proyección internacional, es muy sofisticada y valorada. Si a eso le sumas el uso de tintes vegetales y se trata con respeto a cada uno de los componentes de la cadena productiva, estamos dando un paso adelante pensando en ese consumidor que ahora es mucho más consciente.
Volviendo a la educación, ¿qué es lo que más admiras de las nuevas generaciones?
La mujer peruana de 30 años me tiene impresionada. No conoce límites a su ambición, a su realización como madre y profesional. Ella se come el mundo. No te imaginas la calidad de mujeres que estoy conociendo a través del marketing de la educación.
Recientemente el MATE y Study Milan realizaron el seminario internacional 'Diseño textil, tecnología y tradición'.
Sí, el evento marcó el inicio de una alianza educativa que beneficiará a los jóvenes peruanos. El MATE es el lugar adecuado para promover estudios creativos. Ambos compartimos una visión similar y el objetivo de fortalecer la oferta de estas carreras en el país. Hemos empezado con un evento académico dedicado al diseño y a la moda, con el respaldo del Istituto Marangoni de Milán, pero hay más planes a corto plazo.
¿Cuál es tu balance de este primer evento?
Fue sold out y tuvimos las salas repletas. Asistió un buen número de diseñadores, fotógrafos, empresas de manufacturas y sobre todo estudiantes de la UPC, PUCP, Mod’Art y Chío Lecca. En las mañanas se convocó a los protagonistas de la escena de la moda peruana, como Christian Duarte, Meche Correa, Chiara Macchiavello y Adriana Cachay. Por las tardes, se dictaron clases maestras a cargo de la líder del programa de Diseño de Moda de Marangoni, Alessia Zambonin. Ella, además de ser profesora, es una ilustradora importante. La clase de ilustración, que fue la última que se impartió, fue muy emocionante. Habló del toque manual, que está regresando fortísimo a áreas como la caligrafía y el dibujo.
Las expositoras peruanas han tenido muy buena acogida…
Creo que hay una fuerte necesidad de identificarse con referentes locales, oír sus testimonios. La mayor parte de las personas que están guiando la moda peruana, desde Anais Yucra hasta Paola Gamero, pasando por Claudia Jiménez, han estudiado en el extranjero y han compartido su experiencia en esos días.
¿Qué impresión se llevó Alessia Zambonin de la escena creativa local?
Ha quedado admirada no solo con el trabajo que se está haciendo acá, sino también con la juventud creativa peruana. Las preguntas que hacían los chicos y las ganas de no perderse nada del mundo donde la moda está en primera fila, le fascinó. También visitamos el museo AMANO y me dijo: 'de aquí pueden salir 200 colecciones, mínimo'. Somos privilegiados, tenemos una herencia textil increíble.
¿Qué otros proyectos se vienen en colaboración con el MATE?
Dentro de unos meses vamos a organizar una semana enfocada en el diseño industrial. En julio, una clase maestra a cargo de una profesora del Istituto Marangoni de Florencia. La semana pasada, además, estuvimos visitando la PUCP, la Universidad del Pacífico y la USIL. El objetivo es lograr acuerdos de intercambio estudiantil y postgrado.